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De la pesadilla al sueño
Julio Falcioni encontró el formato que más le convenía a sus convicciones futbolísticas y al plantel, que tiene y está encontrando una de sus premisas: la solidez defensiva.
Un equipo que ataca con Palermo, que sigue con su sequía goleadora como única punta y con la genialidad de Riquelme para manejar los tiempos y para pegarle en los tiros libres.
Enfrente Estudiantes cambió su esquema para poblar también la mitad de la cancha y lo que pareció que iba a ser una lucha en ese sector se destrabó a los 5 minutos cuando Hernán Rodrigo López abrió el marcador, haciendo callar a todo el estadio.
Boca reaccionó gracias al magistral tiro libre de Riquelme, que puso las cosas iguales, cuando el equipo estaba desorientado y a partir de allí se libró la batalla que se esperaba, en la que ninguno de los dos sacó ventaja.
Falcioni tuvo reflejos para cambiar el esquema y sobre todo el módulo de ataque, sacando a Cristian Chávez (a quien le habían anulado mal un gol) y a Martín Palermo para que entraran Mouche y Viatri.
Boca tuvo más presencia ofensiva, pero no podía desequilibrar hasta que en el último minuto Pablo Mouche desbordó por derecha y su centro fue conectado de «palomita» por Lucas Viatri para darle un triunfo que a Boca lo invita a soñar, con prenderse en la lucha de arriba.
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