9 de mayo 2014 - 00:00

Resignada, CGT-Caló acota sus reclamos y mira a candidatos

Antonio Caló, preocupado por la crisis en la industria automotriz, puso la mira en las asignaciones familiares por encima de Ganancias.
Antonio Caló, preocupado por la crisis en la industria automotriz, puso la mira en las asignaciones familiares por encima de Ganancias.
La jornada de reflexión de la CGT oficialista encontró ayer a la mayoría de sus referentes en otros quehaceres, en sus casas o fuera de la Argentina. Las ausencias en el cónclave realizado en un predio del sindicato de taxistas dejaron más conclusiones que el propio encuentro: los dirigentes están resignados a una interlocución mínima con el Gobierno y buena parte de ellos mira hacia 2015. Por eso, la central se limitó a reiterar su pliego de reclamos y avisó que llamará a presidenciables del peronismo para escucharlos.

Las prioridades las marcó Antonio Caló, jefe de la CGT afín al Ejecutivo. Juzgó "más importante" para los gremios un aumento en las asignaciones familiares, que impactan en "cuatro o cinco millones de chicos", que una modificación en Ganancias, prevista para después de la ronda de paritarias. En el salario familiar pidió una suba similar a las pactadas en negociaciones salariales, del orden del 30 por ciento.

Durante el debate, que se extendió por seis horas, los gremialistas conversaron sobre posibles reformas legislativas. Y se analizó un programa de la CGT "para presentarles a los candidatos" del PJ en próximos encuentros, dijo Oscar Romero, número dos del gremio de los mecánicos (SMATA) y diputado oficialista. Entre los postulantes se mencionó a Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Sergio Urribarri y Julián Domínguez, pero no a Sergio Massa o José de la Sota.

Aunque los presentes ratificaron su apoyo al Gobierno, Caló avisó que pedirá una reunión con Cristina de Kirchner para exponerle, otra vez, su listado de demandas, con las asignaciones familiares al tope. A su lado, en la mesa principal, se encontraban el dueño de casa, Omar Viviani, y dirigentes de menor peso en la interna, como Jorge Lobais (textiles), Marcos Castro (capitanes de barco), Norberto Di Próspero (personal legislativo) y Sergio Romero (docentes).

En cambio, se ausentó casi toda la "mesa chica": no estuvieron los "gordos" Armando Cavalieri (Comercio), Carlos West Ocampo ni Héctor Daer (Sanidad), ni los "independientes" Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). Tampoco aportaron los disidentes Roberto Fernández (colectiveros, UTA) ni Omar Maturano (maquinistas, La Fraternidad), asociados hace meses a Hugo Moyano.

El malestar es creciente y comenzó el año pasado, con la indiferencia de Cristina de Kirchner. Llegó a su pico máximo cuando el Gobierno publicó una resolución que consagraba una cogestión estatal de las obras sociales, que dos semanas después debió ser enmendada por la reacción airada del gremialismo tradicional. Otro hito fue una solicitada de la central por el Día del Trabajador, cuya circulación interna arrancó crítica hacia el Ejecutivo, pero que una vez publicada se limitó a un halago a las políticas oficiales.

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