22 de octubre 2015 - 00:12

Off stage

• Lo que no se ve en el escenario, pero ocurre entre bambalinas. • Asunción regia el 10 de diciembre; gane quien gane, viene el ex rey Juan Carlos. • EE.UU. manda delegación grande, pero no confirmó si viene Biden. • Clásica guerra en la Cancillería por embajadas: el que sale en los diarios, queda afuera, les avisaron. Jacobo Timerman, personaje de las memorias de Orson Welles. • Un libro cuenta encuentro en la casa de Michael Douglas. • La Legrand no se pierde ninguna.

Brillos en la noche benéfica del San Martín: el empresario Paolo Rocca, Eva Soldati, activista en favor de esa sala, Juliana Awada (de Macri), el coreógrafo Mauricio Wainrot y la diva infaltable Mirtha Legrand.
Brillos en la noche benéfica del San Martín: el empresario Paolo Rocca, Eva Soldati, activista en favor de esa sala, Juliana Awada (de Macri), el coreógrafo Mauricio Wainrot y la diva infaltable Mirtha Legrand.
Gane quien gane las elecciones, seguro que la asunción del sucesor de Cristina de Kirchner el 10 de diciembre va a ser un acto regio. Eso porque España ya envió el mensaje que viajará en esa oportunidad al país el monarca emérito Juan Carlos I al frente de una delegación nutrida. Tanto como la que Estados Unidos también promete armar con, por lo menos, un secretario del gabinete de Barack Obama, si no es que llega ese día el propio Joe Biden, el vicepresidente que suele representar a ese país en asunciones de jefes de Estado. En la Cancillería no tienen todavía seguridades, pero llegan a las oficinas de los candidatos con más chance preguntas sobre qué naturaleza tendrá ese acto, que cada uno de ellos querrá revestir de una fisonomía diferente. De esto y de otras untuosidades de protocolo se habló mucho la noche del lunes en la gala benéfica para juntar fondos para el Teatro San Martín, casa que está en obras y que forzó a los organizadores, la Fundación de Amigos presidida por Eva Soldati, a hacer la recepción sobre el escenario de la sala principal, algo novedoso que ya había hecho antes el Teatro Colón, cuando ofreció una rica cena previa al cierre antes de iniciar las refacciones que inauguró después Mauricio Macri el 25 de mayo de 2010.

En esa fiesta se destacaron los responsables de las legaciones de los dos países que han adelantado el formato de las comitivas que vendrán a la asunción presidencial, los embajadores Noah Mamet (EE.UU.) y Estanislao De Grandes Pascual (España). El primero, como natural de Los Angeles, meca del cine, sigue insistiendo en su idea de hacer en Buenos Aires un gran festival de cine estadounidense con la participación directa de los grandes estudios de Hollywood, que podría terminar siendo un apéndice del exitoso Bafici. Los asistentes, más del mundo empresario que de la política, con todos los personajes en plena campaña, escucharon detalles de ese proyecto. Entre ellos estaban el ministro de Obras Públicas de la ciudad, Daniel Chain, Paolo Rocca (Techint), Raúl Fiscalini, Martín Cabrales, el matrimonio de Eva y Santiago Soldati, el abogado Carlos Fontán Balestra, Jorge Lukowsky, el "Corcho" Rodríguez, Gustavo Yankelevich. Macri se hizo representar por su esposa, Juliana Awada, y Daniel Santilli al gobierno electo de la ciudad, todos fascinados por la presencia de la infaltable Mirtha Legrand, sin cuya presencia todo sarao benéfico pierde lucimiento. Se encantaron todos con la previa del cóctel que fue la representación de la versión danzada de la 9a Sinfonía de Beethoven, montada por el coreógrafo Mauricio Wainrot.

Otros buscaron a De Grandes Pascual, quien porta leyenda porque fue, junto a su mujer, uno de los cautivos del secuestro que hizo en 1996 la banda Sendero Luminoso en la residencia del embajador de Japón en Lima. Su relato es estremecedor y, cuando termina, todos le piden que escriba un libro con esa experiencia antes de olvidarse de lo que pasó, algo difícil por lo traumático que fue estar encerrado y bajo presión durante más de 120 días (lo sufrieron 72 de los 800 que participaban de una recepción diplomática.

Algunos de los personajes de esa noche de tragos y ballet en el San Martín se volvieron a encontrar anoche, albergados en un piso que mira a lo más rico de Palermo por la empresaria y dirigente Teresa González Fernández. Fueron Mirtha Legrand, el ministro macrista Chaín y el embajador Grandes de Pascual para cenar con la dueña de casa, el empresario Juan Carlos Crivelli (activista en el museo de Bellas Artes), el embajador Juan Archibaldo Lanús y alguno más, a la espera de que llegase quien se dice jefe político de la "Colorada" , el sindicalista Gerónimo "Momo" Venegas.

