Conversaciones y encuentros dominados por la apatía sobre el devenir electoral no dejaron de reflejar las prioridades para los inversores, sobre todo, foráneos, quienes, al fin y al cabo, reconocen que pueden mirar para otro lado, en términos de los desafíos pendientes, pero que en el corto plazo ven en el resultado electoral (de octubre) la “clave” de lo que vendrá, y, por ende, de su futuro accionar. En boca de un perspicaz gestor-consultor, el rally que vivieron los activos argentinos fue hasta ahora obra y gracia de los “hedge funds”, todavía el “really money”, que ya se quemó con leche argentina varias veces, ve una Holando y llora, esos fondos e inversores, todavía no entraron. A pesar del hartazgo con la politiquería el tema se coló en todo tipo de reunión entre la gente del mercado. Al decir de la mayoría, se le puede perdonar ciertas cosas al Gobierno libertario sobre la velocidad de su plan económico, hacer la vista gorda con el tipo de cambio real, las reservas internacionales netas (RIN) del Banco Central (BCRA), etc., tener un poco más de paciencia, pero lo cierto es que cómo le vaya al oficialismo en octubre será determinante para la toma de decisiones de inversión.
Lo que se dice en las mesas: una elección en manos de los núcleos duros y lo que mira el mercado más allá de la inflación y reservas
El mercado espera reformas después de las elecciones. ¿La laboral sería punta de lanza? El Talón de Aquiles del Gobierno. A nivel global, ¿se revirtió la mala reputación de mayo?. A EEUU le faltan revisar 88 acuerdos comerciales.
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Los inversores en el corto plazo ven en el resultado electoral (de octubre) la “clave” de lo que vendrá.
En esa línea, en un reducto de zona norte un analista, siempre bien informado, concluyó que si la participación ciudadana en CABA, hoy la batalla de las derechas por excelencia, va a ser baja según se especula, entonces, van a ser los núcleos duros los que definan la elección porteña. O sea, aquel que aliente más a sus seguidores y fanáticos, tendrá más chances de salir ileso, incluso, ganador de la contienda porteña. El combo León XIV, Colapinto y lluvia parece ser el factor más gravitante en esta elección porteña, de la que la gente conoce poco y nada, que derriban las conclusiones de los focus group, los sondeos y las encuestas.
En otro bunker económico, el invitado a relatar la coyuntura y las perspectivas políticas, un viejo conocido del mundillo político y económico, anticipó que después de la elección porteña el Gobierno aceleraría la agenda de las reformas. Es más, deslizó que la laboral sería punta de lanza, vía el Congreso y vía DNU. Así le anticipó a un grupo de empresarios y financistas que el proceso de reformas (varias incluidas en el EFF de Fondo Monetario Internacional -FMI-) tomaría otro vértigo. Veremos. Por lo pronto, los mesadineristas esperan ver el grado de influencia de los resultados de CABA sobre las elecciones nacionales. Lo que dejan traslucir estos encuentros es que reina cierto clima de desconfianza en términos de que la pelea entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO de Mauricio Macri termine decantando en el triunfo del resto, ya que le amplía las chances de ello. ¿Por qué le dan tanta relevancia a esto? Como bien explicó un conocido economista, hoy de más bajo perfil, los clientes del exterior, que ya vieron y sufrieron la experiencia del 2017/18 prefieren esperar a ver qué pasa, porque temen que en los prolegómenos de las legislativas de octubre las chances de la oposición, sobre todo de lo que fue Unión por la Patria (UxP), crezcan y el mercado se ponga nervioso y, la paciencia y la vista gorda sobre algunas variables se desvanezcan. Lo que se comentó es que, amén, de que las reformas entren en vértigo, se cree que viene una etapa de mucha negociación, por lo que la falta de expertise y muñeca política del Gobierno, por lo visto hasta ahora, genera más ruido futuro.
A nivel global, según los principales bancos de inversión de Wall Street, la probabilidad de una recesión en EEUU sigue latente. Ha disminuido, a partir de la tregua comercial con China, pero el daño ya hecho conspira con las chances de que la economía retroceda. Un “conference call” lo dejó en claro: la actividad portuaria en EEUU es fiel reflejo de cómo están las cosas y de lo que viene, y en ese sentido, grandes compañías reconocían que todavía hoy están operando un alto grado de incertidumbre sobre el tema arancelario. Hoy deberían estar haciendo los pedidos para Navidad y la verdad es que no saben sí hacerlo con estos aranceles o esperar. De modo que los efectos del shock Trump aún no se han disipado y el consenso no descarta de lleno una recesión.
Inversores a nivel global: ¿“sell in may and go away”?
Sin embargo, a diferencia del dogma histórico de “sell in may and go away”, a nivel global los inversores no parecen haber respetado el viejo adagio de vender en mayo y huir sino más bien todo lo contrario, sobre todo a partir de la mañana del 7 de mayo pasado cuando, tras el acuerdo arancelario con el Reino Unido y el anuncio de una reunión entre EEUU y China el fin de semana siguiente, el mercado recuperó el optimismo, si no la euforia, de los viejos tiempos. Un estratega europeo radica en Chicago hace años advertía a colegas que, si bien la caída de la volatilidad ciertamente ha animado a muchos fondos y minoristas a comprar, y los números dicen que el componente minorista ha sido muy fuerte en los últimos días, observa que las posiciones de opciones grandes indican que hay un muro bastante fuerte, por ejemplo, en el área 5.970-6.050 del futuro del S&P500. Claro que reconocía que como siempre en las opciones se trata de una pared que se puede mover y a veces incluso en cuestión de minutos.
