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Cristina recibió a la farándula con ajuar brilloso y llamativo
No es novedad que Cristina de Kirchner reciba a los artistas y personalidades que visitan a la Argentina. Por su escritorio pasaron desde Madonna, Antonio Banderas y Shakira hasta los locales Cacho Castaña, Nancy Dupláa, Pablo Echarry y Guillermo Francella. Lo curioso es que hayan coincidido tres en una misma semana, una agenda cholula, se diría, para una mandataria.
Los recibió por separado en su despacho y es sabido que los famosos suelen sobrevestirse y usar ropa de fiesta hasta para ir a la peluquería. Cristina de Kirchner conoce este detalle y pareció redoblar la apuesta con un outfit que hasta incluyó lentejuelas, animal print y detalles de cuero, atuendos que parecieron contar con la impronta de un vestuarista teatral más que de diseñadores de moda.
Empezó relativamente discreta. El martes, con los cantantes Nelly Omar -quien, cual estrella de Hollywood que evita ser reconocida en público, no se sacó en ningún momento los lentes oscuros de sol- y Ricardo Montaner, fue el turno de las joyas brillosas y un escote ajustado y más profundo que de costumbre. Ese detalle llamó la atención de quienes la vieron luego en un acto de la Sociedad Científica Argentina, ya que la Presidente, pese a que tiene un busto que despertaría la envidia de más de una, pareciera acomplejada con este atributo y siempre opta por disimularlo. Pero se animó a algo más sensual, y si alguien pensara que se habría hecho un retoque en esa zona, en realidad lo único que hizo fue resaltar su busto con una remera ajustada y de escote redondo, combinado con un saco entalladísimo y de escote en «V».
El jueves, al recibir a Lola Ponce, lució un suéter de hilo con vistas brillantes y un falda floreada larga hasta los pies, que no la favorecía para nada al resaltar sus caderas en vez de afinarlas. Para completar, una gargantilla de ocho vueltas de perlas amarillas coronó el ajuar llamativo. De todas maneras, no llamó la atención más que la cantante, que vistió indumentaria de cuero de dudoso gusto y usó guantes sin dedos, muy poco formales para un encuentro con un mandatario.
El viernes, más recargada que nunca, en el acto por la restauración del ex Ministerio de Obras Públicas, vistió una falda de leopardo y una chaqueta con puños labrados en hilo plateado, y por debajo una blusa con lentejuelas. Así completó una semana de ajuar exageradamente vistoso, a tono con la ropa de los famosos, pero en nada acorde con los atuendos que debería llevar una presidente.
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