9 de junio 2014 - 00:29

Charlas de quincho

Los quinchos de hoy están auroleados, en su mayor parte, por el mensaje de reconciliación papal, sobre todo los primeros, centrados en el viaje multipartidario (anticipado en esta sección) a EE.UU., en busca de escaramuzas antibuitres. Hoy podemos revelar más cosas. En un mes fatalmente futbolístico, continuamos con un sobrevuelo por el partido de despedida de la Selección y luego (con deporte más exclusivo) le contamos al lector detalles de una guerrilla entre sectores del peronismo legislativo. Otro tema, que podría cobrar relevancia en el futuro, es la eventual reapertura en la causa AMIA de una “pista”, que no es la iraní. Y, en la abundancia quinchesca de hoy, no faltan incursiones en el territorio radical ni, especialmente, en el judicial. Veamos.

Fútbol de campaña en el Estadio Único: Daniel Scioli despidió a la Selección. En la foto, junto a Fernando Espinosa, José Scioli y Ricardo Casal. A la derecha, en el saludo personal con el capitán Lionel Messi.
Fútbol de campaña en el Estadio Único: Daniel Scioli despidió a la Selección. En la foto, junto a Fernando Espinosa, José Scioli y Ricardo Casal. A la derecha, en el saludo personal con el capitán Lionel Messi.
Tan extenso y comprensivo es el manto francisquista que los quinchos de la semana se recogieron en esa cultura del encuentro que proclama el papa Bergoglio como la solución de todos los dramas. Las tribus políticas resignaron en los encuentros bajo techo -en la calle la pelea sigue despiadada- todas sus diferencias y reuniones, que en otras oportunidades hubieran sido caricaturizadas como destituyentes, y exhibieron a oficialistas y opositores en dulce convivencia. Cristina viajó al sur con una agenda cargada de globalidades y también de tensiones, como la que proyecta sobre el Ejecutivo el frente judicial, animado hoy por la declaración del vicepresidente ante el juez Ariel Lijo. Claro que, en esas situaciones, conviene inclinarse sobre los asuntos internacionales, donde siempre hay más contención y menos ira. Lo prueba la principal iniciativa externa del país en lo que va del año, que es el viaje que emprendieron anoche un grupo de legisladores de todas las veredas para intentar escaramuzas antibuitres antes de que el jueves 12 la Corte Suprema resuelva algo en la causa de los bonistas irredentos. Esta movida fue revelada por estos quinchos el lunes pasado pero, a lo largo de la semana, se fueron devanando detalles de un armado que exhibe una fineza casi florentina que se extraña en otros emprendimientos políticos y que ahora podemos contar. Antes que nada, de quién fue la idea original de esto que hasta ahora parece un pergeño del movedizo Julián Domínguez, quien bordó las invitaciones a firmar el documento y al viaje con todos los jefes de bloques de diputados. El énfasis que puso sólo puede ser empardado por el que mostró el encargado de la Embajada de los EE.UU., Kevin Sullivan -a quien esta semana le comunicarán la designación final del titular de la legación, el empresario Noah Mamet, a quien el Capitolio le demoró la venia durante casi un año-, al punto de que esto pareció organizado por el Gobierno de Barack Obama. Ahora se sabe que la idea fue del Gobierno, pero que le pidió a Washington que actuase en Buenos Aires para quitarle el aroma oficialista. Tanto que quedó ocultado el rol que tuvieron la embajadora en Wa-shington y el propio Héctor Timerman, un agazapamiento deliberado para evitar que aflorasen peleas viejas y nuevas con la oposición.



