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Negociar para que nada se note
Ese argumento, además, no parecía tener una base cierta en el kirchnerismo que, claramente, prefirió siempre pasar de largo a 2011 sin Presupuesto liberándose así de las ataduras que esa ley impone para manejar el gasto. Con el Presupuesto 2010 más los clásicos decretos de necesidad y urgencia, y algunas decisiones administrativas del jefe de Gabinete, ese problema el Gobierno lo tiene solucionado.
La cuestión, entonces, siempre fue lograr el quórum para comenzar ayer esa sesión que Cristina de Kirchner había ordenado («A matar o morir») desde Corea. Y allí es donde se centró la negociación.
El radicalismo atravesó esta semana un proceso complicado en su interna. La pelea Ricardo Alfonsín-Julio Cobos llegó al bloque de Diputados, y esta vez las huestes del vicepresidente no la podían enfrentar.
Mientras la UCR decidió negociar, institucionalmente, para mejorar la situación financiera de sus intendentes y gobernadores. Se intentaron compromisos para frenar la discriminación en el reparto de fondos que impone el Gobierno desde siempre a los caciques locales opositores. Para la UCR, acordar un mejor trato en los fondos para la red de intendentes radicales bonaerenses y en otras provincias era clave y al mismo tiempo garantizaban mantener la palabra de no dejar al Gobierno sin Presupuesto. Se insiste: un Gobierno que no estaba convencido de querer esa ley.
Por allí giraron las conversaciones con el kirchnerismo, mientras el cobismo, representado en esto por Aguad, insistía en no tender puentes y negar el quórum.
De ahí que la supuesta pelea entre Carrió y Aguad en el recinto por la denuncia de la chaqueña en realidad no fue tal. El jefe de los radicales en Diputados sólo insistió ante ella en que lo diferenciara del resto: «Aunque sea, decilo off de record, pero yo no estuve nunca de acuerdo en dar quórum». La respuesta de Carrió fue lapidaria: «Entonces vos decí, aunque sea en off, que acá hubo una negociación con el Gobierno». La jefa de la Coalición Cívica cumplió y, anoche, dijo a los cuatro vientos que Aguad no estuvo nunca de acuerdo con la estrategia que siguió su partido. La relación entre ambos siempre fue inmejorable, pero ayer Aguad y sus leales del bloque quedaron sobrepasados como para seguir haciendo funcionar ese tándem. La orden de dar quórum en el recinto la había dado directamente la mesa de conducción del Comité Nacional de la UCR con Ernesto Sanz a la cabeza.
Poco antes, Mauricio Macri se había tentado a una negociación similar. La posición del macrismo en Diputados también era clave, sobre todo mientras el Peronismo Federal insistía también en negar el quórum.
El jefe porteño le ordenó entonces a Horacio Rodríguez Larreta que se comunicara con Aníbal Fernández. De hecho, la lista de temas pendientes entre la Ciudad y el Gobierno de Cristina de Kirchner es interminable. La conversación entre ambos fue breve: Rodríguez Larreta explicó la intención de dialogar, y el jefe de Gabinete, sin mucha diplomacia, lo despachó: «Horacio, sentite liberado, no te hagas problemas». Era claro: para ese momento, el Gobierno ya sabía que tenía el quórum garantizado. Los votos para aprobar su proyecto de Presupuesto eran otra cuestión, pero Aníbal F. sabía de sobra que para eso no había negociación posible con el macrismo.
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