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Diferente fidelidad al original de Portis
Empecemos por la última. Hailee Steinfeld es buena, pero el rostro de Kim Darby, casi de muchachito, luce más adecuado, ya que la novela de Charles Portis nos sugiere un marimacho de frontera, y el dibujo de tapa de la edición original parece Humberto Tortonese con pollera acampanada. Como sea, antes de decidirse por Darby, Hollywood pensó en Sally Field, Tuesday Weld, Karen Carpenter, de The Carpenters, y hasta, increíblemente, Mia Farrow (y Elvis Presley para el rol de LaBeouf).
En cuanto a fidelidad, la cosa está repartida. Los Coen retoman la estructura original con una vieja solterona, tullida y chupacirios recordando viejas épocas, y respetan lugar, estación del año y edad del asesino. Pero Hathaway hace un relato más adecuado de iniciación para jóvenes, tal como pedía Charles Portis, ex sargento de marines en Corea. Su alabado parentesco literario con Mark Twain es allí más evidente. Párrafo especial, además, para la adaptadora Marguerite Roberts, nieta de un sheriff bravo, esposa de un escritor comunista, y, para John Wayne, «la mejor escritora de westerns». El Duke llegó a defenderla por eso, ayudándola a salir de la lista negra en que ella estaba desde que se negó a delatar a sus «compañeros de ruta» en 1952. Y doña Maggie le regaló la escena que habría de hacerle ganar el Oscar: la parte en que el viejo, que comienza a valorar a la joven como a una hija, le confiesa su fracaso como padre y marido (su única familia es un chino viejo con un gato).
Ahora Jeff Bridges también es candidato al Oscar por este mismo personaje, aunque no tenga esa ni otras escenas similares. ¿Será que lo hace mejor, cambiándose el parche al otro ojo? Hay una diferencia. Bridges hace de Rooster Cogburn. El Duke era Rooster Cogburn (y lo del parche fue un invento suyo en homenaje a su maestro John Ford, porque Portis sólo había imaginado un mostacho).
P.S.
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