16 de febrero 2009 - 01:33

Presiona el Gobierno al campo para que liquide más divisas

Presiona el Gobierno al campo para que liquide más divisas
Néstor Kirchner ya interviene de manera directa en la organización del potencial diálogo con el campo. Desde Olivos ya dio instrucciones a los negociadores oficiales que le responden directamente (los ministros de Planificación, Julio De Vido, y de Interior, Florencio Randazzo), de que hay dos condiciones fundamentales para que avance el diálogo. La primera es un gesto directo de parte de los exportadores agrícolas para que liquiden los u$s 3.000 millones en mercadería que, según los cálculos del ex presidente, se mantienen en stock sin vender. La segunda es que intervenga directamente el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, como hombre fundamental para llegar a cualquier acuerdo.
El ex presidente expresó este fin de semana que ambas condiciones, fundamentalmente la primera, mostrarían que realmente hay buena voluntad de parte del campo para avanzar en el diálogo. Igualmente, el ex presidente les dejó claro a los dos ministros que desde el Ejecutivo hay un umbral de discusión que no se está dispuesto a atender: las retenciones a las exportaciones de soja son inamovibles, sea cual sea el panorama y el avance de las discusiones con el campo. «Nuestra buena fe estará demostrada en la voluntad de explicarles pacientemente a los representantes del agro, por qué no podemos reducir las retenciones. Hablaremos de nuestra política para el sector, de la redistribución del ingreso y, si es necesario, sobre los datos fiscales que nos impiden pensar en una baja en las retenciones. Pero hasta allí llegaremos», reflexionaba este fin de semana ante este diario uno de los funcionarios que estará presente en la mesa de negociaciones con el campo, si es que se concreta.
La polémica de los u$s 3.000 millones comenzó cuando a mediados de diciembre de 2008, Néstor Kirchner recibió de Olivos, desde la Secretaría de Hacienda de Juan Carlos Pezoa, los datos sobre la evolución de la recaudación de las últimas semanas del año pasado, donde se mostraba la caída abrupta de los ingresos por retenciones. A esa altura, la baja ya se estacionaba en los $ 1.000 millones mensuales. La interpretación kirchnerista rechazó todas las versiones sobre la caída de los precios internacionales de la soja y sus primeros efectos, y se concentró en investigar a los exportadores sojeros. Rápidamente consiguió datos sobre la posible existencia de grandes cantidades de la oleaginosa en silos y depósitos de todo el país, las que podrían llegar a superar esa cifra, según reconoció públicamente el entrerriano Alfredo de Angeli. El resto fue la interpretación exclusiva del ex presidente. Según Kirchner, el campo presionaba al Gobierno con esta posición, buscando, en el mejor de los casos, una rebaja en las retenciones, o, en el peor, desestabilizar a Cristina Fernández de Kirchner. Por esto, el ex presidente considera que la liquidación de estas operaciones es condición indispensable para reanudar el diálogo entre el Gobierno y el campo. Más si se tiene en cuenta que, según los cálculos de Olivos, esos u$s 3.000 millones generarían entre 800 y 1.000 millones de pesos de ingresos no coparticipables para el Gobierno en plena era electoral.
Los volúmenes del mercado cambiario muestran una notable reducción, producto de la caída en la liquidación de divisas de los exportadores de cereales y oleaginosas. Sobre la inclusión de Guillermo Moreno entre el cuerpo de negociadores, lo que Kirchner quiere evitar es que las conversaciones avancen con funcionarios como el jefe de Gabinete, Sergio Massa, y la ministra de Producción, Débora Giorgi, dos personas sobre las que su influencia no es todo lo directa que quisiera. Por esto, el ex presidente considera que la intervención morenista es clave para mantenerse informado sobre lo que se diga en la mesa de discusiones e influir directamente y sin intermediaciones molestas cuando lo considere necesario. El problema es que los recuerdos sobre las intervenciones del secretario de Comercio Interior durante la crisis del campo de 2008 no son los mejores para la Mesa de Enlace y gran parte del Gobierno. Se recuerdan jornadas legendarias donde Moreno se dedicaba a demoler, por orden directa, cada uno de los avances que se lograban en las conversaciones en la Casa de Gobierno, especialmente las que acordaba el ex ministro de Economía Martín Lousteau.

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