Es decir que no es cierto eso que se repetía el fin de semana con humorismo exagerado de que la Corte de EE.UU. está esperando el avión de Julián para decidir qué hará con los buitres, pero consta que el Gobierno de EE.UU. favoreció el viaje con esta explicación: nos interesa que se vea que la Argentina no es sólo el kirchnerismo, sus funcionarios y lo que dicen, sino también lo que dicen y hacen sus adversarios, que además pueden ser Gobierno en un futuro cercano. Este interés lo prueba que en la agenda de la task force antibuitres no sólo figuran visitas al Capitolio y al departamento de Estado, sino que será recibida en la Casa Blanca. Los espera allí el asesor de Barack Obama para asuntos latinoamericamos, el heredo hondureño Ricardo Zúñiga, un diplomático que es director para asuntos hemisféricos del National Security Council y con gran experiencia en entresijos discretos, como que dirigió la legación diplomática que tiene su país en La Habana, donde reforzó su leyenda de master spy. Zúñiga escuchará a Julián y a los delegados de los bloques que lo acompañan, incluyendo al neorradical Martín Lousteau, quien se apartó de la orden de la liga UNEN de no ir al viaje. Soy economista, no voy por UNEN, en la embajada me dicen que es muy importante, además algo voy a criticar, les dijo en el fin de semana el exministro de la 125 a sus amigos radicales de la Cámara. No se la iba a perder porque además es uno de los convencidos de que el Gobierno de Estados Unidos algo importante va a resolver en este juicio. ¿De dónde sale esta idea? De la presunción de que la Corte Suprema puede resolver, antes de avanzar más en el juicio, hacer una consulta al Departamento del Tesoro, ministerio que tendrá en cuenta en su respuesta este gesto bipartisano de los argentinos, que habrán visitado hasta la Casa Blanca. De lo que no hay explicación es de la ausencia de senadores en el viaje; circuló el nombre de Adolfo Rodríguez, pero algunos consideraron que su leyenda en el default lo hacía poco oportuno. Este senador se ha pasado la última década aclarando que él no defaulteó ninguna deuda, sino que sólo anunció, durante su breve mandato, que el país suspendía provisoriamente el pago de la deuda, y nada más. Tampoco se sumó Miguel Pichetto, quien cuando todos preparaban las valijas, se tomó un avión bien temprano hacia Río Negro sin dar ninguna explicación.



El Gobierno tampoco ha dicho nada sobre el viaje, escondiendo la mano que mece la cuna, y se dedicará a festejar la venia que le dio el FMI al nuevo sistema de indicadores del INDEC que cree basta para despejar el panorama con el Club de París y, más importante, para facilitar los desembolsos de créditos del BID y el Banco Mundial. Esto refuerza la agenda económica con la que el oficialismo trata de frenar las escaramuzas del día a día por juicios y otros entuertos. En ese rubro incluye la firma el miércoles del acuerdo automotor con Brasil -ocurrirá en Buenos Aires, adonde viene el ministro de Industria de ese país, Mauro Borges- que puede mejorar la situación del sector si las terminales aceptan los pedidos del Gobierno de bajar los precios y así reactivar las deprimidas ventas. En las charlas del fin de semana entre la Presidente y sus ministros abundaron las globalidades. La más importante, por cierto, tiene como centro el próximo domingo. Ese día sesionará en Santa Cruz de la Sierra la cumbre del Grupo de los 77+China con más una decena de jefes de Estado, incluyendo a Cristina, quien tiene previsto viajar a Bolivia el sábado. En el fin de semana estará ya en plena competencia la Copa del Mundo de Brasil y ya Rafael Correa ha pedido que le despejen el domingo a mediodía porque quiere ver el partido de su selección con la de Suiza. La Presidente argentina tiene turno a las 19 para ver el partido con Bosnia y no le han aclarado aún si estará a esa hora de regreso o tendrá que mirarlo por TV en el hotel de Santa Cruz. ¿No es que el Mundial suspendía todo? En el preparado de agendas ya se está organizando la visita a Brasil para la cumbre de los BRICS del 15 de julio, pero no está decidido si además habrá en esos días una pasada de Vladimir Putin a Buenos Aires, que puede coincidir en horas con la del presidente de China Xi Jinping que tiene fecha, hasta ahora, el 17 de ese mes. Los gerentes de viajes toman, además, previsiones para dos viajes que el Gobierno cree importantes, el de septiembre a la asamblea de la ONU, vidriera que han aprovechado siempre los Kirchner para anuncios importantes, y el de noviembre a Brisbane que reunirá al foro del G-20.



