El motivo que llevó al BCRA a dejar de intervenir en este mercado es muy concreto: que aquellas empresas o individuos que busquen cubrirse con la compra de divisas lo hagan en el mercado contado, es decir adquiriendo las divisas en forma inmediata y no a través de operaciones a futuro. Esta modalidad se había extendido aceleradamente en los últimos años.
Incluso al asumir en febrero, en medio de la crisis por el uso de las reservas, Mercedes Marcó del Pont optó por no sacrificar reservas y, en cambio, vendió grandes cantidades de dólares a futuro. Como resultado, el stock de estos contratos llegó a superar en aquel momento los u$s 5.000 millones. También fue un instrumento muy utilizado por Martín Redrado cuando presidía el Central para hacer frente a la fuga de capitales, sobre todo en 2008 y 2009.
Aunque no hay cifras oficiales divulgadas, el nivel de contratos que tiene ahora como contraparte al Central se encuentra en cifras muy exiguas y en una fuerte reducción mes a mes.
En el BCRA esperan que esto sirva como paliativo a uno de los principales problemas que enfrenta la autoridad monetaria hace varios meses: una gran expansión de pesos especialmente derivada de la compra de dólares. Cada vez que el Central adquiere divisas en el mercado cambiario, lo hace a través de la impresión de pesos.
El objetivo, por lo tanto, es que el sector privado (tanto empresas como individuos) colabore también en la compra de divisas y se achique así la oferta excedente del mercado de cambios. Como se espera que por lo menos en los próximos tres meses continúe la liquidación de divisas por parte del sector sojero, el trabajo de la autoridad monetaria seguirá siendo intenso. En varias oportunidades, Marcó del Pont dejó claro que la intervención es necesaria para evitar una disminución del tipo de cambio nominal.
El cumplimiento del Programa Monetario para este tercer trimestre de 2010 luce muy complicado para el BCRA. El límite superior que debe respetarse para el M2 (dinero circulante más cuentas corrientes y cajas de ahorro) es de $ 214.409 millones. Sin embargo, promediando agosto, el nivel ya supera los $ 217.000 millones. La Base Monetaria ya crece a un ritmo de un 25,8% en términos interanuales, mientras que la circulación monetaria en poder del público ya lo hace al 27,8%.
El panorama luce complejo porque las presiones monetarias son muy fuertes, por tres motivos principales:
El gran problema es que, del otro lado, los mecanismos de absorción de pesos están limitados. Hoy el BCRA apuesta casi toda su artillería a la emisión de Lebac y Nobac, cuyo stock casi se duplicó en los últimos doce meses. Pero con la decisión de no subir las tasas para evitar cualquier enfriamiento de la economía, esa tarea de absorción también se vuelve más pesada.
La otra posibilidad que se barajó, que es la suba de encajes para los depósitos a la vista, fue descartada antes de ser discutida por el directorio. Tanto desde Cristina de Kirchner como desde los bancos salieron a criticar la medida por distintos motivos. En el primer caso, porque se corría el peligro de un enfriamiento económico al disminuir bruscamente la cantidad de dinero en circulación y en el caso de las entidades, porque obviamente quitaba recursos a los que hoy pueden acceder muy barato para la intermediación financiera.
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