16 de agosto 2012 - 00:00

Indestructibles y divertidos

Arnold Schwarzenegger y Chuck Norris, dos de las viejas glorias de acción que se lucen en cada una de sus disparatadas escenas en «Los indestructibles 2», cuyo explosivo prólogo es lo mejor de la película.
Arnold Schwarzenegger y Chuck Norris, dos de las viejas glorias de acción que se lucen en cada una de sus disparatadas escenas en «Los indestructibles 2», cuyo explosivo prólogo es lo mejor de la película.
«Los indestructibles 2» (The Expendables 2, EE.UU., 2012, habl. en inglés). Dir.: S. West. Int.: S. Stallone, J. Statham, J.- C. Van Damme, D. Lundgren, B. Willis, C. Norris, A. Schwarzenegger, J. Li, N. Yu, L. Hemsworth, T. Crews.

«Los indestructibles 2» empieza con una sobredosis de superacción difícil de describir. Stallone y su grupo de mercenarios deben rescatar a un millonario chino, secuestrado por un ejército de bandidos tibetanos. Hay ataques aéreos, combates en lanchas, demoliciones en camión, fugas en paracaídas, tiroteos infernales, y matanzas de tipos malos al por mayor (el número de bajas de este primer acto probablemente marque algún tipo de record Guinness).

Simon West, director de la delirante comedia negra de superacción «Con Air», parece haber concebido este prólogo explosivo como si tuviera autonomía propia y no fuera parte de un largometraje. De hecho, cuando termina esta especie de experimento en ultraviolencia chistosa -toda una obra maestra en su estilo-, el espectador quizá se sienta tan satisfecho como para aplaudir mientras se levanta de su butaca para abandonar el cine.

Por otro lado, esto puede ser un problema, ya que la gente espera que una película dure más que 15 minutos. Lo cierto es que luego de ese impresionante prólogo, la película sólo puede ofrecer chistes de cine dentro del cine sujetos a las esporádicas intervenciones de Bruce Willis y Schwarzenegger (convertidos en todo un dúo cómico, con líneas de diálogo tipo «¡ya volviste demasiadas veces!») y, sobre todo, de Chuck Norris, que realmente se luce en cada una de sus disparatadas escenas.

Mientras el film anterior resucitaba a los viejos héroes del cine de acción de la década de 1980 con una historia concebida para homenajear el estilo de sus viejos films, esta secuela es una especie de deforme comedia negra de cine dentro del cine con el foco puesto en los chistes relacionados con cada aparición de los legendarios superastros invitados.

El argumento es cualquier cosa, y para llegar a las escenas divertidas con la yunta de superhéroes del cine de acción hay que aguantar varios momentos soporíferos, como consejos filosóficos de Stallone y patéticos relatos autobiográficos de algunos de sus colegas mercenarios (incluyendo dos integrantes juveniles como el chico de «Los juegos del hambre», Liam Hemsworth, y la estrella china Nan Yu). Jet Li aparece poco, y Jason Statham juega de segundo de Stallone, pero el que realmente está bien aprovechado es el talentoso y eternasubestimado Dolph Lundgren.

El que está totalmente fuera de rosca es Van Damme, componiendo un villano caricaturesco, malísimo y casi más desquiciado que toda esta película demente, más rara que eficaz, pero muy bien filmada y con momentos muy divertidos.

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