Hablando de fútbol, los drones quinchescos debieron hacer un sobrevuelo por el partido despedida de la Selección en el Estadio Único de La Plata contra Eslovenia, previo al vuelo de hoy rumbo a Brasil, que fue otro imán atractivo del fin de semana y está, claro, en los quinchos. De local, Daniel Scioli fue el anfitrión, aunque la organización y el armado estuvo a cargo de Alejandro Rodríguez, el secretario de Deportes que tiene, entre otras funciones, la de administrar el estadio. Casi un RR.PP., el funcionario que estuvo hasta en el detalle de las butacas para que Fernando Espinoza, intendente de La Matanza y jefe del PJ bonaerense, se siente junto a Scioli y que el gobernador tenga las postales de rigor con Pachorra Sabella, el DT nacional, y con Messi, algo que terminó de coordinar Leonardo Outon, el Chino, junto a Juan Carlos Crespi, dirigente de AFA. En el palco vip y en las plateas se cruzaban Carlos Bilardo, el exfutbolista Fernando Cáceres, Pepe Scioli con su pareja, Alejandro Granados y su mujer diputada, Dulce, el ministro Ricardo Casal enfundado en un buzo de entrenamiento de la Selección, el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro, el secretario eterno del gobernador, Rubén Mousalli, y la dirigente Silvia La Ruffa, además del embajador de Eslovenia en Buenos Aires, Tomaz Mencin. Más tarde llegó Gustavo Marangoni, presidente del BAPRO y desde la semana pasada refutador epistolar de Carta Abierta, que ya le blanqueó a Scioli su intención de convertirse en candidato a jefe de Gobierno porteño. Otro porteño fue Daniel Filmus, que saludó a Scioli y a los jugadores luego de estar atento, con Rodríguez, para que la bandera de Malvinas esté durante el ingreso de los equipos. Mañana, Filmus estará junto a Cristina de Kirchner en la inauguración del Museo Malvinas en la ex ESMA.



En el rubro de los quinchos deportivos se anota otra guerrilla entre sectores del peronismo legislativo. Ahora se sabe que también el Congreso de la Nación tiene un equipo de rugby (además de una orquesta y una peluquería) que participa en cada Mundial de la especialidad. En esas oportunidades el país anfitrión invita a la Parliament Rugby World Cup a los países con tradición rugbística a competir con un equipo integrado por diputados y funcionarios permanentes de sus parlamentos, todos exjugadores. Argentina participa desde 2007 tras la invitación de Francia. También fue al mundial de Nueva Zelanda 2011. El equipo criollo bautizado Congreso XV, que incluyó hasta un excombatiente de Malvinas (puede haber hasta cuatro invitados no parlamentarios) y fue subcampeón en 2011, se preparaba para participar en el mundial 2015 en Inglaterra, pero sufrió ahora la embestida camporista apoyada por el jefe del sindicato del Congreso, Norberto Di Próspero. La compulsa deportiva será a semanas de las elecciones presidenciales, y sectores de la autodenominada La Cámpora no se quieren perder el viaje a Londres, aunque muchos de los integrantes nunca hayan jugado al rugby ni sean funcionarios del Congreso. Más allá del hecho deportivo, la copa parlamentaria es utilizada para lubricar contactos entre los parlamentos y por eso suelen asistir a los partidos los primeros ministros de los países con tradición parlamentaria. El equipo argentino pagaba sus pasajes mientras el alojamiento corría por cuenta del país anfitrión, ahora van por todo.



