10 de febrero 2011 - 00:00

Cupones bursátiles

Otras señales se sumaron para considerar que la caída a pique en el índice del lunes no resultó obra de una coincidencia. También se advirtió una fuerte contracción en el segmento de títulos públicos, los que se hicieron más relevantes porque, en la realización con acciones ya los negocios venían comprimidos desde bastante antes (afortunadamente, cabe agregar).

Si la rueda del lunes hubie-ra tomado al mercado en sus mejores montos de órdenes, podía haber resultado un saldo del índice de esos que se anotan en «rojo» y muy remarcados. Si solamente a media máquina el índice líder cayó un 2 por ciento, dentro de lo que era un ritmo gobernable, la respuesta al interrogante seguramente que sería poco agradable.

Pero detrás de las medidas sobre lo que debe informarse en el sistema bursátil, reapareció aquella trasnochada idea que parecía haberse quedado en el cesto de los impulsos, sin obtener mayor recorrido. La del avance sindical para «socializar» utilidades empresariales, participando como un socio minoritario, sin adquirir acciones. Y hasta se mencionó la intención de querer integrar los directorios, como para ejercer una «vigilancia».

Ya a estas alturas los asun-tos se han mezclado, si bien el primero de ellos ya es cosa aprobada. Y el segundo, en apariencia, recién iría a instalarse a partir de marzo en el Congreso. Lo que hay de cierto, como efecto, es que en ningún caso esto puede resultar aliciente para el sistema local. Que nada tiene en contrapar-tida, como para compensar lo que producirá heridas en su estructura.

Las variables

Cuando insistimos -perió-dicamente- con aquello de las «variables ingobernables», capaces a veces de torcer -y en otras de quebrar- una tendencia, nos referimos a cuestiones como las mencionadas. Que no estaban en el escenario de 2010, o la que llegó a estar se diluyó pronto, y que se sucedieron imprevistamente en una misma semana.

No es la mejor manera de iniciar 2011, que ya tiene por delante algún camino que se puede pronosticar como escarpado, con política, inflación y otras lindeces. Pero cuando hay «específicos» que van de lleno contra la modesta quinta en que se ve resumido el sector bursátil en nuestro medio, se entiende por qué hemos caído: para seguir cayendo.

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