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El peso fundamental de los contactos internacionales

Marion Eppinger-Helft, vicepresidenta de la Asociación de Amigos del MAMBA.
Marion Eppinger-Helft: Hay muchas colecciones que no se conocen, pero aquellos coleccionistas que salen a la palestra, como Juan y Patricia Vergez, Ignacio Liprandi o Mauro Herlitzka son muy valientes. Compran arte en cantidad, sin garantía y muy contemporáneo. Confían en sus propias visiones y tienen un perfil personal. Son todavía colecciones jóvenes y se van a ir depurando con el correr del tiempo, pero tienen un impacto muy importante en la escena artística del país. Además, cuando nos visitan los extranjeros por la feria arteBA, llegan a Buenos Aires conociendo la existencia de estas colecciones y piden visitarlas. Es destacable que se abran sus puertas para ser vistas, lo digo desde mi lugar y también en nombre de los otros, no es una tarea fácil, es muy difícil. Demanda trabajo y mucho tiempo. ¡Tan sólo con decir que para el provecho de una visita se necesita de una explicación mientras se la recorre, hecha por persona calificada!
M.E.H.: No me quiero jactar, pero la colección ha contribuido de una forma fundamental a dar los primeros pasos en la difusión del arte contemporáneo argentino. Sobre todo a través de contactos con personas hoy muy influyentes, como Mari Carmen Ramírez (curadora del Museo Houston), Robert Storr (director de la Bienal de Venecia 2007 y curador del MoMA durante la década del noventa), Paulo Herkenhoff (director del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro), con quienes hemos compartido charlas sobre la colección y del arte argentino.
M.E.H.: La Argentina recién está ingresando al mercado internacional. A los mercados les pasa lo mismo que a una colección: no se entienden si se compran obras sueltas; los compradores se vuelcan a ciertos artistas ya conocidos, movimientos o estilos. El arte concreto es lo que primero ingresó, y por ahora la mayoría de las ventas internacionales suceden alrededor de este movimiento; después, el espectro se va a ampliar. Hay maneras naturales de entrar, como lo fue el reconocimiento al mejor artista con el León de Oro a León Ferrari en la Bienal de Venecia en 2007. Después hay estrategias que pueden desarrollar los galeristas o los organismos de cultura del país. Lo que no sirve es exportar muestras colectivas sin un guión coherente para quedar bien con uno u otro; finalmente, no dejan marcas.
Para ingresar en la esfera internacional hay que apuntalar ciertos nombres, épocas o estilos; cuando esos puntales están afianzados se puede extender el panorama.
P.: ¿Cree que el ámbito privado debe colaborar?
M.E.H.: El mercado del arte es un problema privado. También el sector público puede ayudar para establecer algún tipo de marca país o apoyo económico para ayudar a sus artistas. Pero cada vez más se desdibuja la idea del artista nacional, el artista quiere ser universal. Eso no es fácil, claro, hay que pasar por una etapa nacional y luego regional. En ese punto el Gobierno puede cooperar aprovechando las ferias internacionales para generar movimientos alrededor de una muestra, hacer un festival de cine, dictar conferencias, es decir, buscar que se hable de la muestra y del país.
P.: ¿Qué opina sobre las variaciones en los precios que impone la crisis?
M.E.H.: El análisis de lo que sucede internacionalmente muestra que la situación es menos desastrosa de lo que se esperaba. Eso no quita que los precios hayan bajado de un 30 a un 40 por ciento, que tampoco está mal, estaban muy inflados. Otro factor a tener en cuenta es que en época de crisis las obras excepcionales mantienen su precio.
A.G.N.
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