Vitaly Pisarenko, notable solista que actuó junto con la Orquesta Sinfónica de Moscú en el festival de música clásica de Ushuaia.
Ushuaia (Especial) - Coinciden en estos días en Ushuaia una Bienal de Arte y la Quinta Edición del Festival Internacional de Música Clásica, del cual la Orquesta Sinfónica de Moscú es organismo residente este año. La casi totalidad de los conciertos se realiza en el Hotel Las Hayas, pero también se han contemplado una serie de actividades gratuitas como conciertos de carácter popular en distintas ciudades de Tierra del Fuego.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
El nuevo concierto de la Sinfónica moscovita escuchado aquí reunió tres obras del gran repertorio sinfónico ruso, que fueron dirigidas con carácter por Jorge Uliarte, conductor argentino que reside en Salzburgo. Las «Danzas polovtsianas», de la ópera «El principe Igor», de Alexander Borodín abrieron la sesión con ímpetu apropiado para esta música de gran potencia étnica.
Luego se escuchó el archiconocido Concierto N° 1, en Si bemol menor, Op. 23 de Piotr I. Tchaikovsky en una brillante interpretación pianística de un joven ruso de 21 años, ganador del Primer Premio de la Competición Internacional Franz Liszt de Holanda, Vitaly Pisarenko. Fogosidad y amplio virtuosismo demostró este artista en los movimientos extremos mientras que en el «Andantino semplice» central tuvo la necesaria cuota de lirismo que señala el estilo del compositor. La Parte final del concierto fue ocupada por la Sinfonía N° 2, en mi menor, Op. 27 de Serguei Rachmaninov. Esta obra compleja y extensa, icono de la prolongación del romanticismo del siglo XIX en el XX, tuvo una intensa lectura de Uliarte.
En la jornada siguiente, Pisarenko ofreció un recital con obras de Franz Liszt (Vals Impromptu y Polonaise N° 2), Robert Schumann (Carnaval Op. 9) y Maurice Ravel (Miroirs y La Valse). Estupenda técnica pianistica demostró Pisarenko, que superadas todas las barreras mecánicas de su instrumento, tocó de manera limpia y expresiva las obras del programa. Con una dinámica rápida y para nada melancólica, una obra que suele llevar unos 35' en otros pianistas, Pisarenko la concluyó en apenas 25'. Una identificación sensible hubo para las obras de Ravel que cerraron el programa. Carácter y vuelo hubo tanto en Miroirs como en La Valse, que el pianista fraseó magistralmente. Una sonata de Scarlati fue el bis con que premió al auditorio.
Dejá tu comentario