Un colega le recordó que los buenos viejos tiempos en los que se veían paredes de opciones de venta vendidas que proporcionarían una red de seguridad relativa en caso de caída no han regresado. Pero a pesar de la mala reputación de mayo, el estratega aportó estos datos: la segunda quincena del mes ha registrado una tendencia positiva 15 veces de 25 en los últimos 25 años. El descenso máximo, en los 10 casos en que se produjo, fue del 5,72%, y se remonta a un año concreto como el 2000. En los últimos 5 años la tendencia siempre ha sido positiva y en los últimos 10 años siete de cada 10. En los últimos 25 años, en la primera quincena, 13 años son positivos, como el 2025. Tomando estos 13 años como referencia, 8 veces de 13 la segunda quincena fue positivo (15 de 25 es el 60% del tiempo. 8 de 13 es 61%, los números son siempre los mismos).
Reservas: la estrategia oficial como Talón de Aquiles
En un ya clásico encuentro mensual entre uno de los principales consultores de la plaza local y sus clientes, muchas multinacionales, dejaron en claro tras convalidar el buen dato del IPC de abril que la prioridad para el Gobierno no era otra que bajar la inflación. Después se verá cómo llega el tipo de cambio real a las elecciones, lo que es un riesgo sobre todo si el clima electoral se enrarece y crecen las chances de la oposición. Sigue la inquietud sobre cómo el BCRA comprará reservas, si es que lo logra hacer. Ya no importa la meta con el FMI, que seguro se incumplirá, pero por lo menos que se llegue a un nivel más decoroso de RIN negativas. Para muchos este sigue siendo el Talón de Aquiles del programa. Por eso sostienen que si el Gobierno hubiera comprado reservas el riesgo país hubiera caído mucho más, y de ahí que el tema continúe inyectando ruido en los inversores, que solo aspiran a cobrar sus cupones. La estrategia oficial, explicaba el anfitrión, parecería ir por la vía del REPO y algún tipo de bono linkeado, un esquema de compra de reservas no tan sostenible, aún más con una cuenta corriente deficitaria.
Otro bunker financiero fue escenario de un debate sobre los riesgos de querer llevar el dólar a la banda inferior de $1.000, no solo por el impacto sobre el nivel de actividad, sino por las expectativas que generarían un potencial ruido electoral cerca de octubre. Algunos plantean que ya sin el efecto cosecha y las legislativas a la vuelta de la esquina qué pasaría si Cristina reaparece con altas chances, recordando lo ocurrido en 2017. Desde la vereda de enfrente cuestionan porqué la gente va a querer comprar dólares, si el Gobierno va a ganar. Incluso cuando Juntos por el Cambio arrasó en las urnas y Cristina fue candidata el atesoramiento saltó a las nubes. El argumento oficial es que no hay tantos pesos sueltos como en esos años. Los más desconfiados retrucan que la gente puede hacerse de esos pesos, ya sea bajando el “rollover” o cancelando plazos fijos, por ejemplo. Un debate abierto. Por lo pronto la estrategia oficial de no comprar reservas hasta que no se toque la banda inferior sigue planteando dudas. El anfitrión recordó que la estrategia puede basarse en ideas, pero la ejecución reside en los hechos y como bien advirtió Churchill: “Por muy hermosa que sea la estrategia, de vez en cuando hay que fijarse en los resultados”. Sobre el IPC de abril se celebró el casi nulo “pass-through” pero no dejaron de destacar que la inflación “core” o núcleo se estabilizó por encima del 3%, reflejando cierto “pass-through”.
Acuerdos comerciales: faltan 88
Recién llegados un grupo de gestores y researchs trajeron los siguientes datos desde Washington: los funcionarios de Trump promocionan sus primeros "acuerdos" comerciales, con bombos y platillos, con el Reino Unido y China. Sin embargo, en el caso del Reino Unido dicen que el acuerdo es un acuerdo solo en el sentido más amplio del término ya que el documento afirma que no es un acuerdo legalmente vinculante, y que esto marca el inicio de las negociaciones para formalizar su contenido. En resumen, no representa una mejora para nadie en comparación con los niveles arancelarios previos a la toma de posesión del gobierno en enero. Las importaciones estadounidenses procedentes del Reino Unido estarán sujetas a un arancel promedio de aproximadamente el 10%, frente al 2% anterior a enero. En todo caso, indica que el arancel mínimo estadounidense del 10% ha llegado para quedarse, tanto para el Reino Unido como para otros socios comerciales de EEUU.
Mientras que, en el caso chino, la situación es más parecida a una tregua temporal o, como le gusta decir a la administración Trump, una pausa. Las dos economías más grandes del mundo acordaron una pausa de 90 días en los aranceles exorbitantemente altos que se impusieron mutuamente hace poco más de un mes, hasta el 10 de agosto a menos que ocurra algo más antes, lo cual es probable. Así que son dos acuerdos, más o menos, en unos 36 días, de los 90 acuerdos que el equipo de Trump pretende cerrar en 90 días. Solo faltan 88 más. La próxima parada de este grupete de gestores y researchs será México, casi a fin de mes cuando se celebre la cumbre anual ETFGI Global para la región. Al respecto, hubo un nuevo dato de este mercado: la industria de ETF en EEUU llegó a un récord de u$s361.000 millones de entradas netas en el primer cuatrimestre del año superando el máximo de 2021. Solo en abril ingresaron casi u$s63.000 millones encadenando el 36° mes consecutivo de entradas netas. Los ETF de EEUU manejan ya casi u$s11 billones.
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