Reelecto, apunta Abe a revertir el pacifismo de Japón
Tokio - El conservador primer ministro japonés, Shinzo Abe, consiguió ayer revalidar por tercera vez en cinco años su mandato con una holgada mayoría, que abre la puerta a una polémica reforma de la pacifista Constitución de Japón.
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En unos comicios anticipados marcados por el paso de un poderoso tifón y una baja participación, el Partido Liberal Democrático (PLD) de Abe ganó al menos 264 de los 465 asientos de la Cámara baja del Parlamento, con lo que se aseguró la mayoría absoluta a pesar de haber perddido apoyos.
La coalición gobernante formada por el PLD y el budista Komeito, suman al menos 292 escaños, con lo que podrían estar muy cerca de repetir la mayoría de dos tercios que obtuvieron en las anteriores elecciones de diciembre de 2014, según datos de la cadena estatal NHK.
Estos resultados, que encaminan a Abe a convertirse en el primer ministro más duradero de la historia de Japón, abren además la puerta a una prometida y polémica reforma de la Constitución.
El primer ministro, de 63 años, hizo la promesa de enmendar por primera vez la carta magna de 1947 para dar un reconocimiento hasta ahora inexistente en el texto al Ejército, al que se denomina Fuerzas de Autodefensa, y así potenciar las capacidades militares del país a nivel internacional.
Para sacar adelante esa reforma histórica, que cuenta con un fuerte rechazo de países vecinos como China y Corea del Sur, que la considerarla una vuelta al militarismo de Japón, se necesitan dos tercios del Parlamento y su ratificación a través de un referéndum.
"Para llevar a cabo la reforma de la Constitución se necesita liderazgo, pero al mismo tiempo la compresión del pueblo japonés. Haré todo lo posible para lograr el mayor apoyo durante esta legislatura, trabajando con el resto de los partidos", aseguró ayer Abe tras proclamar su victoria.
El primer ministro podrá seguir además con su ambicioso programa económico, puesto en marcha en 2012 y conocido como "Abenomics", que busca a través de estímulos, reformas e inversión pública sacar al país de su deflación crónica.
El primer ministro convocó estos comicios anticipados a finales de septiembre, un año antes de lo previsto, para aprovechar la debilidad de la oposición y el repunte en su desgastada popularidad gracias la crisis de Corea del Norte.
La decisión desencadenó un terremoto en el panorama político con la desaparición de la principal fuerza de la oposición, el Partido Democrático (PD), que gobernó de 2009 a 2012, y que estaba sumido en una batalla interna tras desastrosos resultados electorales.
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