Si la primera temporada de Atypical significó una sorpresa, la segunda sirve para reconfirmar lo sabido: estamos ante una de las mejores series del año. En esta segunda parte, la serie enfocada en la vida de un chico con autismo abre el juego para evidenciar aquello que parece invisible: la normalidad que atraviesa una familia que gira en torno a lo que, en teoría, sería un problema. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de normalidad? De las miserias, claro. Porque ese es el disparador que sirve para correr el foco de Sam Gardner (genialmente interpretado por Keil Gilchrist), el chico en cuestión. Un poco del barro con el que tiene que lidiar cualquier familia que se digne de serlo. Entre la comedia, y unas dosis leves de drama, la serie toma partido a la hora de dejar claro que aquello que es atípico está más cerca de la cotidianidad.
Atypical: una familia mucho más allá de lo normal
Con Jennifer Jaison Leigh (nominada al Oscar como mejor actriz de reparto por “Los ocho más odiados”) como figura fuerte, Atypical recorre, y responde, las diferentes preguntas que surgen en los distintos escenarios sociales que transita Sam. Desde la escuela hasta el trabajo pasando por los interrogantes del amor. Un campo real que permite comprender los diferentes estados de una familia que no gira siempre en derredor de la vida del protagonista, sino en relación con sus problemas: los mismos que tienen esas familias que dicen ser normales.
B.L.
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