Aturde tanto silencio. En conversaciones reservadas, los principales referentes del empresariado argentino –industriales, comerciantes, agropecuarios y líderes energéticos– expresan una inquietud creciente por el rumbo económico del país en 2025.
Lo que el círculo rojo no se anima a decirle a Javier Milei: empresarios alertan por desequilibrios del modelo
El diagnóstico de empresarios, industriales y ejecutivos arroja luces amarillas con el gobierno de Milei. Aplauden la estabilización pero piden crecimiento.
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El entusiasmo inicial de los empresarios se desvanece ante una desaceleración económica pronunciada.
El "círculo rojo", el influyente grupo de empresarios, y los analistas -a los que se suman indirectamente algunos asesores y formadores de opinión-, reconocen los "avances" del gobierno de Javier Milei en estabilización macroeconómica, con una inflación que cayó de 211,4% en 2023 a 117,8% en 2024, según el INDEC, y un orden fiscal que ha mantenido un respaldo político significativo, según sondeos como los de BBVA Research.
Sin embargo, el entusiasmo inicial se desvanece ante una realidad alarmante: una desaceleración económica pronunciada, restricciones crediticias que comienzan a asfixiar, un mercado laboral en deterioro, una presión fiscal y regulatoria que -sostienen- estrangula al sector productivo, una pérdida de confianza del mercado financiero y el riesgo latente de una crisis cambiaria. Con tono de urgencia, los empresarios exigen un "cambio" que priorice la producción, la inversión y la competitividad, antes de que el segundo semestre de 2025 derive en un escenario de mayor inestabilidad.
El motor económico se apaga: el fin del rebote de 2024
El impulso económico de 2024, sostenido por una política de estabilización que ancló el tipo de cambio, señalan, se ha agotado con rapidez. Según el INDEC, el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 5,8% interanual en el primer trimestre de 2025, pero el crecimiento trimestral se desplomó a un 0,8%, en contraste con el 3,9% y 2,0% de los trimestres tercero y cuarto de 2024, respectivamente. "El rebote de 2024 se acabó antes de lo esperado, y ahora enfrentamos un estancamiento que nos tiene más pesimistas", sentencia un industrial de la provincia de Buenos Aires, apuntando a la sobrevaluación del peso como un factor clave que erosiona la competitividad.
Los indicadores oficiales confirman esta percepción. El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró una caída del 1,8% en marzo de 2025 respecto a febrero, y estimaciones privadas del estudio Orlando Ferreres señalan una contracción del 0,2% en mayo. En las últimas horas, algo de alivio trajo el indicador de abril, con una suba de 7,7% en comparación al mismo mes del 2024, por lo que en el primer cuatrimestre del año, la actividad económica subió 0,9% en comparación con el mismo período de 2024. En comparación contra marzo, el EMAE creció 1,9%, aunque hay quienes advierten de desequilibrios en el reparto del crecimiento.
Precisamente, la recaudación de ingresos brutos en las provincias refleja un retroceso en sectores como la manufactura, el agro y el turismo interno, evidenciando un enfriamiento generalizado. "La incertidumbre sobre la salida del cepo cambiario paralizó las decisiones de inversión y consumo", explica un empresario del sector retail, cuya preocupación se refleja en la caída sostenida de las ventas minoristas. Este escenario pone en jaque la sostenibilidad de las empresas que dependen del mercado interno, alimentando temores de una recesión más profunda.
Política monetaria: el alto costo de la estabilidad
La estrategia monetaria del Banco Central de la República Argentina (BCRA) es un foco central de críticas, sobre todo de los analistas que asesoran empresas. Para consolidar la baja de la inflación, el BCRA ha implementado una política de "cero emisión" para el sector público y ha incrementado los encajes bancarios, reduciendo drásticamente la liquidez disponible para el crédito.
Los empresarios consultados sostienen que la tasa de referencia, recortada al 29% en febrero de 2025, sigue siendo elevada en términos reales, encareciendo el financiamiento. "El crédito se contrajo de manera brutal", asegura un directivo de una cadena comercial. Los datos del BCRA muestran que el crecimiento del crédito en pesos, que promediaba un 3,8% mensual ajustado por inflación en los primeros cinco meses de 2025, se desplomó a un 1,2% en junio.
El impacto en el sistema financiero es evidente. En mayo de 2025, el BCRA reportó un aumento en los cheques rechazados y una leve suba en la morosidad, aunque aún en niveles controlados. "Las pymes están al límite; sin acceso al crédito, muchas no sobrevivirán", advierte un empresario del sector manufacturero. La política monetaria, si bien efectiva para contener la inflación, ha sacrificado el dinamismo económico, afectando especialmente a las pequeñas y medianas empresas, que representan el núcleo del tejido productivo argentino.