En el escenario de setiembre en la ONU algo dirá Cristina sobre el trajinado acuerdo con Irán para investigar el atentado de la AMIA, que duerme sepultado en tribunales. Con el paso de los días empiezan a revelarse otros detalles que sirven para explicar por qué se firmó ese acuerdo, que parece haber sido impulsado por dos ilusiones que no se cumplieron. Del lado iraní, pudieron pensar en Teherán que con ese acuerdo se levantarían las alertas rojas que impiden la circulación por el mundo de los acusados por la Justicia argentina de haber actuado en esa atrocidad. Del lado argentino, pudieron pensar que Irán admitiría el viaje del juez Rodolfo Canicoba Corral a tomarles declaraciones. No ha ocurrido ninguna de las dos cosas y el entendimiento entró en una vía muerta, aun antes de que la Justicia suspendiera su vigencia. ¿Es imaginable que los dos gobiernos actuaron con ingenuidad? Queda como enigma. En la semana que pasó el Gobierno apeló esa decisión, pero a reglamento y para salvar la ropa, porque los tratados internacionales obligan a que los acuerdos firmados no sean frenados por la Justicia de un país. El día de mañana, explicaron en el Gobierno, la Argentina va a querer firmar un tratado de turismo con otro país, y la contraparte tendrá derecho a preguntarse si un juez argentino no lo va a frenar. La paralización del acuerdo, además, pareció despertar otras especulaciones en cuanto al caso. Por ejemplo, el fiscal de la causa, Alberto Nisman, le mandó un oficio al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en el que le reclama que le comunique si en alguna oficina del Gobierno hay información sobre el empresario Kanoore Edul, quien fuera investigado en la llamada pista siria sobre el atentado. Hasta ahora toda la carga de la investigación se había concentrado en la pista iraní, pero este pedido del fiscal crea una nueva derivación que fue descartada antes, y que ahora puede tomar nueva vida. La pista iraní que trabajó Nisman ha tenido el apoyo de países como Estados Unidos y parece que dormirá en adelante, una rareza para los expertos en estos asuntos, que afirman que ese país ha sido acusado pocas veces de estar detrás de atentados, a diferencia de Siria. Citan como ejemplo de esa excepción que Francia le atribuyó a Irán unos atentados con bomba en París pero que el asunto fue zanjado personalmente por el entonces presidente Jacques Chirac en un viaje que le costó sólo la liberación de unos detenidos. De nuevo la trama de los espías.



Vos rajá de acá pibe, gruñó el metalúrgico Lorenzo Miguel apenas vio entrar a un jovencísimo Mauricio Macri al lugar de reunión donde se negociaba la paritaria de Sevel, la automotriz que alguna vez manejó Franco Macri, el ahora chinoísta padre del jefe de Gobierno porteño. La anécdota la contó, riendo, el propio Macri para ilustrar su relación con el sindicalismo peronista y la refrescó, ante otros comensales, Raúl Timerman, primo del canciller, que ofició de anfitrión en Pizza Piola, en ese territorio simulado y conocido como Palermo Hollywood, de una sentada que reunió a dirigentes, empresarios y consultores. Timerman acaba de convertirse en presidente de la Agencia Braga, que pertenecía al histórico publicista de los Kirchner, Fernando Braga Menéndez, y ahora quedó en manos de Juan Carlos Malagoli. El primo Timerman, que alguna vez colaboró gerencialmente con Héctor en la revista Tres Puntos, contaba eufórico por un premio en el Publifestival que se montó en el Caixa Forum de Barcelona sobre una serie de piezas publicitarias para la ANSES. Escucharon el sindicalista de Canillitas y diputado nacional del moyanismo, Omar Plaíni, el operador de Florencio Randazzo y exintendente de Chivilcoy Aníbal Pittelli, el expresidente de la DAIA Jorge Kirszenbaum, Julio Bárbaro, Carlos Ares, los consultores Hugo Haime, Manuel Mora y Araujo y Analía del Franco, además del comunicólogo sciolista Juan Courel y Soledad Peralta, gerente de la Fundación Banco Provincia, además de histórica colaboradora de Karina Rabolini. Datos y números sobre dos de los interrogantes mayores de la política: quien encabeza las preferencias entre Daniel Scioli y Sergio Massa, y qué pasa con los votantes ante una posible unión de Macri con UNEN. Un consultor deslizó que el gobernador tomó la delantera a nivel país, pero otro dijo que le parecía exagerado. Hay dudas y visiones encontradas sobre si se potencian los votos de distintos ante un acuerdo. Los antecedentes no son favorables: Francisco de Narváez y Ricardo Alfonsín, en 2011, no pudieron generar una sumatoria.



