9 de febrero 2012 - 00:18

Enviada mansa de Obama oirá queja por proteccionismo

• Desembarco malvinero en la onu en la agenda de funcionaria, que viene en son de paz por 48 horas

Héctor Timerman, Cristina de Kirchner
Héctor Timerman, Cristina de Kirchner
Cristina de Kirchner estudia seriamente presentarse en persona ante el Comité de Descolonización de la ONU en la sesión de junio próximo para formalizar la demanda contra Gran Bretaña por su rechazo a sentarse a discutir soberanía sobre las Malvinas y la «militarización» por parte del Gobierno inglés del Mar Argentino en torno a las islas usurpadas. En su discurso del martes, la Presidente dijo: «Nosotros vamos a seguir firmes y el 14 de junio estaremos en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas argumentando y exponiendo una vez más», pero eso no aclaró si lo hará en persona o, como es habitual todos los años, a través de la delegación que suele encabezar el canciller a quien acompaña en esos debates una representación de partidos de todos los signos y también representantes civiles que sostienen la posición argentina. Esas palabras de la Presidente abrieron la posibilidad de que sea ella la que concurra, lo cual implicaría darle al debate un relieve más alto, a tono con la campaña que lleva adelante el Gobierno en el 30º aniversario de la guerra de 1982.

De esta posibilidad y de otras que forman parte del emprendimiento oficial se enterará, antes que nadie, la enviada de Barack Obama, Roberta Jacobson, quien llegó anoche a Buenos Aires e iniciará hoy 48 horas de entrevistas con funcionarios, empresarios y políticos. La secretaria de Estado Adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos viene al país con una agenda bilateral de baja intensidad pero el tema ONU y Malvinas será inevitable en todas las reuniones que tendrá en Buenos Aires porque la Argentina tiene interés en malvinizar todos los frentes, algo en lo que ha avanzado con éxito con apoyos de todas las ligas de países de la región y de organizaciones multilaterales de todo el mundo al reclamo por Malvinas.

La visitante ya adelantó el interés que tiene Malvinas en la agenda que trae al decir ayer en Perú que su Gobierno apunta a que los dos países negocien una salida diplomática para la cuestión. «Nosotros tenemos la misma posición de siempre. Es que es un problema entre dos de nuestros socios. No queremos cambiar la posición: preferimos que los dos países negocien una solución diplomática en esa área», apuntó en una entrevista en Lima en las horas previas a su llegada al país.

Esa presencia argentina en junio en la ONU -con la Presidente o sin ella- forma parte de una pretensión que, aunque se refiere a un organismo multilateral, necesita de un acercamiento con los EE.UU. Se trata de la candidatura de la Argentina para ocupar el año que viene una silla en el Consejo de Seguridad del organismo. Para eso tiene presentada una candidatura con el apoyo de los países de América Latina y el Caribe pero la confrontación con Gran Bretaña -miembro permanente- puede complicar el empeño. Que Estados Unidos empuje para ese proyecto es central para enfrentar un eventual veto británico a esa silla que deja Colombia. Por eso será uno de los ejes de la charla que Jacobson mantendrá en la primera cita que tendrá con Héctor Timerman, que será un desayuno a las 8.30 en el piso 13º de la Cancillería. Estarán también los embajadores Jorge Argüello y Vilma Martínez.

Jacobson conoce bien la Argentina, en donde vivió como estudiante y escribió una tesis sobre la situación de la comunidad judía durante la última dictadura militar. Habla español y también se desempeñó como diplomática en Perú. No tiene aún el acuerdo del Senado de su país y se juega una carta fuerte con la visita a la Argentina antes de que la aprueben en el cargo. Este viaje incluye otra novedad: será la primera diplomática de su país que visitará el Centro Islámico.

La visita de Jacobson se hace con una cuidada coreografía que evita puntos ríspidos de la agenda, aunque uno de ellos es inevitable: se trata del entuerto por las sentencias del tribunal arbitral del Banco Mundial, el Ciadi en favor de dos empresas que reclamaron contra la Argentina por ruptura de contratos cuando se dispuso la pesificación de los contratos. La Argentina rechaza el cumplimiento de esas sentencias si antes no son examinadas por tribunales argentinos, siguiendo una doctrina de la Corte Suprema de Justicia que tiene más de tres décadas y que se remite al llamado caso Sargo, del cual fue ponente el exmiembro del tribunal entre 1973-1976 Héctor Masnatta y que resuelve lo que los abogados llaman el «exequatur», o sea el último tramo del cumplimiento de un fallo. En aquel caso, que consistía en una demanda de YPF contra la empresa Sargo, la Corte negó en 1973 la posibilidad de que el Estado se someta a tribunales arbitrales sin el resguardo de un recurso ante el mismo tribunal.

Del lado argentino recibirá una fuerte queja del canciller por el bloqueo al ingreso de productos al mercado de los Estados Unidos, algo que el Gobierno considera un extremo de proteccionismo que se contradice con el discurso de ese país en favor del libre mercado.

Otro de los temas resbaladizos que saldrá en la reunión son lo detalles de la Cumbre de las América que se hará en Cartagena de Indias (Colombia) en abril próximo. Para esa reunión a la que asisten los jefes de Estado, los países del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), reclaman que se admita la presencia de una representación de La Habana. Esta presión de esa liga manejada por el chavismo y sus socios del «eje del mal» (Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas). Esos países si no ya Cuba, no irán a la cumbre.

El resto de la agenda de Jacobson en Buenos Aires es más que suave, salvo que al final la enviada de Obama termine entrevistándose con Cristina de Kirchner. Según el Gobierno de Washington, la funcionaria no pidió una entrevista con la Presidente pero, como ha ocurrido con otros visitantes, puede haber una reunión mañana según hayan transcurrido las reuniones con Timerman y los otros funcionarios con quienes se entrevistará -Alberto Sileoni, Lino Barañao, Juan José Mussi. En las negociaciones previas a este viaje los dos gobiernos han buscado quitarle relieve alto o conflictivo al contacto, de manera de abandonar el estilo que se vio antes con la visita del antecesor de Jacobson en esa tarea, el chileno-americano Arturo Valenzuela. En la agenda no están previstas reuniones con funcionarios de Defensa ni Seguridad y hasta ahora el principal producto del viaje será la oferta para que la Argentina se sume al programa «100.000 Strong», un plan de intercambio estudiantil entre EE.UU. y la Argentina que Washington presume es una de las perlas de la gestión Obama que ya ensayó con China.

Igual habrá oportunidad para que la funcionaria levante un informe completo de la Argentina, que seguramente confirmará que es uno de los socios más sólidos de EE.UU. en la región, porque comparte los puntos principales de la agenda global de ese país como la lucha contra el terrorismo internacional y el lavado de dinero, derechos humanos y política nuclear. Entre hoy y mañana Jacobson, además de los funcionarios, se entrevistará con dirigentes de la oposición, la directiva de la AMIA y de una organización de la comunidad islámica, escuchará a los embajadores jubilados que albergan en el CARI (Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, el presidente, el excanciller radical Adalberto Rodríguez Giavarini), la Cámara de Exportadores de la Argentina, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos de América en la Argentina.

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