Presión fiscal y regulatoria: un yugo sobre el sector productivo
La presión fiscal y regulatoria es un clamor unificado entre los empresarios. La carga impositiva, que incluye retenciones a las exportaciones y una compleja red de impuestos nacionales y provinciales, se percibe como un obstáculo insalvable para la competitividad. "Producir en Argentina es una odisea; las retenciones y los costos fiscales nos están matando", sentencia un empresario del sector agropecuario. La finalización de la rebaja temporal de los derechos de exportación, vigente hasta julio de 2025, se anticipa como un golpe adicional, especialmente para el agro y la energía, que enfrentan costos locales elevados en dólares.
El entorno regulatorio, por su parte, es visto como rígido e impredecible. Los constantes cambios en las normativas, junto con las restricciones para importar insumos debido al cepo cambiario, dificultan la planificación a largo plazo. "No sabemos qué reglas regirán mañana, y eso frena cualquier proyecto de inversión", comenta un industrial cordobés.
La burocracia asociada a las operaciones comerciales y la falta de un marco regulatorio claro generan un clima de desconfianza que ahuyenta tanto a inversores locales como extranjeros. Los empresarios coinciden en que una reforma tributaria integral, que reduzca la carga fiscal y simplifique las regulaciones, es esencial para reactivar la economía.
Pérdida de apoyo del mercado financiero: señales de alerta globales
El respaldo del mercado financiero, que en meses anteriores había acompañado los esfuerzos del Gobierno, pareciera comenzar a desvanecerse, generando una nueva capa de inquietud entre los empresarios. Informes recientes de instituciones internacionales han encendido las alarmas. Un análisis de JP Morgan, emitido a fines de junio de 2025, recomienda a los inversores "dar un paso atrás" en Argentina, reduciendo la exposición a bonos locales debido a señales de inestabilidad económica, ruido electoral y riesgos en la política cambiaria que podrían acelerar la pérdida de dólares.
"El mercado financiero está empezando a mirar con desconfianza; si los grandes jugadores se retiran, el impacto será devastador", advierte un banquero con acceso a círculos de decisión.
Por su parte, Morgan Stanley Capital International (MSCI) decidió mantener a Argentina en la categoría de "standalone market" en lugar de ascenderla a mercado emergente, una decisión que frustra las expectativas de los inversores y refleja la persistencia de restricciones de capital que limitan la accesibilidad al mercado. "El MSCI nos dejó en el limbo otra vez; esto aleja flujos de inversión que necesitamos desesperadamente", lamenta un empresario del sector financiero, subrayando que la falta de reclasificación como mercado emergente perpetúa la percepción de Argentina como un mercado de alto riesgo.
Moody's, aunque elevó la calificación crediticia de Argentina a "Caa3" con perspectiva positiva en enero de 2025, también advirtió sobre la falta de competitividad de las empresas argentinas. La agencia destacó que, a pesar de los avances en estabilización macroeconómica, las compañías locales enfrentan serios desafíos para competir en un contexto de costos elevados, restricciones cambiarias y una carga fiscal que limita su capacidad de inversión. "Moody's ve el potencial, pero también señala que sin reformas estructurales, las empresas argentinas seguirán perdiendo terreno", resume un analista reflejando la preocupación por la sostenibilidad del modelo económico actual.
Estas señales del mercado financiero refuerzan la percepción de los empresarios de que el respaldo internacional es frágil incluso a pesar del llamativo silencio con el que la misión del FMI se fue del país en las últimas horas. Aunque JP Morgan había mostrado optimismo previo sobre oportunidades en Argentina, su reciente cambio de tono, junto con la cautela de Morgan Stanley y las advertencias de Moody's, indica que la confianza de los inversores está en declive. "Si los mercados globales nos dan la espalda, el acceso al financiamiento externo se complicará aún más", alerta un empresario del sector energético, señalando el impacto directo de estas evaluaciones en la capacidad del país para atraer capital.
Deterioro laboral y consumo en caída libre
El mercado laboral refleja el impacto de la desaceleración económica. Según el INDEC, la tasa de desempleo escaló del 6,4% en el cuarto trimestre de 2024 al 7,9% en el primer trimestre de 2025, mientras que la tasa de empleo cayó del 45,7% al 44,4%.
Los salarios reales del sector privado registrado acumulan tres meses consecutivos de caídas hasta abril, mermando el poder adquisitivo. "La gente no tiene un peso en el bolsillo, y las ventas lo sufren", señala un empresario del sector de bienes de consumo, en línea con encuestas que muestran un creciente temor al desempleo y a los ingresos raquíticos.
