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Moyano llama a luchar, sin fecha
La cúpula directiva de la central disidente discutió ayer por varias horas sobre la conveniencia de sostener su plan de acción, lanzado a principios de año y que contemplaba una escalada de medidas de fuerza. Ese programa se había visto interrumpido por Cristina de Kirchner, que denunció una supuesta intención del gremialismo opositor de apuntalar estallidos sociales.
Moyano había tomado nota de esa denuncia y en principio se sintió liberado de profundizar su plan de lucha con el riesgo de adoptar una medida con menos impacto que el paro del 28 de agosto, lo que significa siempre un riesgo para el poderío que necesitan mostrar los gremialistas. Sin embargo, ayer en la charla con sus pares quedó abierta la posibilidad de retomar las medidas.
Para no atarse a un cronograma la posibilidad más concreta es la convocatoria a un nuevo paro que podría incluir una movilización, con la salvedad de no establecer una fecha para llevar las medidas a cabo. De hecho, Moyano y Barrionuevo no tienen obligación de fijar un cronograma por tener por delante una cumbre de filiales regionales para el 7 de octubre.
Al término de la reunión, el camionero se trasladó con buena parte de su Consejo Directivo a una cena del gremio de recibidores de granos (Urgara) con motivo de su 70° aniversario, en Urquiza 856, adonde funciona una escuela de formación sindical que capitanea Gerónimo "Momo" Venegas, de los peones rurales (Uatre). La particularidad es que las invitaciones llegaron a todos los miembros de la otra CGT, que conduce Antonio Caló y que permanece junto al Gobierno.
Alfredo Palacio, jefe de Urgara, reconoció que invitó así para "apuntalar el proceso de confraternidad sindical". Este diario anticipó los contactos reservados que hubo semanas atrás entre Moyano y líderes de la CGT oficialista con vistas a una eventual reunificación antes de las elecciones del año que viene.
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