Eso lo sabían bien los radicales que se amontonaban en una mesa al lado. Los exministros José Luis Machinea, quien bromeó que no le pregunten por la tablita en tiempos inflacionarios como los actuales, y Juan Sourrouille, además de Jesús Rodríguez, Juan Carlos Gómez Sabatini, esposo de Marta Minujín y, entre otros, el economista Oscar Cetrángolo. Juntos con los peronistas de la otra mesa, con los pronósticos futuristas de Bárbaro y las advertencias sobre paritarias intensas y complicadas que hizo Plaíni, se prestaron al juego de elegir las mejores frases políticas de todos los tiempos, donde la más votada es una que se atribuye a Juan Carlos Chueco Mazzón y reza: En el peronismo hay una sola cosa peor que la traición: el llano. Tiene, claro, un dejo de una famosa frase de Giulio Andreotti cuando, interrogado sobre si lo agotaba el poder, respondió que el poder desgasta a quien no lo tiene. Andreotti fue siete veces primer ministro de Italia. Para que todo quede en familia, Raúl Timerman aportó el vino, un Malbec 2011 marca Lunda de la bodega Mendel Wines que pertenece a una sociedad que integra Anabel Sielecki, esposa del canciller. Con el brindis, le regalaron a Plaíni -que usa Omar pero su primer nombre es Francisco- un cuadro con la imagen del papa Francisco y la frase 365 días haciendo lío, en referencia a su primer año de papado.



Diestro en el aforismo, Julio Grondona, el mandamás de la AFA, ha sintetizado en un párrafo el constante peregrinar de dirigentes al Vaticano a ver al Papa. Ahora Francisco recibe a todos pero no se olvida de los que lo iban a ver cuando estaba de negrito, dice Don Julio, tocándole la solapa para explicar que lo de negrito tiene que ver con la ropa y, en el caso de Francisco, a sus tiempos de obispo. La frase sirve, en este caso, para uno de los últimos visitantes al Papa, el jefe de Gabinete sciolista, Alberto Pérez, que estuvo varios días en el Vaticano pero que se conoce con el pontífice de la Universidad de El Salvador (USAL), a la que estuvo vinculado durante años Jorge Bergoglio y donde estudió, y empezó a militar, la principal espada política del gobernador. Pérez visitó a Francisco en Santa Marta, la residencial papal, y charlaron un rato largo. Apenas se vieron se repitió una situación que ha sido habitual este tiempo: los que conocieron antes a Bergoglio, no saben ahora cómo dirigirse y cómo llamar a Francisco. Le pasó, hace tiempo, a Aldo Carreras, el viejo amigo del Papa. No sé como decirle, se intimidó Carreras. Decime como me dijiste siempre, le respondió el Papa y desde entonces, Carreras cuando habla con Francisco lo llama monse por monseñor. A Pérez y los demás viajeros bonaerenses, les ocurrió algo similar, empezaron a balbucear y alguno se arrodilló. Vamos, che, vamos, les ordenó que no se excedan con el protocolo. Rieron, luego, cuando Pérez habló de cierta tendencia entre los políticos a lo que llamó habriaqueísmo que refiere a los que dicen lo que habría que hacer, pero no pasan de eso. El Papa se sonrió dando a entender que no solo eso existe en la política criolla. Multitarget, el Papa también recibió a Milagro Sala, la jujeña que conduce la agrupación Tupac Amaru que viajó junto a referentes de pueblos originarios y le regaló hojas de coca a Francisco, tras una reunión de casi una hora que terminó al grito de jallallá y muranta que en kolla y diaguita significan fuerza.



