17 de junio 2002 - 00:00

El G-7 es optimista con el mundo, pero no con la Argentina

El primer ministro de Canadá, John Manley, cierra la reunión del Grupo de los 7. A su lado están el secretario del Tesoro de EE.UU., Paul ONeill; el ministro de Finanzas de Alemania, Hans Eichel, y el de Italia, Giulio Tremonti.
El primer ministro de Canadá, John Manley, cierra la reunión del Grupo de los 7. A su lado están el secretario del Tesoro de EE.UU., Paul O'Neill; el ministro de Finanzas de Alemania, Hans Eichel, y el de Italia, Giulio Tremonti.
Halifax - El fin de semana, la Argentina perdió otra esperanza cuando el Grupo de los 7 (G-7) dijo en esta ciudad de Canadá que tiene que «trabajar mucho» más con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Hasta ese momento se creía que el FMI era el más duro y que el G-7 era el que presionaba al organismo multilateral para que acuerde con la Argentina.

El grupo, que deliberó en Halifax, está integrado por los 7 países más industrializados del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.

El G-7 elogió las reformas argentinas, pero al decir que debe encarar un programa de reformas sostenible, está aludiendo a las cualidades que le faltan al actual gobierno: poder político, seguridad jurídica y confianza de los inversores.

«La Argentina debe producir un programa convincente, y bajo esas circunstancias, seríamos capaces de ayudar»
, dijo el ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, después de que los ministros del G-7 emitieran una declaración en la que llamaban a Buenos Aires a cooperar con el FMI.

Los países del G-7 son los principales accionistas del FMI y su voto es decisivo. Es un error creer que el pensamiento del G-7 es distinto del del organismo. Ellos saben que cualquier ajuste que encare la gestión de Eduardo Duhalde no tendrá como premio la reactivación porque no van a aparecer inversiones ni mejorará el consumo, ya que los extranjeros se sienten discriminados y los ahorristas defraudados. Otro dato grave para el G-7 es que la Argentina sigue en default y no ha tomado ninguna acción concreta para salir de él.

«Nos sentimos alentados por el significativo progreso hecho por la Argentina al reformar el marco fiscal que abarca a las provincias y enfrentar sus leyes de bancarrota y «subversión económica». Sin embargo, se necesita hacer mucho más, especialmente con respecto al marco monetario y la reestructuración bancaria»
, dijo el G-7 en sus conclusiones.

Además, los ministros del G-7 intentaron transmitir optimismo sobre la situación mundial. Los analistas no comparten tantas esperanzas. En cambio, el secretario del Tesoro de Estados Unidos,
Paul O'Neill, dijo que «lo que es importante son los datos fundamentales de lo que pasa en la economía real. En un momento o en otro, los mercados van a reflejar la fuerza intrínseca de la economía» estadounidense, dijo. El crecimiento de Estados Unidos en 2002 será de 3% a 3,5% y los mercados crecerán antes de lo previsto, estimó.

•Sin pronunciamiento

Según O'Neill, los inversores «sobrerreaccionaron» a los escándalos financieros que sacuden a empresas de Estados Unidos, que son «casos aislados y no un fenómeno general».

En materia cambiaria, el G-7 no se pronunció oficialmente, pero europeos y estadounidenses parecen aceptar el retroceso del dólar frente al euro y al yen, iniciado en abril. Sin embargo, O'Neill dijo que
«tenemos una política a favor de un dólar fuerte y no tenemos la intención de cambiar esta política».

Además del tiempo que le dedicaron a la situación argentina, los ministros del G-7 redactaron un comunicado final el sábado cuyas principales conclusiones fueron las siguientes:

Reactivación mundial: «Desde nuestra última reunión, nuestras economías no dejaron de fortalecerse y deberían continuar así por el resto del año. Nuestras perspectivas futuras son alentadoras. Enfatizamos la importancia de la transparencia, incluyendo el sector privado, para el buen funcionamiento de los mercados en cualquier parte».

Crisis financieras: «Seguimos activamente el plan de acción que adoptamos en abril para mejorar las predicciones para los mercados emergentes al reforzar la prevención y la resolución de crisis. Colaboramos con el FMI y otros organismos para hacer avanzar este asunto».

Financiamiento al terrorismo: «Nuestro plan de acción (contra el financiamiento al terrorismo) solicita la cooperación internacional para terminar con el flujo de fondos terroristas, para proteger el sistema financiero internacional del abuso y para mejorar la transparencia». Los ministros pidieron al Grupo de Acción Financiera sobre el Blanqueo de Capitales (GAFI) que «determine los países que deberían ser objeto de una evaluación de seguimiento y de una ayuda técnica de parte del FMI, del Banco Mundial y de las Naciones Unidas».

Impuestos: «Llamamos a todos los países a que permitan el acceso a la información bancaria y el intercambio de esa información con fines relativos a impuestos. Los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) deberían dar el ejemplo. Se necesita urgentemente progresar en esta área y pretendemos revisar el desarrollo en nuestra próxima reunión».

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