11 de noviembre 2005 - 00:00

Cupones bursátiles

Decididamente malo resultó el mercado que sucedió al encuentro de los presidentes americanos, porque no solamente se vio impedido de levantar la puntería de sus variables iniciales -el viernes- sino que acentuó los contornos negativos. Y agregando un descalce, la pérdida de esa elasticidad que venía poniendo a salvo los precios, durante la rueda del martes. Que se manifestó en un volumen apenas creciendo -a los $ 66 millones- y produciendo 2 por ciento de baja en los precios. Se fue al diablo aquello que tantas veces comentamos sobre el grado de estabilidad que alcanzaban las cotizaciones, soportando violencias de ampliaciones y contracciones de volúmenes.

Bueno, llegó el momento en que el desequilibrio se hizo presente y puso en aprietos a un Merval que estaba volando camino de los 1.700 puntos, al que se le quebró un ala y se encontró viendo de cerca, otra vez, el piso de los 1.600 puntos. Caray... ¿qué pasó? ¿Tan escaso nivel de aceptación a determinados precios? ¿O los compradores querían «chuparse» las posiciones de oferta y sabiendo que igual seguirían apareciendo abajo?

Lo que comentamos acaso pasa inadvertido, es un pequeño pasaje en el trayecto del año, posiblemente se borre en un par de ruedas. Mejor que sea así. Pero nos gusta seguir y apuntar tales desfases y quebradura de armonías. Se vio un mercado al que toda venta le quedaba holgada, como si tuviera un par de talles más que las espaldas que poseía la compra.


No puede la plaza decaer en 2%, con solamente $ 66 millones de efectivo. Salvo que se produzca un inmenso vacío de contrapartidas como si hubiéranse ausentado ante las primeras conclusiones serias de lo sucedido en Mar del Plata. Por una parte, ese mensaje de que Estados Unidos no hará nada, ni a favor ni en contra, respecto del acuerdo con el Fondo que procuraban fuera «subsidiando» por una luz verde, proveniente del principal socio de la entidad (Estados Unidos, claro). A continuación, se deslizó que -en verdad se procuraría extender el suspenso por todo 2006, sin ir de frente contra el FMI faltando el respaldo de quienes las huestes de la «anticumbre» se dedicaron a apostrofar.

Facturas que se pagan, dirían en buen romance y esa dualidad de fogonear un frente contra, mientras debía pedírsele favores al enemigo.


El mercado mostró sus primeros efectos con esa caída o de negocios que desembocó en el mal mayor: una preponderancia de órdenes de la oferta, a la que se debió ir absorbiendo dejando que los precios filtraran. Siempre existe una cuestión detrás, para que se produzcan esos descalces entre las fuerzas. El inicio de la semana fue así francamente vendedor, hecho que le incorporó tal «picante» a ruedas que podían verse sumamente monótonas. Quizás, si aparece la otra fase, del «barrido», se formalice un período entretenido por demás.

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