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Anunciará hoy Obama un ambicioso plan de empleo por u$s 300.000 millones
La Casa Blanca no quiso confirmar cifras, pero éstas fueron anticipadas por los medios locales. La noticia, que impactó positivamente en los mercados financieros, es considerada la gran carta política que el mandatario jugará para encarar la pelea por su reelección, que se dirimirá en las elecciones de noviembre del año que viene.
Según lo adelantado por medios estadounidenses, que citaron a fuentes del Gobierno, la iniciativa establecerá inversiones en infraestructura y ayudas directas a los gobiernos estaduales y municipales. También contempla recortes de impuestos para la clase media, una extensión de los subsidios a los desempleados y beneficios fiscales para las empresas que contraten a desempleados.
Fuentes oficiales citadas por la cadena CNN aseguraron que Obama intentará convencer al Congreso, cuya Cámara de Representantes tiene mayoría republicana, de aceptar su propuesta en base a la promesa de compensar los gastos previstos con medidas de ahorro equivalentes.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, indicó en su conferencia de prensa diaria que el plan contendrá una serie de «medidas específicas, mensurables, completamente financiadas y del tipo que en el pasado han gozado del apoyo de los dos partidos». Con todo, declinó mencionar una cifra específica, con el argumento de que «lo importante es la sustancia de las medidas».
«El presidente propondrá nuevas e importantes iniciativas para crear puestos de trabajo y reactivar la economía, que estarán totalmente financiadas», indicó ayer el jefe de Comunicación de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, a través de su cuenta en la red social Twitter.
Hostilidad
Las medidas de Obama podrían toparse con la hostilidad de los republicanos, que, además de controlar la Cámara baja, poseen una minoría capaz de bloquear iniciativas en el Senado. Todo ello, desde ya, complicado más por la inminencia de la competencia electoral.
Anteriormente, Obama había abogado por aumentar la carga fiscal para los más ricos, algo a lo que los republicanos se opusieron.
La Casa Blanca y los republicanos del Congreso mantuvieron un duro enfrentamiento en julio sobre el aumento del techo de la deuda federal y la reducción del déficit, y sólo pudieron llegar a un acuerdo in extremis para evitar una cesación de pagos. Con todo, la puja llevó la calificación de la deuda pública a una histórica degradación por parte de Standard & Poors.
De confirmarse, el monto de 300.000 millones supondría bastante menos de la mitad que el primer plan de reactivación de 787.000 millones de dólares que Obama lanzó en enero de 2009, al inicio de su mandato. En ese entonces, la Casa Blanca buscaba superar la crisis de las hipotecas de baja calidad, que estalló en el otoño boreal de 2008 y que se propagó a la economía real, y por ende, al empleo.
Sin embargo, dos años y medio más tarde, y pese a esas medidas, la situación económica y del mercado de trabajo sigue siendo preocupante.
La economía estadounidense terminó agosto con un balance neutro de creación de empleos, lo que puso fin a diez meses consecutivos de cifras positivas de contrataciones. Así, el índice de desempleo se mantuvo en el 9,1%.
De este modo, Estados Unidos está aún lejos de recuperar los 8,5 millones de puestos de trabajo destruidos durante la crisis, algo que se traduce también en niveles de demanda menores que impiden un relanzamiento de la actividad económica.
Estas cifras, sumadas a otros indicadores decepcionantes, han afectado tanto a los mercados como a la popularidad de Obama, quien se ha mostrado impotente para contrarrestar el activismo del ala más derechista del Partido Republicano, que busca imponer recortes presupuestarios a despecho del peligro de recesión.
Mientras Obama tiene previsto presentar su plan, también se prepara la primera reunión el comité bipartidista que, según el acuerdo en el Congreso para elevar el techo de la deuda este verano, debe identificar para fines de noviembre recortes en el gasto público en torno al 1,2 billón de dólares en la próxima década.
Encuesta
Según una encuesta conjunta del diario The Washington Post y de la cadena ABC News publicada el martes, el 53% de los encuestados evalúa negativamente el trabajo del presidente, y el 77% cree que el país «no va por el buen camino».
Por otra parte, el 35% estima que su situación financiera se degradó durante la gestión de Obama, un récord para un presidente en ejercicio desde los años 80. Sobre la situación económica, el 34% considera que la gestión del mandatario complicó más las cosas de lo que las arregló, y sólo un 17% piensa lo contrario.
Los precandidatos opositores, que debatían anoche en California, no dejan de criticar la gestión oficial.
Uno de los favoritos, el exgobernador de Massachussets Mitt Romney, aseguró que conoce el plan que Obama propondrá. «Vi la primera versión, la segunda, la tercera, la cuarta y la quinta. No funcionan», ironizó.
Agencias EFE, AFP y Reuters, y Ámbito Financiero
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