Durante el fin de semana los jueces trasladaron sus quinchos y conspiraciones hacia el norte del país, concretamente a la ciudad de Salta, donde tuvo lugar un encuentro para tratar cuestiones del Derecho Penal pero que en realidad fue una vidriera inmejorable para aquellos magistrados que se entusiasman con ocupar un asiento en el Consejo de la Magistratura, elecciones en las que se definen tres asientos del cuerpo colegiado y que ofrecen mayores emociones desde el fin del bipartidismo que dividía a los jueces entre las listas Celeste (progresista) y Bordó (conservadora). Para los próximos comicios habrá entre tres y cuatro candidatos. El principal sarao fue en un restaurante tradicional en el cual se comió cabrito asado, se bebieron caldos en abundancia (hubo algún exceso de felicidad) y la música corrió por cuenta del grupo El Quebracho, formación que desde 1995 anima las principales peñas de la clase dirigente salteña. Estuvieron el camarista Luis María Cabral (candidato Bordó a la Magistratura); la camarista laboral Gabriela Vázquez (candidata Celeste); el juez de Bariloche Leonidas Moldes (la novedad en materia electoral para el Consejo); el titular de la Cámara Federal de Córdoba, Luis Rueda; el camarista marplantense Alejandro Tazza; la jueza chaqueña Zunilda Niremperger; el anfitrión de la Cámara de Salta, Jorge Villada; el juez Diego Barrotaveña (intenta ser candidato para presidir el gremio de jueces); el camarista salteño Renato Rabbí-Baldi Cabanillas; y el juez de esa misma provincia Miguel Medina.



Moldes fue uno de los más consultados por los comensales debido a que su candidatura a la Magistratura es la más reciente. Dio algunas pistas sobre su pensamiento: aseguró tener buena sintonía tanto con celestes como con los de la bordó y dijo que de ser electo pedirá licencia en Bariloche para afincarse en Buenos Aires. A diferencia de sus competidores, Moldes no hace en definiciones políticas y recuerda, a los que le preguntan, que el Consejo tiene que recuperar cierto estilo técnico tanto en el tratamiento de causas como en la administración, mensaje que desde hace meses se escucha, como una necesidad imperiosa, en las alturas de la Corte Suprema.



El embajador del Reino de los Países Bajos, Hein de Vries y su mujer, Chantal, presentaron y celebraron junto con el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, a los artistas del Tandem, un programa de intercambio entre las ciudades de Amsterdam y Buenos Aires. Esa misma tarde del jueves pasado, en los salones de la residencia de la avenida del Libertador y Ugarteche se exhibieron las obras. Parecía un cóctel habitual, pero los diseñadores llegados desde los Países Bajos y la artista Silvia Gurfein, lograron sorprender a los invitados. Unas gloriosas modelos holandesas, rubias y bellas como sirenas, con sus cuerpos cubiertos con transparencias y lentejuelas, paseaban los diseños de moda e interactuaban con la gente. El grupo SALON, a cargo del curator Gijs Store, inspirado en los salones culturales decimonónicos, se volvió partidario de la integración y así decidió sumar a sus diseñadores y modelos al cóctel, para dialogar sobre arte. Contaron entonces que no les interesa mostrar sus fabulosos vestidos en museos o pasarelas. La argentina Silvia Gurfein no se quedó atrás con el criterio renovador de su obra, y metió mano en la biblioteca. Ella convirtió unas pilas de libros en pedestales que (metafóricamente) soportaban el peso de la sabiduría.  