En este mundo de la diplomacia la maleta con rueditas es como el cuchillo para el matarife, un utensilio de trabajo imprescindible y que tiene que estar siempre afilado. El final de la gestión del Gobierno produjo un revoleo de carry-ons por la decisión de tres embajadores políticos (Patricia Vaca Narvaja, de México, Juliana Marino, de Cuba y Carlos Cheppi, de Venezuela) de adelantar la vuelta ya que el 10 de diciembre cesan reglamentariamente en sus cargos. Ese trío quiere estar acá lo antes posible para que su puesto esté disponible y también evitar los roces de una situación siempre ingrata. Ginés González García (Chile) se repone de una operación en Buenos Aires, pero pertenece al círculo íntimo de Daniel Scioli quien, si ganase las elecciones, le dará una posición de privilegio. Alicia Castro, que está en Londres, recibió ya el colacionado de que el proyecto del candidato oficialista es enviar a esa sede a Mario Blejer.

Este economista es el responsable de la recolección de dinero para invertir en el país y ama esa ciudad, donde vivió cuando era funcionario del Banco de Inglaterra y trabajo en la confección de la moneda de Afganistán. No es común esa changa tan honrosa para un economista, como inventar una moneda. En esa ciudad, además, conoció a Néstor Kirchner en 2003, en un viaje que hizo ese presidente a Gran Bretaña para participar de una cumbre de aquello que se llamó la "tercera Vía" y que auspiciaba Tony Blair. Blejer conoció a Kirchner ese año en una recepción en la Embajada Argentina de Belgrave Street y entró allí en el radar del kirchnerismo, que le ofreció antes cargos que no aceptó.

Los destinos que se señalan como posibles a los ascensos y trasladados son Grecia, República Checa, Paraguay, República Dominicana, el consulado de Londres, Irlanda, Bélgica, Panamá, el consulado de Roma, Costa Rica, Sudáfrica, Turquía, Cuba y Unión Europea, y la tasa de corte es siempre la militancia partidaria, es decir la clásica puja entre radicales y peronistas.

Pero el revuelo más grande ocurre en el propio edificio de la Cancillería porque los funcionarios de carrera (y también de media carrera y de paseo) se han enterado de que Héctor Timerman prepara un decreto con ascensos y traslados de diplomáticos que ya tiene acuerdo del Senado, y cuyo destino puede resolverse con un decreto presidencial. Cristina de Kirchner ha pedido que le preparen la lista de quienes van a recibir esos destinos, y la puja por entrar en él es despiadada. Tanto que circulan listas ficticias destinadas -como las boletas truchas- a provocar a que los beneficiados y heridos muestren el juego, una especie de PASO destinada en este caso a que se revelen las intenciones ocultas de cada cual. Por cierto que los profesionales que tienen cargos en la cúpula del ministerio figuran en esas listas porque ya saben el dictamen que hizo circular Timerman en la casa: "El que sale en los diarios se cae", de ahí la discreción con la cual se manejan esos listados que conmueven la hojarasca sin que la mayoría sepa quiénes serán incluidos en ese decreto que la Presidente firmará después de las elecciones, sabiendo quién será el sucesor.

El primero que se dio de baja de cualquier destino diplomático futuro fue el propio Timerman, al saber que alguna fabricación de prensa lo exhibía como postulante a la embajada en Francia. El canciller viaja cuando puede a esa ciudad porque tiene allí una hija y un nieto, y es posible que, retirado del cargo, planee algún asentamiento más firme en la ciudad luz. Pero no quiere saber nada -ha dicho a quienes hablan con él- con alguna tarea política después del 10 de diciembre. No la tuvo antes de ser cónsul en Nueva York en 2004 y, aunque su querencia en el extranjero ha sido Nueva York, donde vivió muchos años, puede virar hacia Francia.

El trajín de este decreto y otras costuras propias de un final de gestión no distraen al canciller de sus afanes deportivos -se lo exigen los médicos- pero sí de las lecturas. Es un lector voraz -su biblioteca de e books llega al millar de títulos- pero se enteró por terceros de la extensa mención que hizo el legendario Orson Welles de su padre, y que recogió en un libro memorialístico el director Henry Jaglom, quien almorzó con el autor de "Citizen Kane", y que acaba de publicar con el título de "Mis almuerzos con Orson Welles" ("My Lunches with Orson", que ha traducido la casa Tusquets). Welles relata en ese diálogo que conoció a Jacobo Timerman en una cena de recaudación de fondos para El Salvador, que había organizado en su casa el actor Michel Douglas. Héctor Timerman, al enterarse de esa mención, dijo "Nunca me contó nada, quizás Welles no lo impresionó mucho". Pero el director sí había quedado impresionado por el periodista argentino.

Welles lo refiere a propósito de un actor menor como Ed Asner. "Pasé una noche muy interesante con él. Fue anteanoche en la casa de Michael Douglas -era para juntar fondos para El Salvador-. Timerman escribió un libro en el que critica la invasión de Israel al Líbano y dice que por eso no se pudo quedar en Israel. Dijo: "Me escupían por las calles, pero si uno va a tomar conciencia de algo, tiene que estar dispuesto a soportar el sufrimiento. Se crio y creció en la Argentina, donde terminó preso, torturado, picaneado por hablar contra los militares durante la Guerra Sucia. Ahora es un hombre sin patria. Le pregunté "¿Dónde va a vivir?". Respondió: "Voy a esperar a ver qué pasa en la Argentina. Quiero estar seguro de que esos criminales van a ser juzgados". En la casa de Michael se quejaba de la actitud de la comunidad judía por apoyar las políticas reaccionarias de Reagan en Centroamérica. Y eso que ocurrió en una casa en la que había varios judíos progresistas".

Ignacio Zuleta

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