2 de octubre 2015 - 00:00

Inauguran el domingo el Festival Piano Sinfónico

Antonio Formaro, uno  de los protagonistas del Festival Piano Sinfónico de Buenos Aires.
Antonio Formaro, uno de los protagonistas del Festival Piano Sinfónico de Buenos Aires.
El domingo a las 20, en el Teatro del Globo, el pianista Antonio Formaro, la directora Lucía Zicos y una orquesta sinfónica serán los protagonistas del Festival Piano Sinfónico de Buenos Aires, que tiene como rasgo distintivo el presentar un programa compuesto por obras para piano y orquesta. En esta oportunidad una obra famosa, el Concierto nº 1 de Tchaikovsky, se escuchará junto con una obra contemporánea, "Remembranza", de Damián Mahler, y dos obras poco habituales de Félix Mendelssohn: el "Recitativo para piano y cuerdas" y el "Rondó brillante" opus 29. Dialogamos con Formaro, estudioso de la obra de este compositor, quien viajará luego a Leipzig para debutar en la famosa Gewandhaus:

Periodista: ¿Cómo empezó su interés por la obra de Mendelssohn?

A.F.:
Cuando era adolescente mi profesora Perla Brugola, tenía una tradición que venía de Busoni y de Pugno, y siempre se usaba la música de Mendelssohn como una escuela de la correcta ejecución. Como material de estudio me deslumbró en su momento. Cuando escuché "Sueño de una noche de verano" completa me fascinó, fue algo instintivo. Y desde la adolescencia, cuando tuve que ir a un concurso, sentí una afinidad natural. Luego me empecé a preguntar por qué, y esa pregunta me fue llevando a la investigación, y algunas respuestas me las dio lo estético. Mendelssohn era un compositor que en los años 80 estaba reposicionándose en la figura que por diversos motivos en el siglo XX había quedado oscurecida. El renacimiento de su música coral y de cámara fue haciendo a Mendelssohn recuperar su prestigio, y yo accedí a mucha más información de la que tenían mis maestros, y también asistí a ejecuciones de sus obras en vivo. Cuando había recorrido bastante como pianista me di cuenta de que él tenía un término medio de elementos musicales, varios aspectos en los que hay mucho de algo y no demasiado de nada, pero eso yo lo vi como una virtud como puede tener Bernini en la escultura.

P.: Una suerte de equilibrio...

A.F.:
Sí, y no sólo dentro del romanticismo. En la historia de la música, el manejo del timbre, de la temporalidad, de lo melódico, está equilibrado con lo demás, nunca hay un aspecto que sobresalga y eclipse, aunque esto sea una virtud en los demás compositores: la rítmica en Beethoven, el "pathos" de Verdi, los climas de Debussy, la armonía en Wagner. En el doctorado me centré en lo pianístico, porque cuando pude viajar me di cuenta de que la reaparición en la escena de Mendelssohn tenía un fuerte peso orquestal, coral y camerístico, porque ediciones que la República Democrática Alemana llegó a hacer durante su existencia (no olvidemos que Mendelssohn estuvo prohibido en el nazismo, por lo cual las ediciones se cortaron y los archivos quedaron del lado de Berlín Este). El comunismo emprendió la edición de sus obras completas, pero al principio se fue centrando en lo que podía redundar en el prestigio de él como compositor, que era lo orquestal, luego lo de cámara y lo coral, pero la caída del Muro dejó sin terminar los proyectos de edición de los Lieder y la obra para piano. Para el 2009 (bicentenario de su nacimiento), BTMrenreiter editó el segundo volumen de canciones, pero lo de piano no se terminó, porque como fue un genio muy precoz se consideró, por varios prejuicios, que la obra juvenil no merecía ser publicada.

P.: También Tchaikovsky, que integra el programa, fue víctima del prejuicio.

A.F.:
Unir a Tchaikovsky con Mendelssohn es muy interesante, porque ambos tuvieron con el aparato crítico, que los ponía con autores de una enorme facilidad expresiva, o de encanto, pero se consideraba que no había mucho pensamiento en ellos. Luego se descubrió que era lo contrario. Mendelssohn podía manejar la ejecución porque era un virtuoso, pero también un gran compositor y organizador de la vida musical alemana, redescubriendo a Bach y HTMndel, estrenando obras de compositores, fue un modelo de músico. La tesis se basa en la reconstrucción de su obra completa para piano en un orden cronológico para una próxima edición que se hará en Alemania. A raíz de un CD que grabé surgió esta invitación a Leipzig, donde hay un centro de estudios sobre Mendelssohn, y para la nueva Alemania, es un símbolo musical de convivencia, tanto por su vida como por su música, que teniendo todas las características románticas las eleva en un estilo lo más cercano posible a los grandes modelos históricos que él tenía: la polifonía, la construcción formal, etcétera. Y eso es lo que finalmente haya hecho que se impusiera en los repertorios.

P.: El concierto del domingo mostrará entonces parte de esta investigación.

A.F.:
Sí: habrá dos obras suyas, una que creo es estreno latinoamericano, su "Recitativo", que escribió a los 10 años y es su primera obra, que mezcla un poco el estilo de las fantasías de Carl Philipp Emanuel Bach, y su "Rondó brillante" que escribió para su maestro Ignaz Moscheles, con un máximo virtuosismo pero con una orquesta muy actuante. El programa se completa con el estreno de una obra del productor del evento, Damián Mahler, y terminamos con el concierto de Tchaikovsky. La idea es que la obra concertante para piano y orquesta no ocupe un lugar de menor importancia que la sinfonía, como ocurre en los conciertos sinfónicos, sino trabajar en los ensayos con el mayor detalle posible, como si se tratara de una obra de complemento, no de acompañamiento.

Entrevista de Margarita Pollini

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