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El costo de ser hostiles con los inversores

Pero a pesar de este deterioro, los montos que se requieren hoy para cerrar el programa financiero no son tan grandes. Este año hacen falta unos 4.000 o 5.000 millones de dólares, un monto que en el peor de los casos debería poder financiarse «viviendo con lo nuestro», y 2010 no parece ser mucho más difícil.
Ciertamente que no sobra nada y el Gobierno terminará contando las monedas y lamentándose de que no haya fondos para realizar las tantas veces prometidas obras públicas. Seguiremos dependiendo de la ANSES, del Banco Nación y de los adelantos transitorios del Banco Central para cerrar las cuentas. Pero la plata para pagar las cuentas está y alcanza, aunque no sobra.
¿Cómo se explica que con estos mismos números hace sólo unos meses el riesgo-país era de casi 4.500 puntos, 2.000 puntos más que ahora? ¿Qué cambió? Principalmente, una mejora en los mercados financieros internacionales. Los inversores han salido del pánico en el que estuvieron inmersos durante seis meses, la percepción de que lo peor pasó, con lo que empiezan nuevamente a tomar riesgos. Y este cambio de visión, que redujo los rendimientos financieros de los bonos de alto riesgo y de los activos tóxicos, llevó a que suban los precios de los bonos argentinos y nos da una nueva oportunidad.
Otros países ya están aprovechando la nueva situación financiera más favorable, pero nosotros por ahora no. El riesgo de los países emergentes ex-Argentina bajó a casi la mitad del nivel de octubre de 2008, actualmente en menos de 500 puntos en promedio. Brasil ya ha vuelto a los spreads crediticios que tenía antes de la crisis y se financia en el mercado internacional a largo plazo a tasas envidiables del 5,8% anual en dólares. Colombia, Perú, Chile y Uruguay hoy son más atractivos que la Argentina y pagan sobretasas de interés que son hasta diez veces menores. De hecho, sus bonos hoy rinden menos de lo que rendían antes de la crisis.
Los mercados financieros internacionales de a poco se están normalizando. Si bien nadie espera que vuelvan las tasas de interés y la liquidez que existían antes de octubre del año pasado, el crédito está nuevamente fluyendo a los países emergentes.
¿Y qué pasa en la Argentina? A pesar del tenue viento de cola externo, y de que los montos de las necesidades financieras no deberían generar dudas acerca de nuestra capacidad de pago, seguimos sin tener acceso al crédito y con el riesgo-país más alto entre los países emergentes. Por cierto que este logro es mérito propio y se debe principalmente a una política económica que ha sido hostil con la inversión privada y que no da señales claras respecto de principios tan básicos como el respeto de los derechos de propiedad y de contar con estadísticas realistas, y que no logra despejar las dudas recurrentes acerca de si existe la voluntad de pagar lo que se debe.
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