"La duda es: ¿para quién estaba hablando Rousseff? Para el Papa o para el elector? ¿Para el millón y medio (de personas) de la Jornada Mundial de la Juventud o para el millón y medio de personas en las calles exigiendo dignidad, el fin de la corrupción, servicios decentes?", se preguntó la columnista del diario Folha de Sao Paulo Eliane Cantanhêde.
La sintonía en torno de la cual Rousseff hizo girar su discurso fue reconocida por el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, quien dijo además que el Papa "apreció mucho" las palabras de la mandataria.
"Fue un discurso muy rico en relación con el empeño por justicia, igualdad", dijo el portavoz, quien calificó como "muy positiva" la propuesta de una alianza internacional por justicia.
Las concordancias entre la exguerrillera y el primer papa sudamericano, considerado un pontífice "de ruptura" que buscará implementar profundas reformas en la Iglesia, fueron señaladas también por el analista Valdo Cruz.
Según el columnista de Folha, tanto el Papa como el mundo político brasileño "enfrentan desafíos semejantes: sus instituciones se desconectaron de las voces de las calles y corren el riesgo de ser destronadas. Una a mediano y largo plazo; la otra a cortísimo plazo".
"Si los gobernantes brasileños, con Rousseff al frente, sufren una sangría de popularidad que pone en peligro sus proyectos de poder para el año que viene, la Iglesia Católica sólo pierde fieles en los últimos años (en Brasil), donde según una encuesta de Datafolha los católicos son hoy el 57% de los brasileños, muy por debajo del 75% de 1994".
Cruz considera que, en este escenario, es "más que simbólica" la visita del Papa a Brasil, donde permanecerá hasta el lunes, cuando regresará a Roma.
"Puede ser una oportunidad única de inicio de transformaciones en la vida de los rebaños de católicos y de los electores", concluyó.
"Nosotros luchamos contra un enemigo común: la desigualdad en todas sus formas", dijo asimismo la mandataria, quien vive el peor momento desde que asumió, en enero de 2011: retracción económica, inflación en alza, masivas revueltas populares contra su gestión e índices de aprobación en caída.
La mandataria del Partido de los Trabajadores (PT) subrayó que tanto su Gobierno como la Iglesia "comparten valores" tales como "la justicia social, la solidaridad, los derechos humanos y la paz entre las naciones", y resaltó "el compromiso de Su Santidad con esos valores".
"En su discurso del 16 de mayo, Su Santidad manifestó preocupación con las desigualdades agravadas por la crisis financiera y el papel nocivo de las ideologías que defienden el debilitamiento del Estado, reduciendo su capacidad de proveer servicios públicos de calidad para todos. Manifestó su preocupación por la globalización de la indiferencia, que deja a las personas insensibles al sufrimiento del prójimo", constató la mandataria, asegurando que "comparte y se une a esa posición".
"Brasil se enorgullece mucho de haber alcanzado extraordinarios resultados en los últimos diez años en la reducción de la pobreza, la superación de la miseria y la garantía de seguridad alimentaria de nuestra población", resaltó, al tiempo que instó a la Iglesia a apoyar la propagación, a nivel global, de los programas de distribución de renta aplicados en Brasil.
"Creemos que el apoyo de la Iglesia puede transformar eso (los programas de combate al hambre) en una iniciativa global", indicó.
Agencia DPA |
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