24 de agosto 2015 - 00:00

Regresó Lila Downs con un contundente recital

Lila Downs: un show coherente en su diversidad, excelentemente realizado y comprometido en sus textos .
Lila Downs: un show coherente en su diversidad, excelentemente realizado y comprometido en sus textos .
Presentación de "Balas y chocolate". Actuación de Lila Downs (voz). Con Paul Cohen (saxo tenor), Jerzain Vargas (trompeta), Leo Soqui (acordeón, jarana), Giovanni Buzzurro (bajo), Ángel Chacón (guitarras), Patyu Piñón (percusión) y Luis Herta (batería). (Teatro Gran Rex, 21 y 22 de agosto; repite el 11 de marzo de 2016.)

Volvió Lila Downs a la Argentina y lo hizo con un disco que sube unos cuantos peldaños respecto de sus otras obras recientes. Contundente, redondo, coherente en su diversidad, excelentemente realizado, comprometido en sus textos sin caer en los panfletos, divertido. Así es este "Balas y chocolate" que sirvió de excusa y de eje para su reciente gira por Rosario, Córdoba y Mendoza, que acaba de cerrar por aquí con dos Gran Rex colmados en Buenos Aires.

Punto uno: las canciones. La mayoría de las del álbum, que constituyeron el núcleo principal de los conciertos, son de autoría de la propia Lila con su esposo, el saxofonista y miembro de su banda Paul Cohen. En ellas conviven la ranchera y otras expresiones tradicionales de México (la patria natal y la actual vivienda de Downs) con el son cubano, el bolero, los aires balcánicos, el rap, la milonga, la habanera, lo andino y la balada pop, las letras divertidas y las dramáticas, las músicas para el baile y los textos de alto compromiso social. Sin prejuicios. Sin limitaciones. Mirando con afecto y con recelo a la vez tanto a los "puristas de la cultura por sobre todo" como a los mercantilistas acérrimos.

Punto dos: la puesta. A las canciones de propia cosecha se sumaron algunos clásicos como "Cucurrucucú o "La farsante". Y todo fue subido a escena en perfecta sintonía. Con una escenografía florida, pero sencilla. Con algunas imágenes que sirven apenas como comentario a las distintas piezas. Con una Lila vestida a su llamativo estilo. Y con un grupo de músicos que sólo tienen la intención de hacer lucir a la cantante.

Punto tres: las interpretaciones. Lila es dueña de una enorme seducción que le sobra para estar, inclusive, por sobre las canciones. Convoca a la atención. Exhibe su expresividad mexicana en los agudos aflautados y alargados. Se divierte. Comparte el show con sus compañeros, a los que llama "mi familia". Permite un pequeño protagonismo especial, en un duelo musical, a su trompetista Jerzain Vargas y a su acordeonista Leo Soqui. Y está siempre rodeada de un septeto de alto nivel, tanto solista como grupal.

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