2 de agosto 2004 - 00:00

Dos medidas que pueden beneficiar al agro: gobierno bajaría retenciones y Europa eliminaría subsidios

El gobierno se hizo eco de los reclamos del campo y prometió eliminar las retenciones en 2006, siempre y cuando logre un buen acuerdo con el FMI. La promesa suena como una buena intención a los oídos de los productores y llega en un momento en el que los precios de la soja se estabilizan en un nivel bajo, generando inquietud no sólo en los productores sino en el fisco, ya que es la principal fuente de ingresos para el país. La posible eliminación de las retenciones no sería la única noticia esperanzadora para el campo. Este fin de semana se destrabaron las negociaciones dentro de la OMC, y Europa y los Estados Unidos prometieron comenzar a eliminar por lo menos parte de sus subsidios agrícolas desde 2006 o 2007. Lo primero que terminaría es la totalidad de la ayuda a las exportaciones primarias, donde la Argentina es más que competitiva.

Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina, junto al ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien el viernes recorrió durante más de cinco horas la Exposición Rural de Palermo.
Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina, junto al ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien el viernes recorrió durante más de cinco horas la Exposición Rural de Palermo.
La respuesta que el campo estaba esperando y que no llegó en el único discurso oficial (el del secretario de Agricultura, Miguel campos) escuchado durante la inauguración de la 118ª Exposición Rural de Palermo, fue dada luego del acto por el ministro de Economía, Roberto Lavagna, a un círculo pequeño de productores: «Las retenciones serán eliminadas recién en 2006, si el acuerdo con el Fondo Monetario es satisfactorio». Además, dependería del mantenimiento de los precios internacionales de la soja y otros cereales.

Ya Néstor Kirchner, el presidente de la Nación, le había anticipado a Luciano Miguens, presidente de la Sociedad Rural Argentina, que los derechos a la exportación no serían eliminados en el corto plazo. En el sector agropecuario descontaban que las retenciones no terminarían en un lapso breve, porque los precios de la soja cayeron durante los últimos meses y las cuentas fiscales disminuyeron al compás de la baja de la oleaginosa. De hecho, a principios de año el Estado recaudaba $ 800 millones mensuales por retenciones y ahora el ingreso se sitúa en $ 600 millones.

Además, cualquier intención de eliminar progresivamente el impuesto, aun para las pequeñas economías extrapampeanas, que significan poco en recaudación fiscal, es desestimada pese a que implica solo $ 100/150 millones anuales por retenciones.

Es más, las mismas palabras de Lavagna serían relativizadas ante el hecho de que se está hablando de una proyección condicionada que se concretaría recién en un año y medio. La rebaja de la presión impositiva sobre el campo y la refinanciación de los pasivos para los productores endeudados con el Banco Nación fueron los principales reclamos presentados por el presidente de la Rural Argentina, Luciano Miguens, durante el acto central de la tradicional muestra anual de la entidad.

«El tema impositivo ocupa un lugar prioritario entre las preocupaciones de toda la cadena agroindustrial», señaló el dirigente, en su discurso de la 118ª Exposición Rural.

Miguens se quejó de que el campo sea considerado «un
gran evasor impositivo» a pesar de ser el principal contribuyente al Tesoro nacional, y destacó que «sería más honesto admitir que estamos inmersos en un sistema tributario perverso, donde el contribuyente sometido a una presión intolerable no puede pagar, y el fiscalizador, envuelto en la maraña de su burocracia, no puede controlar».

«Estamos desaprovechando una coyuntura ideal para introducir modificaciones tributarias que tiendan a reducir la carga impositiva sin menoscabo de los recursos que necesita el Estado para cumplir con su real función.» «Si se redujera sólo una parte de las retenciones -agregó Miguens-, en poco tiempo el efecto multiplicador del empleo borraría buena parte de la marginación y la pobreza del país.»

Miguens reclamó también un reconocimiento de los aportes de la agroindustria a la economía nacional, que « parecen no visualizar los responsables de decidir y los encargados de proyectar» el esquema impositivo. En el plano financiero,
objetó las tasas de 18 por ciento anual que aplica el Banco Nación para las deudas de los productores y pidió también a la banca privada «adecuarse al actual escenario» para que «la recomposición del crédito» ayude a la recuperación de todos los sectores.

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