En los primeros nueve meses de este año el gasto primario acumulado bajó 5,1% en términos reales si se compara con igual período de 2022. El dato deja entrever que, por lo menos hasta ese momento, las medidas que dispuso el Ministerio de Economía no habían tenido mayor impacto. Algo que tal vez cambie con los números de octubre.
El gasto primario acumulado hasta septiembre bajó 5,1% real
Aunque el Gobierno trató hasta aquí de ser cuidadoso con el frente fiscal, hubo un fuerte deterioro de los ingresos debido a la sequía. El déficit pegó un fuerte salto.
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Según informó el Palacio de Hacienda, en septiembre se registró un déficit fiscal primario de $380.473 millones, que fueron el producto de ingresos corrientes por $3,2 billones y de gastos corrientes por $3,6 billones. Eso implica que en el primero de los casos hubo un incremento nominal del 95% y en el segundo de 129,8% comparado contra una inflación anual de 138,3%.
Los datos oficiales confirman que el Palacio de Hacienda estuvo haciendo un recorte real del gasto a lo largo de 2023 pero que se quedó muy atrás de lo necesario para acotar el déficit fiscal, sobre todo porque hubo un derrumbe de los ingresos tributarios. Eso tiene que ver con que para cerrar 2022 hubo un anticipo de ingresos que corresponden a este año, como ser el pago extraordinario del Impuesto a las Ganancias y el dólar soja que se llevó liquidaciones de exportaciones del primer trimestre al último del año pasado. Sumado a ello la sequía hizo que los ingresos estuvieran muy por debajo de lo esperado.
En lo que va de 2023, según datos oficiales, el Gobierno acumuló un déficit fiscal de $2,6 billones, una cifra que estaría cubierta con el financiamiento neto acumulado hasta el momento por el Tesoro nacional a través de licitaciones de deuda en pesos. El gasto primario en ese período ya se ubicó en los $23,3 billones.
También es cierto que tratar de comparar el frente fiscal de 2023 con el del año pasado resulta algo más complejo de lo habitual, en función de los cambios en las condiciones. Una de ellas, por ejemplo, deviene de que en 2022 se podía contar ingresos corrientes provenientes de “rentas de la propiedad” como producto de la colocación primaria de bonos lo que deja una rentabilidad contable. El año pasado fue del 0,3% del PBI, y este año no se pueden contar. Por caso la planilla oficial revela que por ese recurso el año pasado hubo un pequeño superávit fiscal de $5,284 millones, que comparado con el quebranto de este año arroja un absurdo crecimiento del 7.500%.
El Ministerio de Economía explicó que “para el periodo enero-septiembre, el impacto de la sequía en la recaudación asociada a los derechos de exportación que percibe el Estado Nacional, representó una caída aproximada de más de $1,1 billones (0,7% del PBI) respecto a las proyecciones contenidas en la Ley de Presupuesto 2023”. “De no haberse producido esta merma, el déficit primario del Sector Público Nacional acumulado entre enero y septiembre presentaría una mejora de la misma magnitud”, señala el comunicado oficial.
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