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Arte y Literatura en estupenda comunión
Con la intención de sumar las voces de la crítica de arte, el género literario que amplifica el sentido de las obras, la editorial Adriana Hidalgo y la galería Ruth Benzacar publicaron varios libros dedicados a artistas contemporáneos argentinos. «Gordín», el quinto volumen de esta serie, incluye, además de un diálogo entre Sebastián Gordín y Alfredo Prior, un ensayo de Graciela Speranza. Y vale la pena señalar que se trata del mejor texto que la crítica literaria ha dedicado a las artes.
También Kuitca
Su libro sobre Kuitca es impecable; su texto sobre la masacre que retrata Fabián Marcaccio en el mural «Ezeiza Paintant», que presentó en la terraza del Malba, es memorable, a pesar de que las mejores obras del artista son abstractas; pero el ensayo que le dedica a Gordín, un artista de la generación de los 90, resulta incomparable.
En su «Pequeño Gordín ilustrado», Speranza remonta el imaginario pulp fiction del artista, se deja conmover por la nostalgia que suscitan las obras en miniatura, descubre que los minibarrios, miniedificios y los minimonumentos de Gordín, encerrados y congelados en cajas de vidrio, responden al «doble afán de interioridad y aislamiento», y que más que un «límite protector», son «una huella material de la lejanía». En suma, se tra-ta de un texto que se abre con la brillante descripción de una maqueta, «El libro de oro de Scoop» (un robot que cobra vida), y que, sobre todo, ofrece sensibilidad por partida doble, la del artista y la de Speranza.
A.M.Q
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