"Quemadmodum in emendo et vendendo naturaliter concessum est quod pluris sit minoris cmere. quod minoris sit pluris vendere et ita invicem se cicumscribere, ita in locationibus quoque et conductionibus juris est": en las compras y ventas está naturalmente permitido comprar una cosa de mayor valor por menor precio; y vender una cosa de menor valor por mayor precio... (Digesta seu Pandectae, Código Justiniano, AD 530-533). "Res tantum valet quantum vendi potest": una cosa vale tanto como el precio al cual se puede vender (Accursius, Magna Glossa, AD 1185-1263). "Tantum enim vale res, quantum absque fraude et iniuria communiter vendi potest, homini scienti eius conditionem": una cosa vale aquello en que, sin fraude ni injuria, puede ser normalmente vendida, previa condición de que quien la compre la conozca" (Juan de Matienzo, Commentaria in Librum Quintum Recollectionis Legum Hispaniae, AD 1580). La idea de que los bienes valen lo que la gente decide libremente que valen es legal y legítima, arranca con nuestra civilización. Pero también desde ese mismo momento los gobernantes han tratado de forzar sobre los ciudadanos cuánto deben valer las cosas. Entre 422 y 405 AC Aristófanes escribe "Las avispas", "La paz", "Los pájaros" y "Las ranas", burlándose de los intentos oficiales de ponerle un precio a la moneda, y en 1345 fray Nicola Oresme condena el devastado de la moneda como un acto de tiranía y pecado grave de los gobiernos (De origine, natura, jure et mutationibus monetarum, el primer tratado económico de la historia). Las cosas, incluido el dólar, valen lo que la gente decide y no lo que dicen los gobiernos. Ayer el Dow bajó el 0,23% a 14.526,16 puntos. Lo de Italia es más serio que lo de Chipre, pero aún no es grave
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