29 de noviembre 2012 - 00:00

Acuerdan cumbre industrial en marzo en Brasil

Los resultados del encuentro bilateral en que se convirtió la Conferencia Industrial organizada por la UIA fueron tan satisfactorios para los participantes de Brasil y la Argentina que ya quedaron en repetirlo en territorio brasileño en marzo próximo. La cita surgió en la cena «íntima» de la que participaron los miembros del gabinete de Dilma Roussseff que participaron de la Conferencia (el canciller Antonio Patriota y el ministro de Desarrollo e Industria, Fernando Pimentel), dirigentes de la UIA y miembros de la delegación de empresarios brasileños.

Uno de los participantes, el constructor Marcelo Odebrecht, le pidió al titular de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, que «convenza» a Cristina de Kirchner para viajar y que, a su vez, la Presidente argentina interceda ante su colega brasileña para que también participe.

Ayer, después de las cordialidades del martes nocturno, los pasillos del Sofitel Los Cardales hervían de comentarios por las declaraciones radiales que había hecho Mendiguren respecto de que «la inflación está alta y complica al sector productivo. El alza de precios se debe a que la inversión no es suficiente para el nivel de demanda de la economía». El dirigente eludió referirse al tema en los contados contactos que tuvo con la prensa. De todos modos, no es la primera vez que se refiere a la «alta inflación», lo que -al menos hasta ayer- no le valió penalidades ni diatribas de Cristina.

La actividad que se cerró ayer habrá sido la última de gran envergadura que protagoniza Mendiguren como titular de la central fabril; su mandato vence en marzo próximo y -por el sistema de alternancia de las dos listas en que se dividen los empresarios- le toca el turno a la Celeste y Blanca de ocupar la presidencia. Y es casi un hecho que José Urtubey, presidente de la Conferencia, funcionario de Celulosa Argentina y hermano del gobernador de Salta, será el elegido para sucederlo. «Aún no se conversó nada», le dijo Urtubey a este diario.

Curiosamente, ese método de alternancia fue lo que mantuvo alejado de la UIA a Javier Madanes Quintanilla. El principal accionista de Aluar -que padece el desplome del valor internacional del aluminio, que pasó de u$s 3.000 la tonelada a u$s 1.900 por la crisis- dijo que su alejamiento (que rompió ayer con una participación en uno de los paneles de la Conferencia) se debía a que «hay empresarios y hay industriales, y no todos los que están en la UIA son industriales; pero tengo una excelente relación con Mendiguren y por eso acepté el convite».

Y si «el Vasco» habló de inflación, Madanes Quintanilla habló del tipo de cambio: le dijo a este diario que «subirlo es la forma más fácil de resolver los problemas, pero creo que debe ser una variable más dentro de una política general. Si lo único que se toca es el tipo de cambio, explota como una bomba».

Mientras aguardaban la llegada de las dos presidentas, el exembajador argentino en Brasil Juan Pablo Lohlé tomó un café en el hotel con Paulo Skaf, el titular de la poderosa FIESP (que nuclea a la industria de San Pablo). Allí el dirigente le confirmó que tomará parte de la «contraconferencia» que organizó el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno (que no viajó hasta Los Cardales) mañana en Tecnópolis. Esta «contraconferencia» tendrá como participantes a entidades mucho más alineadas con el Gobierno que la UIA (la CGE, la CGERA, la CAME).

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