7 de enero 2010 - 00:00

“Asesino ninja”: 90 minutos de acción sin paz ni pausa

Desde el impactante y violento prólogo, «Asesino ninja» respeta los códigos de las artes marciales al estilo oriental como para hacer las delicias de los conocedores del género.
Desde el impactante y violento prólogo, «Asesino ninja» respeta los códigos de las artes marciales al estilo oriental como para hacer las delicias de los conocedores del género.
«Asesino Ninja» (Ninja Assassin, EE.UU., 2009, habl. en inglés). Dir.: J. McTeigue. Int.: Rain, N. Harris Sho Kosugi, B. Miles, R. Yune.

El ninja es una especie de anti-samurai, un asesino que se viste de negro para ocultarse en las sombras, entrenado para matar siempre por la espalda, a traición. Por eso, dentro del cine de artes marciales, este mítico personaje no alcanzó nunca el nivel de héroe necesario para protagonizar demasiadas películas, lo que no impidió que al menos un actor, Sho Kosugi, pudiera llegar a convertirse en protagonista de una saga de films, incluido el improbable «Contacto Ninja en la Argentina» dirigido por el británico Gordon Hesller en nuestras pampas.

Los hermanos Andy y Lana Wachowski (Lana era conocido como Larry antes de su cambio de sexo) se propusieron volver a este difícil género y lo hicieron realmente bien, incluyendo el regreso de Sho Kosugi en el siniestro rol del despiadado maestro de un clan de ninjas contemporáneo.

La mayor pero comprensible salvedad es el giro del guión que permite que el ninja estelar (Rain, del que un policía dice «se parece a una estrella pop», chiste que viene al caso ya que lo era antes de dedicarse a la actuación) sea en realidad un renegado de su clan, por negarse a ejecutar a una compañerita de clases ninjas que había intentado huir de la escuela.

Desde el impactante y ultraviolento prólogo, la película respeta los códigos del género de artes marciales al estilo oriental, y logra mantener ese estilo intercalando flashbacks de las duras experiencias del protagonista desde niño en la institución del malvado Kosugi, con la investigación de una agente gubernamental para desenmascarar esta red de asesinos profesionales contratados por distintos gobiernos para crímenes políticos.

Hacia la mitad, las dos historias se reúnen y, entonces, por si hacía falta, hay menos argumento y mucha más acción. Que, para el caso, está filmada estupendamente bien por el mismo director de «V de Vendetta», con escenas de acción super elaboradas y con toda la imaginativa truculencia propia del género, como para no decepcionar un ápice a los que conozcan los títulos originales y, obviamente, para sorprender totalmente al público moderno occidental.

Son 90 minutos vertiginosos sin paz ni pausa, con un héroe que rápidamente se saca el traje de ninja para convertirse en una especie de Bruce Lee del siglo XXI, un soberbio Sho Kosugi minuciosamente maligno, y algunas escenas con los desconcertados agentes del gobierno que, dado el caso, son bastante pasables, y sirven para hilvanar la magnífica super acción, que es lo que realmente importa.

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