El deterioro del consumo tiene un efecto dominó en toda la cadena productiva. Las empresas, enfrentadas a una demanda interna debilitada, están postergando planes de expansión, reduciendo turnos o recortando personal, lo que profundiza la espiral recesiva. "Sin consumo, no hay producción; sin producción, no hay empleo. Es un círculo vicioso que hay que romper", advierte un referente del comercio minorista, subrayando la necesidad de políticas que reactiven el poder adquisitivo.
El riesgo cambiario: siempre en el borde mismo de la inquietud
El principal temor del "círculo rojo" es una crisis cambiaria desencadenada por la sobrevaluación del peso. La estrategia de estabilización, que redujo el crawling peg del 2% mensual hasta diciembre de 2024 al 1% desde febrero de 2025, logró bajar la inflación de 211,4% en 2023 a 117,8% en 2024, según el INDEC.
Sin embargo, con la irrupción de la "banda cambiaria", generó un déficit de cuenta corriente de u$s5.191 millones en el primer trimestre de 2025, frente a un superávit de u$s903 millones en el trimestre anterior. El aumento del 62,6% en el turismo emisivo y la caída del 22% en el turismo receptivo en los primeros cinco meses de 2025 agravan el desbalance externo, mientras las reservas netas internacionales, en apenas u$s2.600 millones, limitan la capacidad del BCRA para intervenir en el mercado cambiario.
El sector exportador enfrenta dificultades crecientes. Aunque Vaca Muerta impulsó la producción petrolera, los volúmenes de exportación de crudo y derivados cayeron tras un inicio fuerte en 2025, afectados por precios internacionales bajos y costos locales elevados. "Producir en Argentina es cada vez más caro, y las retenciones no ayudan", critica un empresario del sector energético.
La finalización de la rebaja temporal de los derechos de exportación y la tendencia a dolarizar carteras antes de las elecciones legislativas de 2025 añaden presión al tipo de cambio. El BCRA ha intervenido con ventas de dólares a futuro por u$s1.500 millones en mayo y la emisión de bonos por u$s3.500 millones para desalentar compras de divisas, pero los empresarios dudan de la sostenibilidad de estas medidas. "Con reservas tan bajas, cualquier error puede desatar un incendio cambiario", advierte un banquero con acceso a círculos de decisión.
La demanda de una "cambio" estructural
A pesar de valorar los avances en el orden fiscal y la reducción de la inflación, los empresarios insisten en que el modelo actual es insuficiente para garantizar un crecimiento sostenido. El "círculo rojo" reclama un "cambio" que priorice la producción y la competitividad, con reformas estructurales que aborden los problemas de fondo.
Entre las demandas, destacan una reforma tributaria que reduzca la carga impositiva, una modernización laboral que facilite las contrataciones y un plan integral para incentivar las exportaciones. "El orden fiscal es un primer paso, pero sin un motor productivo, la economía no tiene futuro", sentencia un empresario cordobés con experiencia en el sector industrial.
La gestión del cepo cambiario es otro punto crítico. Los empresarios advierten que una liberalización abrupta podría desencadenar un salto cambiario con consecuencias devastadoras, pero mantener el esquema actual perpetúa la sobrevaluación del peso, asfixiando la competitividad. "Necesitamos un plan gradual, con señales claras para los inversores", sostiene un referente del sector agropecuario. Además, los empresarios piden un proyecto económico de largo plazo que aproveche el potencial de sectores estratégicos como la energía, la minería y el agro. "Argentina tiene recursos para ser un actor global, pero sin políticas que incentiven la inversión, estamos desaprovechando una oportunidad histórica", señala un directivo de una empresa energética, aludiendo al potencial de Vaca Muerta.
Contexto político y externo: un horizonte lleno de obstáculos
El escenario económico está íntimamente ligado al contexto político y externo. El respaldo político al gobierno de Milei, que mantiene una aprobación significativa según sondeos, es un activo importante, pero no suficiente para disipar las inquietudes del empresariado.
Las elecciones legislativas de 2025 y las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), tras el desembolso de u$s12.000 millones, añaden capas de complejidad. El acuerdo con el FMI exige acumular reservas internacionales, una tarea titánica con reservas netas en niveles críticos. "El FMI quiere resultados, pero con estas reservas, el margen de maniobra es mínimo", comenta un empresario con experiencia en negociaciones internacionales.
La incertidumbre política, exacerbada por el clima preelectoral, también juega un rol. Los empresarios temen que la dolarización de carteras, un fenómeno recurrente en años electorales, pueda precipitar una corrida cambiaria si el gobierno no logra transmitir un plan claro.
"El respaldo político es fuerte, pero la economía no espera; necesitamos medidas concretas ya", subraya un industrial del interior. A esto se suma la preocupación por el impacto de la volatilidad global, especialmente en un contexto donde las políticas monetarias de Estados Unidos y la desaceleración económica de China, un mercado clave para las exportaciones argentinas, podrían agravar las presiones externas.
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