11 de marzo 2010 - 00:00

Perturbador ensayo sobre la locura

Un convincente Leonardo DiCaprio, Ben Kingsley, como siempre eficaz como villano, y Mark Ruffalo, en uno de los films más fuertes de Martin Scorsese, que sorprende con un estilo experimental.
Un convincente Leonardo DiCaprio, Ben Kingsley, como siempre eficaz como villano, y Mark Ruffalo, en uno de los films más fuertes de Martin Scorsese, que sorprende con un estilo experimental.
«La isla siniestra» (Shutter Island, EE.UU., 2010, habl. en inglés). Dir.: M. Scorsese. Int.: L. DiCaprio, M. Ruffalo, B. Kingsley, M. Williams, P. Clarkson, M. von Sydow, T. Levine.

La historia de un policía investigando la fuga de una psicópata peligrosa de un terrorífico manicomio ubicado en la siniestra isla del título es la excusa perfecta para que Martin Scorsese se deje llevar por su lado más oscuro. Desde su remake de «Cabo de miedo» y su extraño drama hospitalario «Vidas al límite» (Bringing up the dead), Scorsese no aplicaba su talento a imágenes y climas tan llenos de malas vibraciones, y el resultado es un original, brillante y sumamente opresivo ejercicio de paranoia que parece diseñado para poner a prueba los nervios del espectador.

La ambientación de la historia a mediados de la década de 1950 ayuda a que el director ensaye varios homenajes al cine clásico, empezando por el film noir, los thrillers de misterio clase B, el horror psicológico de Val Lewton, films de culto de Sam Fuller (de «Shock Corridor» en adelante) y hasta el kafkiano Orson Welles de «El Proceso».

Lo interesante es cómo Scorsese utiliza éstas y otras referencias cinéfilas como recurso para que el público pueda entrar en el tortuoso y angustiante universo que muestra desde el punto de vista progresivamente máas confuso y alucinado del protagonista. DiCaprio ofrece una actuación excelente como el policía cuyas traumáticas experiencias en la guerra (incluyendo la liberación de un campo de concentración nazi), más una terrible tragedia personal eclosionan de la peor manera al tener que enfrentar los horrores de la locura y las extrañas y más que sospechosas técnicas del ominoso director del manicomio (Ben Kingsley resulta especialmente eficaz cuando interpreta este tipo de villanos). Pronto el policía deambula intentando escapar de la isla, aislada por una tempestad, vestido con el uniforme de los reclusos, por alguna razón.

La gran cualidad de esta pesadilla de Scorsese es el pulso narrativo con el que mantiene la coherencia del relato y obliga al espectador a estar atento a cada diálogo y cada situación, por más desquiciada que parezca, ya que cada escena puede incluir una inesperada vuelta de tuerca argumental. Scorsese es un experto en films realistas y, estilísticamente, una película como ésta es en parte un experimento, lo que provoca imágenes de una potencia memorable y tambien algunos momentos alucinatorios que escapan al rango habitual del director (con ecos de David Lynch o incluso Ken Russell que no tienen mucho que ver con el homenaje al cine clásico del principio del film).

Por otro lado, esta experimentación es lo que convierte a «La isla siniestra» en una película singular dentro de la carrera del director de «Taxi Driver». Tambien es uno de sus films más fuertes y perturbadores, no sólo por las imágenes sino, sobre todo, por el clima opresivo y angusitante que lo recorre de principio a fin.

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