27 de julio 2016 - 20:16

Relaciones peligrosas: de compañero a jefe

RR.HH. Se quiera o no, un ascenso cambia el equilibrio laboral en cualquier ámbito. Cuando un empleado pasa a liderar y supervisar el trabajo de quienes eran sus pares, la relación entre los individuos queda expuesta a tensiones, celos y desconfianza. Especialistas consultados por Ámbito Biz explican cómo afecta esto el clima en la oficina y cómo minimizar los riesgos.

Relaciones peligrosas: de compañero a jefe
 El código de etiqueta en la oficina marca el tratar de mantener la mejor relación posible entre compañeros. Con ese fin, cenas, partidos y charlas de fútbol, entre otros asuntos extralaborales, son recurrentes. Sin embargo, ese equilibrio a veces se rompe cuando un miembro del equipo es ascendido y pasa de ser un par a ser el jefe, con lo que suelen aparecer las tensiones, los celos y la desconfianza. "¿Por qué a él y no a mí?", es una pregunta que suele nacer en los pensamientos de quienes eran compañeros, y esa sensación de frustración puede condicionar fuertemente el futuro de la relación laboral y personal.

"Es muy frecuente en las organizaciones, al momento de producirse un ascenso, que se generen situaciones 'tóxicas y celos' entre el ascendido y quienes por mucho tiempo fueron compañeros e incluso amigos. El ser promovido a jefe siempre supone nuevos desafíos y responsabilidades y más aún cuando pasamos a ser jefe de nuestros 'amigos'...", opina Miguel Alfonso Terlizzi, director general de HuCap. Y agrega: "Esta situación trae aparejada en muchos casos el quiebre de las relaciones personales, algo que no tiene por qué suceder y como nuevo jefe (líder en realidad) es uno de los principales desafíos al que se verán envueltos, para evitar que el clima en las organizaciones, el cual hace a la calidad de vida profesional de los colaboradores, impacte negativamente en la productividad de los mismos y por ende en los resultados del negocio". Pero aclara que "el mero hecho de ser promovido no impide que el colaborador pueda seguir compartiendo una amistad con algunos de sus compañeros, siempre y cuando se conversen y trabajen las bases de la nueva relación jefe-empleado".

Para Laura Bitocco, gerente general de Hidalgo & Asociados, estas situaciones "sensibles" provocan "rispidez" porque en muchos casos existió una competencia por el puesto, pero que con distintas estrategias de trabajo y comunicación puede manejarse eficientemente.

Según Daniela Chiarelli, gerente nacional de Selección en Bayton, el vínculo emocional en el grupo debe ser tomado en cuenta por las empresas antes de promover un ascenso de estas características. Más allá de un inicial proceso de adaptación a los nuevos roles, considera que "si una promoción afecta el vínculo personal entre los miembros, estaría expresando una rivalidad previa, posiblemente encubierta", por lo que los equipos de recursos humanos deben prever posibles conflictos o buscarle soluciones a futuro para que no afecten el desempeño de la organización. Pero destaca que "si la compañía tiene un criterio claro y trasparente establecido para la promoción interna, en realidad puede mejorar la productividad".

En la misma línea, Terlizzi sostiene que "mezclar las situaciones personales y laborales con el paso del tiempo impactará en el desempeño de la empresa y consecuentemente en los resultados del negocio. Hay que trabajar para que esto no suceda".

Para evitar estos quiebres, los expertos remarcan algunos puntos. De parte del que no logró escalar, hacer una autocrítica si se siente frustrado. Mientras que para los flamantes jefes es necesario "humildad" y "grandeza". En el primer caso para no sentirse más que el resto; en el segundo, para aceptar los roces que surjan. Sin embargo, tampoco pueden seguir siendo uno más, porque el cargo genera nuevas responsabilidades. Además, se requiere un adecuado manejo de la comunicación entre las partes y, de ser necesario, que se explique con precisión al resto del equipo los motivos del ascenso.

"La persona que asumió el rol de liderazgo debería tener las competencias adecuadas no sólo para ocupar el rol, sino para poder manejar una relación con un alto tinte emocional y posicionarse en el nuevo puesto sin desatender los resultados de la operación. Por otra parte el equipo puede ver positiva la idea de que los jefes no vienen del mercado sino que son crecimientos internos que promueve la organización", sostiene Bitocco.

"Aislarse, dar órdenes sin escuchar las opiniones del resto, sentirse y creerse superior no llevarán a buenos resultados. A su vez, saber aprovechar el conocimiento que posee del equipo de trabajo, ya que se compartió mucho tiempo como par, es hacer de ello una oportunidad, conoce sus fortalezas, las oportunidades de mejora y las diferentes características que hacen al grupo humano que va a liderar", dice Terlizzi.

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