Roberto Lavagna advirtió ayer que las políticas económicas heterodoxas no pueden quedarse en «un distribucionismo de discurso» y destacó que el Estado no debe «invadir la actividad privada». Durante su participación en un seminario organizado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires, el ex ministro volvió a criticar al gobierno, pero no habló de su eventual candidatura en 2007.
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En su discurso (no quiso hablar luego con la prensa), se refirió principalmente a la situación latinoamericana. Con esa excusa, volvió a manifestarse en contra del ingreso de Venezuela como miembro del Mercosur ya que «marcaría un cambio de agenda en cuanto a democracia y economía de mercado». Nada decía sobre este tema cuando surgió durante su gestión.
El rol del Estado en el esquema económico de la Argentina no debe ser ni ausente ni uno que invada la actividad privada en general.
En la Argentina, el péndulo había estado inclinado hacia la derecha en lo ideológico, pero en las crisis siempre se mueve hacia la izquierda o el populismo. Esto no es bueno ni malo, sino que es un riesgo si no se refuerzan las instituciones democráticas y no se evita la concentración del poder.
Así como hay que cuidarsede los eternos retornos de las ortodoxias basadas en el ajuste permanente, también hay que cuidarse de ciertas heterodoxias, que son aquellas del distribucionismo del discurso que desatienden el proceso de creación de riqueza.
Con una economía excepcionalmente fuerte, no podemos desatender las cuestiones institucionales, reglas, contratos y el funcionamiento de la democracia. La macroeconomía y las instituciones van de la mano.
La derecha nos decía que las políticas económicas eran buenas, pero los resultados eran malos, porque el país tenía malas instituciones. En realidad, esas políticas eran malas, y terminaban destruyendo a las instituciones.
El acercamiento a Venezuela desde lo económico está bien. Estados Unidos se abastece de combustible de ese país. El problema está en si esa relación se utiliza para introducir datos políticos. Con el ingreso de Venezuela al Mercosur habrá cambios en cuanto a democracia y al concepto de economía de mercado. Chávez quiere ser reelecto hasta 2025 y reorganizar la economía de su país bajo un patrón socialista. No podemos permitir que un nuevo integrante del bloque cambie la agenda.
América latina ha ido perdiendo relevancia en el mercado global y ha tenido resultados pobres respecto de los países del sudeste asiático al comparar las tasas de crecimiento, la producción per cápita, la participación en la producción de bienes manufacturados y la distribución del ingreso.
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