Desde que se fundó arteBA, hace casi 20 años, los avances en las comunicaciones han sido tantos que tornaron transparente el universo. Ahora podemos brindarles a nuestros lectores una información que hasta ayer resultaba inaccesible, porque gracias a las nuevas tecnologías conocemos facetas del mundo que estaban ocultas.
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En este suplemento presentamos a las estrellas del escenario del arte, los coleccionistas que llegan de afuera, como la venezolana Ella Fontanals-Cisneros y el inglés Stuart Evans, quienes nos cuentan qué poseen, cuál es el arte que les gusta y cuál el que les interesa encontrar. Penetramos un mundo secreto.
Pero además mostramos lo nuestro, hablamos con Marion Epingger-Helft, quien señala la influencia de su colección en el largo y difícil camino de internacionalización del arte argentino.
El papel de explorador que juegan los medios en el mundo del arte es fundamental, por innumerables razones: además de descubrir tesoros que permanecían ajenos a nuestros ojos, como tantas obras maestras que -en ocasiones, durante siglos- han estado en manos privadas, señalan las puertas de ingreso a un territorio reservado a los iniciados hasta hace muy poco tiempo.
Si la eficiencia de un medio es brindar los datos que desea conocer el gran público y también el entendido (sobre las tendencias estéticas y un mercado con precios pequeños, cuyo comportamiento es autónomo), el servicio que presta una feria es poner en acción todos los engranajes del sistema. Los artistas, galeristas, coleccionistas, teóricos e, incluso, este año, algunos funcionarios, estarán en contacto con un público cada vez más numeroso.
De repente, nuestros abstractos están en el candelero. En buena hora, saberlo. Cobra importancia una historia que es preciso relatar, que se inicia con los dibujos futuristas de Pettoruti y la abstracción plena de Del Prete, quien en 1932 formó parte en París del grupo que integraron Arp, Mondrian, Calder o Vantongerloo, y en 1933, presentó la primera muestra no figurativa de Buenos Aires. La familia de la abstracción continúa con los artistas concretos y Madí, prosigue con el cinetismo, la geometría sensible y los herederos más jóvenes de esas vertientes. Todo se verá en la Feria. Para saber quién es quién, hay que recuperar los ensayos de Nelly Perazzo que dormían en los anaqueles, los Manifiestos que recopiló Rafael Cippolini, los libros sobre Torres García que escribió Mario Gradowczyk, el catálogo de la muestra de la Fundación Proa con los textos de Marcelo Pacheco. Y así, sea cual sea el rumbo estético elegido, la oferta estará signada por la intensidad.
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