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Alarma para Dilma: encuesta ya ubica a Serra a 4 puntos
La encuesta de la firma Sensus dio a Rousseff el 46,8% de intención de voto, contra 42,7% del moderado Serra, resultado que «revela una gran probabilidad de empate técnico, teniendo en cuenta el margen de error del 2,2%», explicó la consultora.
Esta situación forzó ayer mismo al oficialismo a activar la popular figura de Luiz Inácio Lula da Silva, quien debe hacer malabares discursivos ya que la ley electoral le impide entrar directamente en campaña.
Otras dos encuestas ubicaron el miércoles en 6 y 8 puntos respectivamente la ventaja de Rousseff sobre Serra, muy por debajo de la diferencia de 14 puntos que la centroizquierdista obtuvo en la primera vuelta electoral el 3 de octubre.
De acuerdo con Sensus, el opositor de centroderecha habría conseguido embarcar en su candidatura más de la mitad de los 20 millones de votos que en el primer turno fueron a la ambientalista Marina Silva.
Una intensa campaña se desató por internet y en las iglesias contra la candidata de Lula, ex jefa de la Casa Civil (gabinete), basada sobre todo en la divulgación de un video de 2007 en el que defendía despenalizar el aborto, le terminó costando 7 puntos porcentuales en la primera vuelta, según un estudio de Ibope.
«La elección salió del escenario político hacia un escenario moral», estimó el director de Sensus, Ricardo Guedes. Es decir, el aborto pasó a ocupar el centro de una campaña que había estado centrada en quién podría continuar el legado de Lula da Silva.
En el terreno de juego, el presidente Lula dijo en un acto oficial en el estado de Piauí: «Se decían muchas mentiras de mí. La cantidad de veces que tenía que responder sobre el aborto, la cantidad de veces que tuve que responder por cosas que no son responsabilidad de un presidente», dijo Lula.
El escenario es complejo. Brasil es el país con más católicos del mundo y con crecientes iglesias pentecostales, a la vez que sede del mayor desfile del orgullo gay, que en la última edición congregó a 3 millones de personas en San Pablo.
Rousseff comenzó a reaccionar con fuerza esta semana. El miércoles, en una reunión con líderes religiosos de todo el país, se comprometió a no enviar al Congreso ni sancionar leyes «tratando temas polémicos para los cristianos», mientras prepara una carta pública al respecto.
Contrariando una posición conservadora que le rindió frutos en la campaña, el socialdemócrata Serra defendió ayer la unión civil de personas del mismo sexo, aunque dejando claro que el «matrimonio» depende de las Iglesias. Como Rousseff también indicó el miércoles que no se opondría a la unión civil, se supone que Brasil dará un paso en ese sentido.
Agencias AFP, EFE y ANSA
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