21 de mayo 2009 - 00:00

CGT rechaza pedido de la UIA de nueva devaluación

Andrés Rodríguez
Andrés Rodríguez
Fue uno de los pocos puntos en los que todos los sentados a la mesa coincidieron: el reclamo de la UIA al Gobierno por reintegro del IVA y la continua demanda de devaluar el peso unificaron a los caciques de la CGT en una crítica a la entidad industrial.

Ayer, con Armando Cavalieri como anfitrión, la «mesa chica» de la CGT que conduce Hugo Moyano trató de «insaciables» a los directivos de la UIA por insistir con la devaluación del peso. Se citó el caso brasileño, en el que el real ganó valor en relación con el dólar.

«Esos señores son insaciables: siempre aprovechan para pedir más», fue la queja de uno de los dirigentes que representaron la postura general a la que se opone la CGT porque la devaluación afecta negativamente, en términos prácticos, el poder adquisitivo de los asalariados.

«Cuando negociamos las paritarias de 2008, el dólar estaba a 3,10 y ahora está en 3,70», se lamentó anoche ante este diario Juan Belén, secretario adjunto de la CGT. En ese período, las mejoras logradas por paritarias cayeron del 20% promedio al 15%.

Hace tiempo, la cúpula de la CGT reacciona frente a las demandas de los empresarios para liberar el dólar y dejar que trepe hasta una cotización cercana a los 4 pesos. «Es su forma de ajustar, por el lado de los salarios», cuestionan desde la central.

Ayer, además, actuaron en línea con Ricardo Echegaray, el titular de la AFIP, que se abalanzó sobre la UIA y su titular, Héctor Méndez.

Moyano, el mercantil Cavalieri, Belén de la UOM, Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez, de UOCRA, participaron ayer del encuentro donde, además, se repitió la alerta sobre «indicadores de paralización o caída de la actividad», sobre todo en actividades ligadas a la industria.

«Sabemos que en plena campaña esto no se puede plantear, pero esperamos que después de la elección podamos discutir con el Gobierno medidas para amortiguar el efecto de la crisis que impacta sobre los salarios», confió, anoche, una fuente sindical.

Lo demás cursó por senderos políticos.

Acto del 30 de abril. A coro, los dirigentes que no forman parte del staff moyanista le reprocharon al camionero que trató de «apropiarse» de la movilización por el Día del Trabajador, donde se reunieron unas 100 mil personas. «Sin la movilización de todos los gremios, el acto no hubiese tenido la dimensión que tuvo. Los moyanistas solos no lograban semejante convocatoria», se explicó.

Candidaturas. Se evaluó que, a grandes rasgos, la representación sindical en las listas del peronismo fue «pobre» y se deslizó un cuestionamiento a Moyano porque usó su influencia como jefe de la CGT para negociar con Néstor Kirchner cargos para dirigentes de gremios que le responden al camionero, entre ellos Héctor Recalde, Omar Plaini (canillitas) y, entre otros, Julio Piumato (judiciales). Lo molestaron con un chiste ácido: «Sos el ministro sin cartera, tenés más influencia que muchos ministros; sería bueno que alguna vez uses esa influencia a favor de todos, a favor de la CGT».

Obras sociales/Ocaña. El pedido, insistente, de que se normalice el «flujo» de fondos hacia las obras sociales, una parte retenida por la APE y otra sin paradero conocido en Rentas Generales, fue el otro tema que unificó la visión de los jerarcas sindicales que advierten, cada vez que pueden, que se está «desfinanciando un sistema que contiene a 16 millones de argentinos». Hasta ahí la empatía: la cruzada del moyanismo contra la ministra de Salud, Graciela Ocaña, no arrastra a los demás sindicalistas que prefieren advertir que «la continuidad o no de Ocaña no debe formar parte de la agenda de la CGT». Una forma de dejarlo solo a Moyano en su operativo contra la ministra, a quien no le perdona haberse asociado con Juan Rinaldi, alguna vez su abogado.

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