17 de marzo 2009 - 00:00

De manual, la CGT simula ruptura para “cobrar” más

Hugo Moyano compartió ayer en la CGT con el juez de la Corte Eugenio Zaffaroni un acto por el Día de los Derechos Humanos. La cita se produjo cuando los gremios volvieron a instalar la disputa por la libertad sindical, tema que revivió un fallo cortesano. Estuvo, también, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Hugo Moyano compartió ayer en la CGT con el juez de la Corte Eugenio Zaffaroni un acto por el Día de los Derechos Humanos. La cita se produjo cuando los gremios volvieron a instalar la disputa por la libertad sindical, tema que revivió un fallo cortesano. Estuvo, también, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.
Antiguos socios, Hugo Moyano y Gerónimo «Momo» Venegas pactaron dividir el universo gremial para apostar, por separado pero con un objetivo compartido, a los armados del PJ oficial y disidente, como una estrategia para mejorar la cosecha electoral del sindicalismo.
La semana pasada, con apenas horas de diferencia, uno en el polideportivo de taxistas, el otro en la sede de UATRE, lanzaron las mesas sindicales con las que planean incidir, y cobrar en candidaturas, tanto en el kirchnerismo como en el antikirchnerismo.
Ortodoxos, los dos recurrieron a figuras previsibles y siempre invotados. Moyano digitó, a través del secretario gremial de la CGT, Omar Viviani, la creación de la mesa sindical Juan Domingo Perón, donde englobó al grueso -aunque hubo ausencias notables- del moyanismo.
Venegas, como anfitrión, presentó la Agrupación Peronista Político Sindical José Ignacio Rucci, donde congregó a sectores de las 62 Organizaciones y logró sentar a delegados de gremios poderosos. Un caso a modo de ejemplo: el metalúrgico Enrique Salinas.
El moyanismo, aún con matices y ciertos arrebatos de enojo con la Casa Rosada, reivindicó el respaldo al PJ que preside Néstor Kirchner y, por esa vía, a la marca electoral del matrimonio presidencial: el Frente para Victoria. De mínima, pretenden que Héctor Recalde renueve como diputado.
El sector de Venegas, de diálogo permanente con Eduardo Duhalde, resolvió expandirse por provincia para «jugar» en el esquema que comparten, entre chispazos, Felipe Solá, Francisco de Narváez y Mauricio Macri. «Momo» es un activo operador del ex gobernador.
Lo que a simple vista puede leerse como una división no es más que una táctica. A principios de la semana pasada, Venegas y Moyano acordaron caminar por senderos políticos antagónicos: el camionero seguirá junto a los Kirchner; Venegas con Duhalde y el PJ anti-K.
Ese simulacro de ruptura no sólo se registra en la CGT. Los gremios también juegan a dos puntas: abundan los ejemplos en que el secretario general, más formal, preserva el espacio K mientras que manda a su segundo a participar de la estructura anti-K.
El esquema se parece demasiado al de 2005, cuando el moyanismo se alineó con Kirchner -en aquella lista fue Recalde de diputado- mientras que otro sector apostó a los Duhalde. Salinas, de la UOM, fue de hecho candidato a diputado en esa lista. No entró.
Cerca de Venegas, se especula con que Salinas, adjunto de La Seis-Dos, podría volver a figurar en una boleta, ahora en la del PJ anti-K donde todavía no está definido si será encabezada por Solá o por De Narváez.
¿Será «Momo» candidato a diputado? No aparece entre sus prioridades. Hace tiempo, los caudillos gremiales dejaron de ver al Congreso como un objetivo propio -en otros tiempos pasaron, por allí, figuras como Saúl Ubaldini- y se limitan a pedir espacios para sus laderos.
La excepción es Luis Barrionuevo, que ganó una banca por Catamarca, que debe renovar este año, y que aparece como un tercer armado -enemistado con Moyano pero con instancia de diálogo con Venegas- que apuesta también al armado anti-K, cerca de De Narváez.

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