28 de noviembre 2012 - 00:00

Masivo cierre musical en San Juan

San Juan - Con dos conciertos (uno vespertino y el otro nocturno) multitudinarios tanto por el público concurrente como por el hecho de que reunieron a la totalidad de las agrupaciones invitadas, cerró el lunes el Encuentro Internacional «Música Sacra en San Juan», organizado por el Coro Arturo Beruti, anfitrión del festival, con el apoyo del gobierno provincial y otras instituciones. En el marco de la maravillosa acústica del Auditorio «Juan Victoria», los músicos y bailarines que habían paseado su arte por los departamentos provinciales y las distintas sedes de la ciudad donde se desarrolló el encuentro se reunieron para brindar una síntesis perfecta de las distintas estéticas y formas que puede revestir el arte musical religioso y del espíritu ecuménico que inspiró a sus organizadores.

El Brass Ensemble de Marktoberdorf dirigido por Dolf Rabus (creador también del encuentro de Música Sacra de esa ciudad que modeló la iniciativa sanjuanina) brindó una muy buena introducción con vibrantes arreglos para su formación -cuatro trompetas, corno, tuba y cuatro trombones- de obras de Bach, Robert Pearsall y el famoso negro spiritual «Joshua fit the battle of Jericho». Menos entusiasmo despertó más adelante la actuación de sus compatriotas del coro Josquin des Préz con piezas del barroco temprano alemán en versiones de todas maneras correctas.

Luego de la presentación del Moran Singers Ensemble de Israel, sabiamente conducido por Naomi Faran, que repitió el éxito de sus presentaciones anteriores gracias a la calidad de sus voces y la energía que transmiten sus integrantes, el Anima Vocal Ensemble de San Petersburgo (integrado por seis egresados del conservatorio de esa ciudad) brindó versiones fabulosamente matizadas de páginas de la liturgia bizantina y autores rusos de los siglos XIX y XX. Por su parte, el Grupo Vocal de Difusión (Buenos Aires) dirigido por Mariano Moruja, un coro «virtuoso» capaz de hacer frente a las más intrincadas líneas y texturas, deslumbró con interpretaciones límpidas de «O Domine» de Thomas Jennefelt (una obra efectista y eficaz) y «O crux» de Knut Nystedt.

Representando a Oriente, el japonés Kenichi Tajima, máximo intérprete a nivel mundial del shakuhachi (flauta tradicional), el grupo Dance Mandal (Nepal-Estados Unidos) y el Cordana Youth Choir (Indonesia) brindaron el toque exótico y por momentos hipnótico de sus melodías y movimientos. De las tres expresiones, muy diversas entre sí, fueron indudablemente las niñas y adolescentes indonesias a las órdenes de Aida Swenson quienes despertaron el mayor asombro por la perfección e intensidad de su canto y coreografías y fueron la perfecta culminación del encuentro. Algo de la emoción vivida en esa jornada se repetirá esta tarde en Buenos Aires: a las 19 en el Palacio San Martín, sede de la Cancillería, cinco de estos excelentes grupos volverán a conjugarse para brindar el arte religioso en sus distintas sonoridades.

* Enviada Especial

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