Más barato en Brasil

El periodista dialoga con Norberto Taranto, empresario del sector autopartes, para quien no hace falta devaluar, pero sí alguna colaboración oficial porque el rubro perdió competitividad con Brasil y está «al límite». Los incrementos salariales, asegura, llevaron a que un empleado sea en la Argentina un 30% más caro que uno brasileño.

Periodista: ¿Cómo afecta al sector de autopartes el freno en la actividad económica que registra Brasil?

Norberto Taranto: Afecta mucho. Nosotros exportamos a Brasil el 40% del total de la producción. Pero no es solamente la caída brasileña la que afecta, sino principalmente que perdimos competitividad. Una de las causas fundamentales es la inflación.

P.: ¿La inflación se siente en el aumento en los costos de los insumos o está más vinculada a los incrementos salariales?

N.T.: Sobre todo en la mano de obra. El aumento real en los salarios medidos en dólares, dado por los incrementos que hubo en la Argentina en los últimos 4 años, nos dejó en desventaja con Brasil. En el mismo rubro, los salarios en la Argentina están un 30% por encima de los de Brasil y un 60% sobre los de México. Esto pega fuerte en un mercado en el que el 30% del precio de venta es mano de obra. A la vez, provoca que obligatoriamente nos esforcemos para ser más competitivos y productivos.

P.: ¿Cómo juega el tipo de cambio en esa competencia?

N.T.: Acá entra en juego una pequeña diferencia impositiva que también nos perjudica en relación con la producción brasileña. Nosotros compramos insumos a un precio por dólar de $ 4,52 y los vendemos a $ 4,39 por dólar, porque pagamos derechos a la exportación.

P.: ¿Piden una devaluación?

N.T.: No necesitamos una devaluación. Lo que necesitamos y pedimos es una suspensión de derechos de exportación. En la situación actual nos deja fuera de competencia incluso contra fabricantes brasileños que venden en nuestro país. Nosotros pagamos también Ingresos Brutos del 2%, y ellos no; o el impuesto al cheque en todas las transacciones que hacemos. Todo eso lleva a que el nivel de competitividad esté al límite.

P.: ¿En qué nivel está la rentabilidad del sector entonces?

N.T.: Está muy baja. Pero también debemos decir que el mercado interno tiene una demanda muy sostenida, consecuencia del aumento de salarios general. Gracias a esa demanda hablamos de una economía de escala que le suma un punto de rentabilidad a nuestra actividad.

P.: ¿Cuál es la posición del Gobierno frente a sus pedidos?

N.T.: La ministra Débora Giorgi y el secretario Guillermo Moreno defienden mucho al sector, principalmente en cuanto al nivel de contenido nacional que debe tener un vehículo. Pero las terminales no reaccionan. El componente nacional en un vehículo fabricado acá sigue siendo bajo, no supera el 27%. Nosotros queremos que llegue al 40%. Esto le tiene que interesar al Gobierno porque mejoraría también la balanza comercial que hoy es deficitaria en 7.000 millones de dólares.

P.: ¿Las trabas a las importaciones los afectan todavía?

N.T.: En cuanto a insumos no tenemos problemas. Los inconvenientes comenzaron en febrero y duraron hasta abril, pero hoy está todo regularizado. Las empresas más comprometidas son las que son sólo importadoras. Nosotros tenemos balanza comercial positiva, así que no tenemos problema.