28 de enero 2010 - 00:00

China ya no queda tan lejos

Las chinas Na Li y Jie Zheng tenían un duro desafío anoche, cuando se enfrentaban a la estadounidense Serena Williams y a la belga Justine Henin, respectivamente, con el sueño de jugar la final de un Major por primera vez en sus carreras.
Las chinas Na Li y Jie Zheng tenían un duro desafío anoche, cuando se enfrentaban a la estadounidense Serena Williams y a la belga Justine Henin, respectivamente, con el sueño de jugar la final de un Major por primera vez en sus carreras.
Con una mirada ingenua, uno podría aseverar que el hecho de que dos chinas se hayan instalado por primera vez en la historia en las semifinales de un Grand Slam obedece más a una casualidad del destino que a la consecuencia de un proyecto a largo plazo. Sobre todo si se considera que el suceso se produjo en el tenis femenino, que en los últimos años sumó tanto glamour, belleza y marketing como desprestigio y paridad en los courts, a raíz del flojo nivel de sus participantes. Actualmente, ser top ten no garantiza buenos resultados. Y si no, habría que preguntarle a la estadounidense Venus Williams, N° 7 del mundo, que, en cuartos de final, cayó ante la china Na Li, N° 16, por 2-6, 7-6 (4) y 7-5. Otra compatriota que también está brillando en el Melbourne Park es Jie Zheng, N° 35, accedió a semis tras un arrollador 6-1 y 6-3 sobre Maria Kirilenko.

Por tal motivo, si se observan los casos de estas chinas con un poco más de agudeza, se podrá conjeturar que sus resultados no son sólo obra de la fortuna. Sus éxitos obedecen a una decisión que ambas tomaron a fines de 2008, cuando se apartaron del aparato gubernamental chino. Este distanciamiento les permitió a Li y a Zheng tener la libertad de escoger entrenadores, organizar su agenda de torneos e incluso retener el grueso de sus ganancias. Anteriormente, el Gobierno les retenía el 60 por ciento, y ahora sólo tributan el 6 o 12 por ciento.

Otro aspecto clave en el despegue del tenis en el gigante asiático fue la figura del ex tenista estadounidense Michael Chang (de padre oriental), quien, como Embajador de Buena Voluntad para el deporte chino, motorizó la renovación tenística, con los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 como pico máximo, en los que Jie Zheng y Zi Yan obtuvieron la Medalla de Bronce en dobles. En Atenas 2004, Jing Li y Tian Tian Jun habían logrado la presea dorada en la misma disciplina, todas muestras de crecimiento.

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