Si hay alguien que supo moverse según las épocas y mantener el encanto es Rod Stewart. Y es que el británico de 73 años es el permitido de todo aquel que se digne de hacer una buena lista de temas. Nadie embriaga y le da calor a un hogar como sir Rod. No importa si su último disco, “Blood Red Roses”, el número 30 de su carrera, no está a la altura de sus mejores trabajos. Lo que vale es aquello que lo convalida como un artista que supera su obra. Sin dudas, el mejor intérprete del rock. Discos como “Every picture tells story” (1971), “A night on the town” (1976), “Blondes have more fun” (1978), “Vagabond heart” (1991), “When we were the new boys” (1998) alcanzan como muestra.
Las rosas rojas de sir Rod

En su reciente álbum conviven el pop (el groove de “Give me love” invita a cualquier tipo de baile), la balada (“Honey gold”, la más dulce), algún que otro tema de vientos y cuerdas para dar fe de los orígenes (“Grace”), el folk y esas canciones ideales para cerrar sus conciertos (“Rest of my life”). Un disco variado en el que el artista recorre sus propias huellas en la música y hasta homenajea a grandes como Muddy Waters (“Rollin’ & Tumblin’”).
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