25 de agosto 2014 - 00:00

El antichavismo, dividido, y lejos de hitos electorales

Las manifestaciones convocadas por Leopoldo López y María Corina Machado en febrero pasado, y llamadas “La Salida”, no fueron respaldadas por el pleno de la MUD.
Las manifestaciones convocadas por Leopoldo López y María Corina Machado en febrero pasado, y llamadas “La Salida”, no fueron respaldadas por el pleno de la MUD.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no logró asumir la gestión de los problemas que enfrenta Venezuela -inflación del 60% anual, desabastecimiento crónico de productos básicos, inseguridad, corrupción, entre otros- como consecuencia de las tensiones en su seno, alimentadas por los personalismos, que llevaron a la alianza opositora a sumirse en una crisis interna que la alejan de su objetivo de ser Gobierno.

La renuncia de Ramón Aveledo a la secretaría ejecutiva de la MUD fue el último capítulo en las dificultades que afrontó el experimento opositor de conciliar sectores ubicados en las antípodas de la lucha contra el chavismo, diferencias fácilmente relegadas a segundo plano cuando hubo que enfrentar en elecciones a Hugo Chávez (2012) y, tras su muerte, a Nicolás Maduro (2013); pero que se convirtieron en la regla que marcó las relaciones entre los líderes opositores desde hace meses, primero con la llamada "guerra económica" y luego -hasta llegar al punto de implosión de la coalición- con las manifestaciones antigubernamentales de febrero pasado.

"Se trata de una crisis profunda producida por las reacciones de diferentes sectores de la oposición ante la variada interpretación del grave deterioro de Venezuela en la etapa de Maduro", afirmó a Ámbito Financiero el analista político, Milos Alcalay. Los últimos sucesos (represión de protestas, profundización de los problemas económicos, inseguridad) "provocaron fricciones y contradicciones internas ya que se trataba de un diagnóstico de la realidad divergente".

Un país sumido en una compleja trama de conflictos encontró a la MUD sin un plan programático o un acuerdo de acción de sus líderes. Quedaron al descubierto las falencias de la oposición para actuar más allá de los intereses personales de sus máximos referentes y su limitada naturaleza, esto es ser una mera alianza antichavista en tiempos electorales.

"Siendo 2014 un año sin elecciones, surgieron críticas profundas a la conducción política y al falso diálogo con el Gobierno (que buscaba poner fin a las manifestaciones antigubernamentales violentas), y quedó demostrado que no es sólo suficiente ponerse de acuerdo en los nombres de los candidatos sino que (la cohesión) es una exigencia para enfrentar al chavismo", afirmó Alcalay.

La división de la MUD entre sectores moderados, bajo la conducción del gobernador de Miranda y exrival presidencial, Henrique Capriles, y los radicales Leopoldo López y María Corina Machado (detenido por su papel en las protestas y destituida de la Asamblea Nacional, respectivamente), ideólogos de la estrategia "La Salida" para forzar la caída de Maduro, quedó clara en los últimos meses y, para muchos, es el presagio del final de la coalición.

Para otros, como el director de Datanálisis, Luis Vicente León, "la MUD no puede dividirse porque no es un partido político ni una institución que aglutine un pensamiento homogéneo. Es, por diseño, un espacio donde se unifica la lucha circunstancial contra el chavismo". "Y cuando termina un proceso electoral ¿qué creen ustedes que va a pasar? Lo que pasa en todas partes; comienza una revisión. Se mueven las fuerzas internas y los actores que se han sentido desplazados o minimizados intentan tomar posiciones de poder e influir en el futuro", explicó a Ámbito Financiero.

División

"La Venezuela actual no se puede entender sin entender la siguiente distinción: una cosa es ser mayoría social y otra es ser mayoría electoral", afirmó a este diario el socio director de Consultores 21, Nicolás Toledo. En su opinión, sobre esa distinción es que se sobrepone la diferencia en la oposición, "los divide el qué hacer".

"Tenemos un país divido en tres en relación a qué actitud tener frente al Gobierno (apoyarlo 33%, sacarlo ya 31%, intentar ser mayoría para sacarlo cuando haya oportunidad, 29%). Esta división es la que se vende como un 'triunfo de los radicales' pero, en realidad, es un reacomodo dentro de esa mayoría social cercana al 60%", detalló.

La polarización interna de la MUD divide también a los analistas. Para Toledo fue un error proponer "La Salida". "Su cálculo político estuvo altamente influido por un cálculo personal y se basó en una apuesta a que, con la muerte de Chávez, no tendría continuidad el proyecto chavista así como que no le dieron una lectura adecuada del momento económico", consideró.

Para León, aunque es natural que los dirigentes opositores posean aspiraciones personales, la conducción de la alianza no puede quedar en manos de liderazgos enfrentados si desea sobrevivir siquiera como estrategia electoral.

"Antes, los dirigentes tradicionales tenían lo que se llamaba el 'olfato político' para incorporar a los sectores independientes", señaló Alcalay para quien es indispensable que una fuerza que pretende ser moderna "se aggionarne" a la actualidad. "Esa sensibilidad se ha perdido en Venezuela en la que existe una "partidocracia" tendiente a la conservación del poder, sea éste grande o pequeño", aseguró.

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