"Las exportaciones representan casi el 50% del producto de México", dijo el economista Luis de la Calle, quien durante su gestión como ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Washington tuvo una participación activa en el diseño, promoción y aplicación del NAFTA.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, las exportaciones pasaron de 51.886 millones de dólares en 1993, el año previo a la entrada en vigor del pacto comercial, a 370.705 millones el año pasado, un aumento del 614%.
Alrededor del 80% de las exportaciones de México va hacia Estados Unidos, su principal socio en el convenio, con un incremento del 571%, al pasar de 42.912 millones de dólares a 287.844 millones en el mismo lapso. Por su parte, las importaciones de mercancías estadounidenses totalizaron 185.110 millones de dólares el año pasado, lo que significó un superávit de 102.734 millones en favor de México.
A Canadá, el otro participante del bloque norteamericano, México vendió bienes por 10.938 millones de dólares en 2012, lo que representa un aumento de casi el 600% respecto de los 1.563 millones de 1993. Frente a las importaciones por 9.890 millones de dólares, la balanza comercial con Canadá fue de 1.048 millones favorable a México el año pasado.
De la Calle señaló que este desempeño del comercio exterior fue especialmente provechoso para los estados mexicanos con economías orientadas a la exportación, algunos de los cuales han tenido "tasas de crecimiento prácticamente asiáticas".
Un análisis de la institución financiera Banamex señaló que de los 32 estados, 19 registraron un crecimiento económico igual o superior al nacional en 2011, que fue del 3,9%.
No obstante, el auge exportador no hizo mella en los índices de pobreza de México. Un diagnóstico del Banco Mundial divulgado en octubre pasado indica que el 52,3% de los mexicanos vive en situación de pobreza moderada, frente al 53,1% de 1992.
A su vez, la pobreza extrema en el país pasó del 21,4% al 19,7% en ese período, una cifra que se dispara en estados como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, que registran tasas del 32,2%, el 31,7% y el 23,2%, respectivamente.
Algunos analistas achacan estas disparidades al diferente grado de integración de las economías locales al comercio global, en gran medida a raíz del NAFTA, y culpan también al convenio de que muchas pequeñas granjas y fábricas mexicanas hayan sido arrasadas por una ola de importaciones baratas procedentes de EE.UU.
El propio secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, reconoce que el convenio "no ha sido capaz de derramar todos sus beneficios de forma pareja" y por ello defiende su modernización para lograr una integración productiva que arroje beneficios a la sociedad y mejore la competitividad de la región. En su opinión, ello significa mejorar las logísticas de transporte, facilitar los cruces fronterizos, disminuir costos de transacción en el intercambio de mercancías y homologar normas en los sectores productivos.
De la Calle también admite que el tratado comercial se quedó corto en algunos campos, y sugiere hacer acuerdos complementarios en las áreas de transporte, servicios de salud y educación.
Agencia EFE |
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