Los invitados disfrutaban de pequeñas sopas picantes -que cortaban el frío y también la respiración-, había zapallitos enrollados, los bocaditos de jamón o salmón con un surtido de vegetales y las brochetes de lomo, todo acompañado por vino o cerveza, mientras recorrían la residencia para ver los diseños de zapatos y carteras mezclados con los objetos decorativos del embajador. El historiador del arte Ángel Navarro, una eminencia en arte europeo, contó que acaba de acceder a un cargo en el Museo Nacional de Bellas Artes, institución en la que trabajó durante décadas con diversos contratos. Cuando le preguntaron si comparte su trabajo con los jóvenes de La Cámpora que trabajan en el MNBA, respondió: Ahora estoy contento porque me jubilo y mi mayor placer es el descuento que me hacen en el colectivo. Como un cowboy desenfundó su carnet de jubilado, lo puso junto a la Sube y aseguró que sólo paga 1,50 pesos el viaje. En este orden de cosas se comentó que el embajador es un eximio ciclista y suele viajar en bicicleta. Pero el ídolo de la noche fue Federico Fernández, el primer bailarín del ballet estable del Teatro Colón y el más joven y revoltoso. Con sus apenas 26 años ganó fama con su talento, pero también con sus protestas: dice que en el Colón tratan a los artistas como a empleados públicos. Estaba también el artista holandés Rob Verf, quien al igual que su rey se enamoró de una argentina y se radicó en nuestro país. Hein de Vries habló del protagonismo de las ciudades y de su poder convocante. Lombardi agradeció las cuestiones que aprendió de los holandeses, como pensar en términos económicos, y destacó el valor de las alianzas estratégicas. El concepto de capital cultural es de vieja data.Atenas, Roma, París y Nueva York, alcanzaron ese estatus, pero hoy la lucha no se libra por el dominio supremo sino por ganar amigos. Estaban con ese plan la directora del programa Tandem, Gabriela Ricardes; Jorgelina Novik, de Ceremonial; Guillermo Dietrich, de Transporte; Mariano Soto, Gaby Urtiaga, Blanche Voorneman y Luis Osejevich, entre muchos más de ambos países. De Vries aportó el dato erudito al contar que la residencia fue construida por el arquitecto Bustillo para reunir una familia entera en un solo edificio y que, como tantas propiedades de la sociedad criolla, acabó dividida y con cartel de venta. No obstante, la residencia tiene 1.000 metros en un solo piso.No es poca cosa.



Si faltasen testimonios sobre el imperio de la cultura del encuentro sobre el ánimo criollo, había que estar el jueves por la noche en la residencia del empresario José Urtubey (Celulosa, directivo de la UIA) en la quebrada de San Lorenzo, una evocación del costado más opulento y distinguido de la sociedad de Salta. Allí albergó, atraído por un menú de empanadas, lomo de cerdo braseado y humitas, a dirigentes tan contradictorios como su hermano, el gobernador Juan Manuel; el Juan Manuel cordobés, De la Sota; y el presidente de la UCR, Ernesto Sanz. Estaban todos en esa provincia para participar de un precoloquio de la ong IDEA, que sesionó allí durante el fin de semana y convocó a dirigentes tan dispares que algún oficialista podría, otrora, darle el carácter de destituyente. Bajo una carpa que prolongaba una galería, el dueño de casa sentó a estos políticos, al economista Mario Blejer -que hoy protagonizará una actividad del sciolismo junto a Miguel Bein en la Capital Federal- ; la directiva de GM, Isella Costantini, en la misma mesa de los directivos de IDEA, Miguel Blanco y Ernesto Ferrer, que convivieron como amigos de toda la vida. En otras mesas se repartieron otros asistentes, como el presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni; el diputado kirchnerista Pablo Cosimer; el empresario Saul Rozstein; el abogado Guillermo Lipera; Fabián Falco, Gonzalo Verdomar, Juan Pablo Maglier, Ignacio Viale; el ministro de la Producción de Córdoba, Martín Llaryora; Javier Goñi (Alpargatas); Jorge Gouou (IBM); Jorge La Roza (Dow) y muchos otros habitués a las tenidas de esa ONG que tiene su prime time en el coloquio de Mar del Plata. De la Sota fue quien mejor aprovechó la hora del brindis para hacer algo de proselitismo diciendo que había fin de ciclo y que había terminado la época de prepotear al otro como método. Sanz fue más suave y reservó sus dardos para la presentación del día siguiente sobre la Conadep de la corrupción. En los corros de sobremesa hubo celebración de la oportunidad de poder estar todos juntos bajo una misma carpa, sin necesidad de pelearse. Sanz se fugó temprano porque al día siguiente, además de la exposición, tenía jornada radical con correligionarios que lo esperaron a mediodía para un almuerzo ya de campaña en el Mesón Español de la capital provincial, en un intento de recuperar a la UCR local que tiene un senador por Cafayate, Miguel Nanni -ligado al nosiglismo-, y como todo el radicalismo del Norte, un Farizano (éste es José María).



