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Paradójico: se refugia el mundo en el país de la crisis
La economía de Estados Unidos presenta un menú de variables en el que todas harían tender hacia una depreciación del dólar. Los últimos datos difundidos así lo demuestran: el viernes se conoció que el PBI norteamericano sufrió en el último trimestre de 2008 su peor contracción desde principios de 1982, con una caída del 6,2%.
Un día antes, el presidente Barack Obama había presentado el presupuesto, que prevé para este año un gigantesco déficit de u$s 1,75 billón, monto que representa un 12,3% del PBI. Este rojo se suma al que ostenta también la balanza comercial, que para fines de 2008 se situó en u$s 39.929 millones.
Y como si fuera poco, la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal se encuentra en sus mínimos históricos, en el 0%, otro factor que podría hacer reducir el precio de la moneda norteamericana.
Sin embargo, en los últimos meses el dólar se viene apreciando respecto del euro. «Es el menor de los males. No hay otros competidores»; así de sencillo lo resumió el ex economista jefe del BID Guillermo Calvo. Según explicó, la zona del euro lo único que tiene es política monetaria para administrar la tasa de interés, pero no posee coordinación fiscal ni de los bancos, por lo que el euro no aparece como una alternativa real. Además, indicó que «el tipo de cambio es uno de los temas que los economistas menos sabemos. Existen varias teorías, pero no son tan buenas en lo empírico. Hay factores extraeconómicos que lo afectan».
En ese sentido, para el economista Fernando Marengo, de Arriazu y Asociados, «lo que está atrás de todo es la confianza. Cuando la crisis se volvió sistémica, en la economía que más se confió es en la norteamericana».
Marengo recordó que al principio de la crisis, cuando se multiplicó la falta de pago de las hipotecas «subprime», muchos pensaban que el déficit de Estados Unidos era insostenible, por lo que se empezaron a volcar al euro y a las materias primas (lo que luego provocaría la burbuja que llevó a la soja a su precio máximo de u$s 600 la tonelada a mediados de 2008).
Pero después, cuando la crisis se expandió al sistema financiero (con la quiebra de Lehman Brothers), el dólar vuelve a aparecer como el activo de mayor confianza. «Hubo distintos momentos en la relación del euro con el dólar: a veces jugó el diferencial de tasas de interés y en otras, la incertidumbre, pero lo que esta crisis dejó en limpio hasta ahora es que se sigue prefiriendo la moneda norteamericana», sintetizó.
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