• DISPUTA EN BUENOS AIRES SE CONVIERTE EN GUERRA DE "A TODO O NADA" PARA EL 22 DE OCTUBRE Cambiemos seguirá sin mayorías, aunque negociará más aliviado en ambas cámaras. Gobernadores y jerarcas del PJ deben salir de la guarida, tras desligarse de la “jubilación” de la expresidente.
Miguel Pichetto y Emilio Monzó.
El Gobierno avanzaba en la madrugada de hoy, y al cierre de esta edición, el casillero de una importante batalla: alejar el sueño del camporismo de gatillar un default político desde diciembre próximo en el Senado en caso de un triunfo claro de Cristina de Kirchner en la provincia de Buenos Aires. La expresidente quedaba cerca de Cambiemos en las PASO -mínima diferencia pero con final abierto- y si se repite en octubre el resultado de las últimas horas el Gobierno, que inflará sus interbloques, tendrá mayor margen para negociar con el resto de la oposición; en especial, con el debilitado PJ.
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Los gobernadores justicialistas, la mayoría en sus guaridas y a la espera de Cristina ganadora o perdedora en las PASO, tienen dos movimientos naturales por delante. El primero es la renovación, tras la paliza de Cambiemos en varios distritos comandados por el PJ; el segundo, dejar de amagar y armar una liga de mandatarios para negociar con el Gobierno, sin importar si Cristina pierde o gana por una mínima diferencia.
De hecho, un reagrupamiento serio del PJ hubiese desactivado mucho antes el "vamos a volver" del camporismo. "Lo único que le pedimos a Casa Rosada fue que jubilara a la 'señora'", se quejó un operador premium días atrás.
Con los gobernadores escondidos y con Casa Rosada en el juego de la polarización, el "retiro" político de la expresidente quedó en manos del exministro de Educación y primer candidato a senador por Cambiemos en Buenos Aires, Esteban Bullrich, quien gozó del empuje de alta velocidad que aplicaron María Eugenia Vidal y Mauricio Macri: entre ambos consiguieron desplumarle a Cristina de Kirchner el "celestial" 54% que obtuvo en 2011. La exmandataria seguía esta madrugada con su estrategia clandestina y prefirió no emitir voto en Santa Cruz- ni deslizar sonido, y sólo se limitó -hasta el cierre de esta edición- a relatar en redes sociales una actividad familiar junto a su nieto.
En Diputados, el interbloque de Cambiemos que lidera el radical Mario Negri sumaría en octubre 15 legisladores para llegar al centenar de voluntades -con aliados-, aunque aún quedará alejado del quórum de 129. La bancada que retrocederá en votos y poder es la del serpenteante Sergio Massa, cuya estrategia de zigzagueo y agregados a través Margarita Stolbizer marearon a su electorado. Mientras tanto, el FpV y el PJ deberán hacer esfuerzos para evitar la disminución de sus nóminas, aunque el kirchnerismo continuará como principal fuerza opositora en esa cámara.
Cambiemos se inflará en el Senado pero seguirá precisando de la oposición, y de ahí la importancia del PJ y de Cristina de Kirchner como segunda en Buenos Aires. El sendero posible: la expresidente separada de todos y con un bloque camporista cercano a diez legisladores; y una bancada justicialista manejada por el delegado premium de los gobernadores, Miguel Pichetto, pero ya sin quórum. En el medio, la posibilidad de acuerdos varios e incluso un Moncloa doméstico, cuya cotización bajó tras la clara victoria de Casa Rosada en provincias de signo antimacrista.
A la hora de negociación cobrará mayor importancia el trabajo "hormiga" que hace con todos los legisladores el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo anoche se desvanecía la idea de ser reemplazado en ese cargo por Humberto Schiavoni, que quedaba segundo en Misiones-; la ayuda desde Casa Rosada vía Marcos Peña y Rogelio Frigerio; y el acercamiento que en Diputados consiga el titular de la cámara y peronista con témpera PRO, Emilio Monzó. El último, valorado por propios y extraños a la hora de crear acuerdos, fue corrido de estas elecciones por el Gobierno tras sus pícaros intentos de ocupar casilleros en las listas de Buenos Aires con el fin de mantener su poder de influencia en territorio de Vidal.
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