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China ya no queda tan lejos

Las chinas Na Li y Jie Zheng tenían un duro desafío anoche, cuando se enfrentaban a la estadounidense Serena Williams y a la belga Justine Henin, respectivamente, con el sueño de jugar la final de un Major por primera vez en sus carreras.
Por tal motivo, si se observan los casos de estas chinas con un poco más de agudeza, se podrá conjeturar que sus resultados no son sólo obra de la fortuna. Sus éxitos obedecen a una decisión que ambas tomaron a fines de 2008, cuando se apartaron del aparato gubernamental chino. Este distanciamiento les permitió a Li y a Zheng tener la libertad de escoger entrenadores, organizar su agenda de torneos e incluso retener el grueso de sus ganancias. Anteriormente, el Gobierno les retenía el 60 por ciento, y ahora sólo tributan el 6 o 12 por ciento.
Otro aspecto clave en el despegue del tenis en el gigante asiático fue la figura del ex tenista estadounidense Michael Chang (de padre oriental), quien, como Embajador de Buena Voluntad para el deporte chino, motorizó la renovación tenística, con los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 como pico máximo, en los que Jie Zheng y Zi Yan obtuvieron la Medalla de Bronce en dobles. En Atenas 2004, Jing Li y Tian Tian Jun habían logrado la presea dorada en la misma disciplina, todas muestras de crecimiento.
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