Sanz venía de otra convivencia, la del martes, en una mesa también de varias especies políticas. Estuvo en la mesa central de la cena en el Hilton del 50° aniversario de CILFA, la cámara de laboratorios farmacéuticos nacionales, que tuvo el alarde de poner en la cabecera a este grupo: el ministro de Salud Juan Manzur, Mauricio Macri, Sanz, el secretario de Comercio Augusto Costa -contradictor del sector por el debate sobre el precio de sus productos- y los empresarios Hugo Sigman, Daniel Sielecky, Sebastián y Juan Bagó, Saúl Breigman e Isaías Drajer, titular de la convocante. Manzur fue quien más político llevó al discurso con un extenso speech sobre el calendario de vacunas que todos entendieron muy bien. En la mesa, Macri, Sanz y los funcionarios kirchneristas hicieron estilismo de cohabitación porque era una fiesta empresaria en la que la política sólo podía molestar.



La agenda de algunos de estos protagonistas incluyó alguna tenida benéfica, como la cena del miércoles en la Rural de la Fundación TECHO, que llamó a un lote de mil empresarios y políticos a cambio de $ 1.000 por cubierto y el atractivo de sorteos de productos donados por auspiciantes. Con eso recaudaron $ 2.263.240. Para que la política no recortase expectativas, el show estuvo a cargo de la imitadora oficial Fátima Flórez, pero que omitió esta vez la caricatura de Cristina de Kirchner que la hizo famosa (consoló a los asistentes con emulaciones de Shakira, Nacha Guevara y Soledad Pastorutti). Los organizadores les dieron la palabra a dos de los integrantes de esa nueva liga que camina por el mundo con el rótulo del Diálogo Interreligioso: Omar Abboud, director de la Corporación Buenos Aires Sur y dirigente islámico, y Lucas Randle, extitular del área de Gobierno de la administración macrista, quien relató anécdotas de cuando debió intervenir en la regularización de viviendas porque a los adjudicatarios, en una oportunidad, los habían confundido con ocupas. Si de convivencia se trataba, no faltó Ernesto Sanz, a quien acompañaron, entre otros, Jorge Enríquez, consejero de la Magistratura CABA; el exjefe de Gobierno y hoy ministro sciolista Jorge Telerman, Daniel Arroyo, Carlos Kunkel, Gustavo Marangoni, Guillermo Marcó, Daniel Goldman, Hugo Sigman, Martín Berardi (Ternium Siderar), Federico Braun (La Anónima), Jorge Goulu (IBM), José Urtubey (vice UIA), Marcelo Torrisi (Tapebicua), Fernando del Carril (P&G), Patricio Greco (SC Johnson), Fernando Rubín (Banco Hipotecario), Gustavo Weiss (Cámara de la Construcción), Marcelo Garcia (Gte. Gral. Banco Provincia) y Carlos García (Garbarino).



Vamos a terminar con un chiste místico-delictivo. Un ladrón entra a una casa aparentemente vacía. Cuando está juntando los electrodomésticos, las cámaras y las joyas escucha una voz, como de ultratumba, que le dice:

-Jesús y San Pedro te están mirando...

El ladrón se sobresalta y enfoca con la linterna el cuarto donde está. Allí ve a un loro que, subido a un armario, le repite una y otra vez, en tono de advertencia:

-Jesús y San Pedro te están mirando...

Al delincuente le vuelve el alma al cuerpo y le grita al animalito:

-¡Hijo de puta: me asustaste! ¡Te voy a arrancar las plumas!

El loro, sin inmutarse, dice:

-Soy San Gabriel, y te aviso que Jesús y San Pedro te están mirando...

El ladrón, ya relajado, le responde:

-¿Y quién fue el imbécil que te puso San Gabriel?

-El mismo imbécil que les puso Jesús y San Pedro a los dos Rotweiller que están detrás tuyo y que ¡ya te avisé diez veces que te están mirando!

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