14 de julio 2010 - 00:00

Preocupante sucesión de atentados en Río Negro

El artefacto explotó ayer a la madrugada en el frente de la Escuela de Policía de Cipolletti.
El artefacto explotó ayer a la madrugada en el frente de la Escuela de Policía de Cipolletti.
Río Negro (de nuestra agencia) - Un nuevo atentado -el cuarto que afecta a la zona, en menos de un año- fue cometido ayer a la madrugada en esta ciudad, arrojando el lamentable saldo de un trabajador municipal muerto dedicado a tareas de limpieza de la ciudad. El explosivo es de fabricación casera, pero fue armado «por expertos», según fuentes de la Policía provincial y se suma a los detonados en las oficinas de LAN Chile, Obra Social de Federación Sindical del Petróleo y Gas Privado, y en la casa del administrador del ISSN (Obra Social) del Gobierno neuquino, Marcelo Berenguer, aunque en este último caso se habría utilizado G4, un explosivo plástico de fabricación militar de uso en la explotación minera o petrolera de la zona. La Policía desactivó otro explosivo colocado en oficinas de Telefónica y se desechó por falsa una amenaza de bomba en un barrio de Cipolletti, pero fue alertado a la Policía neuquina. Anoche, la investigación se orientaba hacia un presunto grupo terrorista que estaría actuando en la zona.

Sin embargo, hasta el momento, ni las policías locales ni los organismos federales -Gendarmería, Prefectura o SIDE- que actúan en la zona han dejado trascender el origen y el alcance de estos ataques que comprometen seriamente la tranquilidad pública, aunque se puede prever que se contaría con una mínima estructura de organización en la planificación de los atentados y en la logística. Lo que se desprende es que los atentados son cometidos después de situaciones conflictivas que atravesaron los blancos elegidos. En este último caso, se produjo después de los trágicos hechos de San Carlos de Bariloche, donde la Policía provincial está sujeta a una investigación judicial por presunto «gatillo fácil» durante refriegas que se produjeron por la muerte de un menor a manos de un cabo de esa fuerza de seguridad que culminaron con el fallecimiento por heridas de balas de otros dos jóvenes.

Tanto el gobernador Miguel Saiz como el intendente de Cipolletti, Alberto Wereltinek, condenaron el atentado. El mandatario comprometió «todo lo que está al alcance del Poder Ejecutivo para encontrar a los autores de este tan aberrante hecho» y acusó que no se trataba de «un accionar al azar, sino de un operativo cuidadosamente montado, con un fin específico y realizado seguramente por algún experto.

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