Virtuales. Sin estridencias de ninguna de las partes. Con contenido concentrado en lo técnico. En lo posible, de manera discreta y sin que trasciendan los puntos de debate. Por otro lado, no habrá fecha de finalización de los encuentros. Durarán mientras haya temas que debatir. Así será desde hoy la primera misión de fiscalización obligatoria del Fondo Monetario Internacional (FMI), de control de metas y objetivos correspondientes al acuerdo de Facilidades Extendidas firmado entre Argentina y el organismo internacional. En este caso, se analizarán los números y porcentajes correspondientes al primer trimestre del 2022; y, se supone desde Buenos Aires, será exitosa y aprobada por el jefe de la cruzada, el director gerente para el Hemisferio Occidental, Illan Goldfjan.
Arranca hoy el primer examen (virtual) de Guzmán ante el FMI
No hay fecha de finalización de los encuentros. Continuarán mientras haya que discutir números y porcentajes. Todo está estipulado en el acuerdo.
-
El FMI avaló las medidas del Gobierno, pero recuerda que deben cumplir con las normas internacionales sobre lavado de activos
-
"Dólares del colchón": con el anuncio, el Gobierno elude advertencias del FMI y del GAFI

Las reuniones serán por pantalla, y desde Washington estarán presentes requiriendo datos la secretaria adjunta para el Hemisferio Occidental, Julie Kozac, y el encargado del caso argentino, Luis Cubeddu; quienes junto con otros y otras funcionarios del Fondo pedirán datos al ministro de Economía Martín Guzmán, el delegado local ante el FMI Sergio Chodos, el presidente del Banco Central Miguel Pesce y un puñado más de representantes del Ejecutivo local; entre quienes no habrá ningún hombre o mujer que pueda generar ruidos políticos tanto en Washington como en Buenos Aires.
La proyección que se hacía este fin de semana desde el Palacio de Hacienda, es que más allá de discusiones puntuales sobre objetivos en temas obvios como la inflación (en teoría el único terreno donde ya se sabe que el país no cumplirá promesas), el resto del análisis se concentrará en lo que se proyecta para lo que queda del año, y la explicación desde las oficinas locales sobre cuáles serían los mecanismos y políticas para cumplir las metas monetarias, fiscales y cambiarias, y las aclaraciones técnicas sobre la marcha de las dos grandes reformas estructurales comprometidas por Guzmán para este año: al aplicación de la suba de la presión impositiva sobre el impuesto inmobiliario en todo el país y la suba de tarifas de servicios públicos. Como se trata de compromisos que no debían ejecutarse en el primer trimestre, no correspondería (piensan en Buenos Aires) que el FMI tenga argumentos para cuestionar lo que se transmita desde las oficinas locales; con lo que cualquier sospecha sobre las trabas políticas que tenga el gobierno de Alberto Fernández para aplicar las reformas debería pasar a formar parte de futuras objeciones en próximas misiones. Pero no en la que comienza esta semana.
Guzmán y su gente espera que lo que se viva de manera virtual desde hoy entre Buenos Aires y Washington, sea una continuidad de lo conversado personalmente por el ministro en la sede del organismo, durante su participación en la asamblea Anual de Primavera Conjunta del FMI y el Banco Mundial de abril pasado. En ese evento el funcionario (junto con Pesce y Chodos), tuvieron encuentros con la directora gerenta Kristalina Georgieva, la número dos Gita Gopinath y Goldfjan.
En diálogos privadísimos, se habló de la marcha del Facilidades Extendidas y los esfuerzos locales por cumplir lo comprometido. Y también, obviamente, las cuestiones políticas locales que lo jaquean. Guzmán, Pesce y Chodos confían en haber encontrado comprensión en Washington, y que más allá de cuestionamientos fiscalizadores generales (y con razón), el resultado final sea el de una aprobación. A la espera de controlar en realidad los números y porcentajes del primer semestre completo, algo que ocurrirá hacia julio o agosto cuando se concrete la segunda misión comprometida el 25 de marzo, cuando el board del organismo aprobó el acuerdo.
Se sabe que habrá metas y objetivos cuestionados desde Washington. Sin embargo se confía en Buenos Aires que esto no implicará la caída del acuerdo, que Washington aceptará el incumplimiento. Siempre y cuando los dos principales compromisos no se alteren. El déficit fiscal de 2,5% de tope y las reservas aumentando u$s5.800 millones este ejercicio (con una actualización real del tipo de cambio y una reducción de la brecha entre los dólares legales e ilegales), innegociables para el FMI. Suponen en el Ejecutivo que para aquella primera misión en estas dos metas será relativamente fácil de demostrar que se está en el buen camino, con lo que hay optimismo ya en que, para el segundo semestre y pese al alza de los precios, el acuerdo podría seguir con vida.
Dejá tu comentario