Comentábamos el viernes el riesgo de “dar por hecho” la renegociación plena Argentina/FMI antes de fines de marzo, aclarando que existen intereses y posibilidades intermedias que eviten que el país caiga en un nuevo default, sin que se solucione definitivamente la cuestión (para las dos partes lo mejor es “patear la cosa para adelante”: para el Gobierno para no verse atado a un compromiso de elevado costo político y para el organismo, para no entrar en un acuerdo solo volvería a fracasar a corto o mediano plazo y evitarse un nuevo papelón). Independientemente de esto -con o sin renegociación-, existe cierto consenso en la “inteligencia económica local” que entre lo que se viene, tenemos una aceleración de la devaluación del dólar oficial para ponerlo más en línea con el incremento inflacionario (en diciembre de 2020 la actual gestión tomó el camino de “atrasar el oficial” respecto al IPC). Esto generaría una serie de beneficios (mayores exportaciones, reservas, recaudación, etc.) que no son gratis (presiones inflacionarias, caída de la actividad y el consumo local, etc.) enfrentando al Gobierno a dos escenarios principales: una devaluación abrupta o un ajuste progresivo mes a mes. Respecto al primer punto, aun pesa en la memoria del oficialismo la devaluación de Kiciloff de enero de 2014 cuando “el oficial” cedió 22.99% por dólar (18.38% en términos reales), sin un efecto significativo sobre la brecha con el “blue” (paso de promediar 60% los seis meses previos a 43% en los posteriores) o la suba de los precios (de promediar 2,43% mensual el semestre previo, la inflación subió a 2,89% en los seis posteriores) y especialmente la de Macri de diciembre de 2015 -curiosamente “olvidada” por “Mini Blackhill” y el progresismo vergonzante, que viendo la decadencia del kirchnerismo, hoy se muestra “derechoso”-, de 38,25% (34,45% en términos reales), que si bien redujo la brecha con el blue de 60% a 1,83%, tuvo un claro efecto adverso sobre los precios (pasaron de promediar 1,88% a 4,27%). Seguimos mañana. Sin la referencia local por el feriado de fin de año, los principales ADR en Nueva York, cediendo 0,45% en promedio simple, con 9 alzas frente a 11 bajas, resaltan que el entusiasmo vernáculo por el “riesgo argentino” se acabó el 2 del mes. Más allá de los vaivenes, 2021 -que finalizamos sin suministro eléctrico- fue un año ganador para el Merval, con una suba de 63% en términos nominales (la terceava mayor en 36 años de historia), 30% en dólares libres y 9% en términos reales. Veremos que nos trae 2022…
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